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Juan 9:39 - Biblia Lenguaje Básico

39 Luego Jesús dijo: —Yo he venido a este mundo para juzgar a todos, para dar vista a los ciegos y quitársela a los que ahora creen ver bien.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

39 Dijo Jesús: Para juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

39 Entonces Jesús le dijo: —Yo entré en este mundo para hacer juicio, para dar vista a los ciegos y para demostrarles a los que creen que ven, que, en realidad, son ciegos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

39 Jesús añadió: 'He venido a este mundo para llevar a cabo un juicio: los que no ven, verán, y los que ven, se volverán ciegos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

39 Jesús dijo: Para juicio he venido a este mundo, a fin de que los que no ven, vean; y los que ven, sean cegados.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

39 Jesús dijo: 'Yo he venido a este mundo para que se cumpla una decisión: para que los que no ven, vean; y los que ven, se queden ciegos'.

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Juan 9:39
34 Referans Kwoze  

Dios ha hecho caer en un sueño profundo a vuestros profetas y videntes que ni ven ni piensan nada.


Esa gente no entiende nada. Están tan confundidos y cegados que no pueden comprender nada.


Entonces Dios me dijo: —Vete y dile a este pueblo: «Por más que oigáis, no vais a entender; por más que miréis, no vais a comprender».


—Tú, Ezequiel, hombre mortal, vives entre gente tan rebelde, que hasta cierra los ojos y se tapa los oídos para no ver ni oír. Por eso quiero que salgas de tu casa a plena luz del día, cuando todos puedan verte, y finjas caminar como si te llevaran preso a otro país. No lleves contigo más de lo que puedas cargar; llévate solamente lo que se llevaría un prisionero. Esta gente es muy rebelde, pero espero que entienda el mensaje. Por la tarde, haz un hueco en la muralla y pasa por ahí con tu equipaje, como para iniciar tu viaje al país donde quedarás prisionero. Y por la noche, échate al hombro lo que lleves en la mano y ponte en marcha. Tápate la cara para no ver el país. De este modo le darás una lección al pueblo de Israel.


Los ciegos ven, los cojos caminan bien; los leprosos quedan sanos y los sordos oyen; los muertos recobran la vida y a los pobres se les anuncia la buena noticia.


No hagáis caso de los fariseos: son como el ciego que guía a otro ciego, y si un ciego guía a otro, los dos terminan cayendo en un hoyo.


pero si están enfermos, todo nos resultará oscuro. Por tanto, si lo que tenía que ser luminoso, resulta que es oscuro, viviremos en completa oscuridad.


Él salvará a los que viven en peligro de muerte. Será como una luz que alumbra en la oscuridad y dirigirá nuestros pasos por caminos de paz.


Allí, los que ahora son los menos importantes, serán los más importantes. Y los que ahora son muy importantes, entonces lo serán menos.


Simeón los bendijo, y dijo a María, su madre: —Dios ha enviado a este niño para que muchos en Israel se salven y otros se condenen. Él será también una señal que muchos rechazarán,


El Espíritu de Dios está sobre mí, porque me ha elegido para dar buenas noticias a los pobres. Dios me ha enviado a anunciar libertad a los prisioneros, a devolver la vista a los ciegos, a rescatar a los que son maltratados


En ese momento, Jesús curó a muchos que estaban enfermos y que sufrían mucho. También sanó a los que tenían espíritus malos, y a muchos ciegos les devolvió la vista.


Ahora es cuando la gente de este mundo va a ser juzgada; y el que manda en este mundo, que es el diablo, será echado fuera.


Yo soy la luz que ha venido para iluminar este mundo. El que cree en mí no vivirá en la oscuridad.


Porque Dios no me envió al mundo para condenarlo sino para salvarlo.


Y este es el juicio de Dios: yo he venido al mundo, y soy la luz que brilla en la oscuridad, pero como la gente hacía lo malo prefirió la oscuridad a la luz.


Jesús volvió a hablar a la gente diciendo: —Yo soy la luz que alumbra a todos los que viven en este mundo. Seguidme y no caminaréis en la oscuridad, pues tendréis la luz que os da vida.


Vosotros juzgáis como los demás, yo, en cambio, no juzgo a nadie.


Él les contestó: —Yo no sé si es pecador. ¡Lo que sí sé es que antes yo era ciego, y ahora veo!


Quiero que les hagas ver que deben pasar de las tinieblas a la luz, y también que deben renunciar a Satanás y convertirse a Dios, para que crean en mí y así reciban el perdón de los pecados y la herencia que corresponde a los que forman parte de mi pueblo».


Por eso alguien ha dicho: «¡Despiértate, tú que duermes! Levántate de entre los muertos y Cristo te alumbrará».


Pero vosotros «sois miembros escogidos de la familia de Dios, sois sacerdotes y reyes, sois su pueblo. Para que anunciarais su grandeza», Dios mismo os sacó de la oscuridad del pecado y os hizo entrar en su luz maravillosa.


Pero el que odia a su hermano, vive en la oscuridad y no sabe a dónde va, porque la oscuridad lo ha dejado ciego.


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