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Juan 18:3 - Biblia Lenguaje Básico

3 Llegó, pues, Judas al huerto con una tropa de soldados romanos. Los acompañaban también unos cuantos guardias del Templo puestos a su disposición por los jefes de los sacerdotes y por los fariseos. Todos iban bien armados y llevaban faroles y antorchas.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Judas, pues, tomando una compañía de soldados, y alguaciles de los principales sacerdotes y de los fariseos, fue allí con linternas y antorchas, y con armas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Los principales sacerdotes y los fariseos le habían dado a Judas un grupo de soldados romanos y guardias del templo para que lo acompañaran. Llegaron al huerto de olivos con antorchas encendidas, linternas y armas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Judas hizo de guía a los soldados romanos y a los guardias enviados por los jefes de los sacerdotes y los fariseos, que llegaron allí con linternas, antorchas y armas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Judas entonces, habiendo recibido la cohorte° y algunos alguaciles de parte de los sumos sacerdotes y de los fariseos, fue allí con linternas, antorchas y armas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Habiendo, pues, recibido Judas la cohorte y los guardias de los pontífices y [de] los fariseos, fue allá, con linternas, antorchas y armas.

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Juan 18:3
15 Referans Kwoze  

No me dejes solo, Dios mío, pues me encuentro muy angustiado y nadie me ofrece su ayuda.


En el reino de Dios pasará lo mismo que sucedió en una boda. Diez muchachas tomaron sus lámparas de aceite y salieron a recibir al novio.


Habían comenzado la cena, y el diablo ya había hecho que Judas, el hijo de Simón Iscariote, decidiera traicionar a Jesús.


Los soldados de la tropa, con su capitán y los guardias del Templo, arrestaron a Jesús y lo ataron.


Como hacía mucho frío, los criados del jefe de los sacerdotes y los guardias del Templo hicieron una hoguera para calentarse. También Pedro se acercó a ellos para hacer lo mismo.


Cuando Jesús dijo esto, uno de los guardias del Templo le dio una bofetada y le dijo: —¡Esa no es manera de contestarle al jefe de los sacerdotes!


Cuando los jefes de los sacerdotes y los guardias del Templo vieron a Jesús, comenzaron a gritar: —¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo! Pilato les dijo: —Yo no creo que sea culpable de nada. Así que llevadlo y crucificadlo vosotros mismos.


Los fariseos oyeron lo que la gente decía. Entonces ellos y los jefes de los sacerdotes enviaron a unos guardias del Templo para que arrestaran a Jesús.


—Hermanos, todos sabemos que Judas fue el que guio a los que arrestaron a Jesús. Eso ya lo había anunciado el Espíritu Santo por medio de David. Así lo dicen las Escrituras, y así sucedió.


En la ciudad de Cesarea vivía un hombre llamado Cornelio. Era capitán de un grupo de cien soldados romanos, al que se conocía como Regimiento Itálico.


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