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Juan 21:7 - Biblia Lenguaje Básico

7 Entonces el discípulo favorito de Jesús dijo a Pedro: —¡Es el Señor! Cuando Simón Pedro oyó que se trataba del Señor, se puso la ropa que se había quitado para trabajar y se tiró al agua.

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Biblia Reina Valera 1960

7 Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: ¡Es el Señor! Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se había despojado de ella), y se echó al mar.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Entonces el discípulo a quien Jesús amaba le dijo a Pedro: «¡Es el Señor!». Cuando Simón Pedro oyó que era el Señor, se puso la túnica (porque se la había quitado para trabajar), se tiró al agua y se dirigió hacia la orilla.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 El discípulo al que Jesús amaba dijo a Simón Pedro: 'Es el Señor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba, dice a Pedro: ¡Es el Señor! Cuando Simón Pedro oyó: Es el Señor, se ciñó la ropa (porque estaba desnudo),° y se echó al mar.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Dice entonces a Pedro el discípulo aquel a quien amaba Jesús: '¡Es el Señor!'. Al oír Simón Pedro: '¡Es el Señor!', se puso la túnica, pues estaba desnudo, y se echó al agua.

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Juan 21:7
20 Referans Kwoze  

Esto nos deja maravillados, pues Dios es quien lo hizo.


¡No hay mares que puedan apagarlo, ni ríos que puedan extinguirlo! Si alguien se atreviera a ofrecer todas sus riquezas a cambio del amor, no recibiría más que desprecio.


Si alguien os pregunta por qué lo estáis desatando, responded: «El Señor lo necesita y pronto lo devolverá».


Estad siempre preparados. Debéis ser como los criados del que va a una boda que se quedan despiertos, con las lámparas encendidas, esperando a que su dueño llame a la puerta para abrirle de inmediato.


¡Vuestro Salvador acaba de nacer en Belén, la ciudad de David! ¡Es el Mesías, el Señor!


Me demuestra mucho amor porque sabe que sus muchos pecados ya están perdonados. En cambio, al que se le perdonan pocos pecados, quiere poco.


El discípulo preferido de Jesús estaba sentado junto a él mientras cenaban.


Cuando Jesús vio a su madre junto al discípulo preferido, le dijo a ella: —Mujer, ahí tienes a tu hijo.


Entonces fue corriendo adonde estaban Simón Pedro y el discípulo favorito de Jesús, y les dijo: —¡Se han llevado de la tumba al Señor, y no sabemos dónde lo habrán puesto!


Después les mostró las heridas de sus manos y de su costado, y los discípulos se alegraron de ver al Señor.


Tomás contestó: —¡Tú eres mi Señor y mi Dios!


Entonces Pedro miró hacia atrás y vio que el discípulo preferido de Jesús estaba siguiéndolos. Ese discípulo era el mismo que estaba recostado sobre el pecho de Jesús en la cena de la Pascua, y el que preguntó a Jesús quién era el que iba a traicionarle.


Este discípulo es el mismo que ha dicho todas estas cosas. Él las ha escrito, y sabemos que lo que dice es verdad.


Los otros discípulos, que no estaban lejos de la orilla —solo a unos cien metros— llegaron en la barca hasta la orilla, arrastrando la red llena de pescado.


Este es el mismo mensaje que Dios dio a los israelitas cuando envió a Jesucristo, que es el Señor de todos, para anunciarles la buena noticia de la paz.


Israelitas, tenéis que reconocer, de una vez por todas, que a este mismo Jesús, al que clavasteis en una cruz, Dios le ha dado el poder y la autoridad que corresponde al Mesías.


El primer ser humano fue hecho del polvo de la tierra. El segundo vino del cielo.


El amor de Cristo domina nuestras vidas. Sabemos que él murió por todos y que, por lo tanto, todos hemos muerto.


Hermanos míos, tenéis fe en nuestro poderoso Señor Jesucristo, así que no debéis tratar a unas personas mejor que a otras.


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