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Juan 4:14 - Biblia Lenguaje Básico

14 pero el que beba del agua que yo doy nunca más tendrá sed. Porque esa agua es como un manantial del que brota vida eterna.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

14 mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 pero todos los que beban del agua que yo doy no tendrán sed jamás. Esa agua se convierte en un manantial que brota con frescura dentro de ellos y les da vida eterna.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 pero el que beba del agua que yo le daré nunca volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en un chorro que salta hasta la vida eterna.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 pero el que beba del agua que Yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que Yo le daré se hará en él una fuente de agua que brota para vida eterna.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 pero el que beba del agua que yo le daré, ya no tendrá sed jamás, pues el agua que yo le daré se convertirá, dentro de él, en manantial de agua que brote para vida eterna'.

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Juan 4:14
32 Referans Kwoze  

No pasaréis hambre ni sed, ni os molestará el sol ni el calor, porque yo os amo y os guío, y os llevaré a fuentes de agua.


Todos los que tenéis sed venid a beber agua; aunque no tengáis dinero, venid y llevad trigo, vino y leche sin tener que pagar nada.


Yo los guiaré constantemente, les daré agua en medio del desierto, daré fuerzas a su cuerpo, y serán como un jardín bien regado, como un manantial inagotable.


Vosotros, pueblo mío, habéis cometido dos pecados: me abandonasteis a mí, que soy una fuente de agua viva, y os hicisteis vuestros propios estanques, que no retienen el agua. Yo era vuestro guía, pero vosotros me rechazasteis. ¿Qué ganáis, israelitas, con confiar en el poder de Egipto o en el poder de Asiria? ¡Vosotros sois libres y no habéis nacido esclavos! ¿Por qué ahora os dejáis tratar así? Los soldados de Menfis y Tafnes han acabado con vuestros gobernantes. Lanzan rugidos, como leones, y destruyen el país; han quemado las ciudades y ya nadie vive en ellas.


A los que tengan hambre les daré de comer y a los que tengan sed les daré de beber.


Desde Engadí hasta Egláin, y por dondequiera que pasen estas aguas, habrá muchísimos peces, tantos y de tantas clases como en el mar Mediterráneo, por lo que sus orillas se llenarán de pescadores. Todo lo que se mueva en esas aguas vivirá, porque se habrán convertido en agua dulce.


Todo el que toque el cadáver de alguno de estos animales, quedará impuro. Solo seguirán siendo puros el pozo o el manantial de donde se saca el agua.


Esta gente malvada recibirá un castigo eterno, pero los que cumplen la voluntad de Dios recibirán la vida eterna.


Felices los que desean que se cumpla la voluntad de Dios porque él atenderá su deseo.


Cuando el ladrón llega, se dedica a robar, matar y destruir. Yo he venido para que todos tengáis vida, y para que esa vida sea abundante.


Todo el que vive creyendo en mí, no morirá para siempre. ¿Puedes creer esto?


Jesús le respondió: —Si conocieras lo que Dios quiere darte y supieras quién soy yo, el que te pide de beber, tú me pedirías agua a mí, y yo te daría el agua que da vida.


La mujer le dijo: —Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua de este pozo profundo. ¿Cómo vas a darme agua viva?


Jesús le contestó: —Cualquiera que bebe del agua de este pozo volverá a tener sed,


y Dios dará su salario a los que siegan y recogen la cosecha para la vida eterna. Así, el que sembró el campo y los que recogen la cosecha se alegrarán juntos.


Deberíais preocuparos no tanto por la comida que se acaba, sino por la que dura y da vida eterna. Esa es la comida que yo, el Hijo del hombre, os daré, porque Dios que es mi Padre os ha mostrado que yo tengo autoridad.


Jesús les dijo: —Yo soy ese pan que da vida. El que viene a mí no volverá a tener hambre; el que cree en mí, no volverá a tener sed.


Yo soy el pan que ha bajado del cielo, y el que crea en mí tendrá vida eterna. Yo no soy como el pan que comieron vuestros antepasados, que después de comerlo murieron.


El último día de la fiesta de las Enramadas era el más importante. Ese día, Jesús se puso en pie y proclamó con voz potente: —El que tenga sed, que venga a mí y beba.


Y si el pecado trajo el reinado de la muerte, la gracia de Dios ha traído el reinado de la vida. Por eso Dios nos ha declarado inocentes, y nos ha dado vida eterna por medio de nuestro Señor Jesucristo.


Quien solo vive para pecar, recibirá como castigo la muerte. Pero Dios nos regala la vida eterna por medio de Cristo Jesús, nuestro Señor.


y, para mostrar que somos suyos, nos puso una marca: la marca de su Espíritu Santo.


No hagáis que se ponga triste el Espíritu Santo de Dios, que es como un sello de identidad que Dios puso en vosotros, para reconoceros cuando llegue el día de la liberación.


Ahora obedecéis el verdadero mensaje de Dios y habéis suprimido todo lo que impide que os améis unos a otros como hermanos. Así que, amaos sinceramente unos a otros, con todo vuestro corazón y con todas vuestras fuerzas.


Y también sabemos que el Hijo de Dios ha venido y que nos ha dado inteligencia para conocer al Dios verdadero. Nosotros vivimos unidos a su Hijo Jesucristo que es el Dios verdadero y la vida eterna.


Ya no tendrán hambre ni sed, ni los quemará el sol, ni los molestará el calor.


Dios secará todas sus lágrimas y los cuidará el Cordero que está en medio del trono, los conducirá como un pastor a pastos abundantes y los llevará a manantiales de agua que da vida.


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