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Juan 3:29 - Biblia Lenguaje Básico

29 En una boda, el que realmente se casa es el novio, y el mejor amigo, el que está a su lado, se llena de alegría con solo escuchar su voz. Por eso mi alegría es ahora completa.

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Biblia Reina Valera 1960

29 El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

29 Es el novio quien se casa con la novia, y el amigo del novio simplemente se alegra de poder estar al lado del novio y oír sus votos. Por lo tanto, oír que él tiene éxito me llena de alegría.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

29 Es el novio quien tiene a la novia; el amigo del novio está a su lado y hace lo que él le dice y se alegra con sólo oír la voz del novio. Por eso me alegro sin reservas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

29 El que tiene la esposa es el° esposo, pero el amigo del esposo, que ha estado a su lado y lo oye, se alegra en gran manera por la voz del esposo. Así pues, este gozo mío ha sido cumplido.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

29 Es el novio el que tiene a la novia; pero el amigo del novio, que está con él y lo oye, se llena de alegría al oír su voz. Pues bien, esta alegría mía se ha cumplido ya.

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Juan 3:29
27 Referans Kwoze  

¡Salid, muchachas de Jerusalén! ¡Venid a ver al rey Salomón! Lleva puesta la corona con que su madre lo coronó el día mismo de su boda, el día más feliz de su vida.


Ya estoy dentro de mi jardín, hermana y novia mía; y encuentro en él bálsamo y mirra. Allí pruebo la miel de mi panal, y bebo mi vino y mi leche. ¡Comed y bebed amigos! ¡Quedad saciados de amor!


Dios, que es tu creador, te tomará por esposa. El Dios Santo de Israel es tu salvador; es el Dios todopoderoso y reina en toda la tierra.


Pues Jerusalén, como una madre, os va a dar un alimento delicioso y os va a confortar con su consuelo.


—Jeremías, ve y diles de mi parte a todos los habitantes de Jerusalén: Yo recuerdo, pueblo de Israel, que en tus primeros años me amabas solo a mí. Parecías una novia enamorada y me seguiste por el desierto, por tierras donde nada crece. Tú eras solo mío; ¡fuiste mi primer amor! Si alguien te hacía algún daño, sufría las consecuencias. Soy yo, Dios, quien lo asegura.


Tiempo después volví a pasar y vi que la ciudad ya había crecido bastante. Era como una jovencita convertida en mujer lista para casarse. La puse entonces bajo mi cuidado y me comprometí a amarla para siempre, como si ella fuera mi mujer y yo su marido. La bañé, la limpié y la perfumé. Os aseguro que así fue.


Tu lengua no nombrará a los ídolos, no los volverá a recordar. Yo soy el Dios de Israel, y cumpliré mi palabra.


—Con el reino de Dios pasa lo mismo que con un rey que hizo una fiesta para celebrar la boda de su hijo.


En el reino de Dios pasará lo mismo que sucedió en una boda. Diez muchachas tomaron sus lámparas de aceite y salieron a recibir al novio.


Jesús les respondió: —Los invitados a una boda no están tristes mientras el novio está con ellos. Pero llegará el momento en que se lleven al novio. Entonces los invitados estarán de luto y ayunarán.


Luego vuelve a casa, llama a sus amigos y vecinos y les dice: «¡Alegraos conmigo! ¡Ya encontré la oveja que había perdido!».


Os he dicho todo esto para que mi felicidad sea también la vuestra, y así vuestra felicidad sea completa.


Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre. Hacedlo, y Dios os dará lo que pidáis; así seréis completamente felices.


Ahora regreso adonde tú estás. Y si digo esto mientras estoy en el mundo, es para que mis seguidores sean tan felices como yo.


Él debe tener cada vez más importancia, y yo menos.


Os quiero tanto que solo deseo que seáis siempre fieles a Cristo, es decir, que seáis como una novia ya comprometida para casarse, que le es fiel a su novio y se mantiene pura para él.


os pido que viváis en armonía y que os améis unos a otros. Así me haréis muy feliz. Poneos de acuerdo en lo que pensáis, desead las mismas cosas


Tengo mucho que deciros, pero prefiero no hacerlo por carta. Espero poder ir a visitaros y hablaros personalmente. Así vuestra alegría será completa.


Después vino uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas con las últimas calamidades y me dijo: —Acércate; voy a mostrarte a la novia, la esposa del Cordero.


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