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Juan 15:24 - Biblia Lenguaje Básico

24 Como tampoco serían culpables de sus pecados si yo no hubiera realizado ante ellos cosas que nadie más ha realizado; pero ahora han visto esas obras y, a pesar de ello, siguen odiándonos a mí y a mi Padre.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

24 Si yo no hubiese hecho entre ellos obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora han visto y han aborrecido a mí y a mi Padre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Si yo no hubiera hecho entre ellos esas señales tan milagrosas que nadie más podría hacer, no serían culpables; pero la verdad es que vieron todo lo que hice, y aun así nos siguen odiando a mí y a mi Padre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 Si yo no hubiera hecho en medio de ellos obras que nadie hizo jamás, no serían culpables de pecado; pero las han visto y me han odiado a mí y a mi Padre.

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Si no hubiera hecho° entre ellos las obras que ningún otro hizo, no tendrían° pecado; pero ahora las han visto, y a pesar de eso, nos han aborrecido tanto a mí como a mi Padre,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Si yo no hubiera hecho entre ellos obras que ningún otro ha realizado no serían culpables; ahora, aunque las han visto, nos han odiado tanto a mí como a mi Padre.

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Juan 15:24
36 Referans Kwoze  

¡En muy poco tiempo derrotaría yo a sus enemigos y los aplastaría con mi poder!


No te arrodillarás ante ellos ni harás cultos en su honor. Yo soy el Dios de Israel y soy un Dios celoso. Yo castigo a los hijos, nietos y bisnietos de quienes me odian,


pero los que me ofenden ponen su vida en peligro; odiarme es amar la muerte».


Los ciegos ven, los cojos caminan bien; los leprosos quedan sanos y los sordos oyen; los muertos recobran la vida y a los pobres se les anuncia la buena noticia.


Porque Juan el Bautista vino y os enseñó cómo hacer la voluntad de Dios, pero no le creísteis. En cambio, los cobradores y las prostitutas sí le creyeron. Y vosotros, aunque lo visteis, no cambiasteis de conducta, sino que seguisteis sin creer en él.


Cuando Jesús expulsó al demonio, el hombre pudo hablar. La gente que estaba allí se quedó asombrada, y decía: —¡Nunca se había visto algo así en Israel!


En ese mismo instante, y ante la mirada de todos, aquel hombre se levantó, tomó la camilla y salió de allí. Al verlo, todos se quedaron admirados y comenzaron a alabar a Dios diciendo: —¡Nunca habíamos visto nada como esto!


Jesús preguntó: —¿Qué ha pasado? Ellos le respondieron: —¡Lo que le han hecho a Jesús, el profeta de Nazaret! Para Dios y para la gente, Jesús hablaba y actuaba con mucho poder.


pero él les dijo: —Me habéis visto hacer muchas cosas buenas con el poder que mi Padre me ha dado. A ver, decidme, ¿por cuál de ellas queréis apedrearme?


Si no hago lo que mi Padre me ha mandado, entonces no me creáis.


Cuando los jefes de los sacerdotes se enteraron de esto, planearon matar también a Lázaro,


Y si alguien me ve a mí, también ve al que me ha enviado.


Jesús le contestó: —Felipe, ya hace mucho tiempo que estoy con vosotros, ¿y todavía no me conoces? El que me ha visto a mí, también ha visto al Padre. ¿Por qué me dices «Muéstranos al Padre»?


Todo esto os va a pasar por ser mis discípulos, y porque los de este mundo no conocen a Dios, que me envió.


Esa gente no sería culpable de sus pecados si yo no hubiera venido a hablarles; pero ahora no tienen excusa.


Además, el que me odia a mí, también odia a mi Padre.


Pero yo tengo a mi favor un testimonio más importante que el de Juan, que es el del Padre que me ha enviado y las obras que él me ha encargado realizar; son precisamente esas obras las que prueban que el Padre me ha enviado.


Pero vosotros —como ya os dije—, aunque habéis visto mis obras, todavía no creéis en mí.


Sin embargo, muchos creyeron en él pues decían: —¿Alguien piensa que el Mesías, cuando venga, hará milagros mayores que los que hace este?


Nunca se ha oído que alguien le haya dado la vista a uno que nació ciego.


Jesús les contestó: —Si reconocierais que sois ciegos, no tendríais pecado. Pero como presumís de ver muy bien, vuestro pecado permanece.


Me estoy refiriendo a Jesús de Nazaret a quien Dios le dio el poder del Espíritu Santo. Como Dios estaba con él, Jesús hizo siempre el bien y curó a todos los que vivían bajo el poder del diablo.


Escuchadme bien, israelitas porque voy a hablaros de Jesús de Nazaret. Todos nosotros sabemos que Dios le acreditó ante vosotros por medio de grandes prodigios, maravillas y señales.


Hablan mal de los demás, odian a Dios, son insolentes y orgullosos, y se creen muy importantes. Siempre están inventando nuevas maneras de hacer el mal y no obedecen a sus padres.


No te arrodilles ante ellos ni celebres cultos en su honor, porque yo soy el Dios de Israel, y soy un Dios celoso que castigo a los hijos, nietos y bisnietos de quienes me odian,


No se podrá confiar en esos orgullosos, porque actuarán sin pensar. En vez de obedecer a Dios, solo harán lo que les venga en gana.


¡Sois gente pecadora! ¿Acaso no sabéis que hacerse amigo del mundo es volverse enemigo de Dios? ¡Pues así es! Si queréis ser amigos del mundo, os volvéis enemigos de Dios.


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