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Juan 14:27 - Biblia Lenguaje Básico

27 Os doy la paz. Pero no es una paz como la que se desea en el mundo. No viváis con angustia ni tengáis miedo.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

27 La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

27 »Les dejo un regalo: paz en la mente y en el corazón. Y la paz que yo doy es un regalo que el mundo no puede dar. Así que no se angustien ni tengan miedo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

27 Les dejo la paz, les doy mi paz. La paz que yo les doy no es como la que da el mundo. Que no haya en ustedes angustia ni miedo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

27 Paz os dejo, mi paz os doy. Yo os la doy no como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

27 'La paz os dejo, mi paz os doy: no como el mundo la da, la doy yo. No se turbe vuestro corazón ni sienta miedo.

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Juan 14:27
65 Referans Kwoze  

y ya no se atrevieron a luchar contra Israel. Desde entonces, el reinado de Josafat gozó de mucha tranquilidad y Dios hizo que todo su territorio viviera en paz.


Pero, si Dios decide no actuar, ¿quién puede exigirle que lo haga? Si él decide que nadie lo vea, ¿quién puede ver su cara? Sin embargo, Dios vigila a todos los pueblos del mundo


Salmo de David. Dios es mi protector, ¡no me digáis que huya al monte como si fuera un pájaro!


Nunca le asalta el temor de recibir malas noticias, pues confía en Dios de todo corazón.


Salmo de David. Dios mío, tú eres mi luz y mi salvación; ¿de quién voy a tener miedo? Tú eres quien protege mi vida; ¡nadie me infunde temor!


No me castigues junto con los malhechores, porque hablan con los demás y les desean lo mejor, pero su corazón está lleno de maldad.


mientras él da fuerza a su pueblo y lo bendice con la paz.


Confío en ti, mi Dios, y te alabo por tus promesas. Confío en ti, Señor, y te alabo por tus promesas.


Mis enemigos me atacan tanto de día como de noche; son muchos los que me atacan llenos de soberbia.


Así el rey gobernará a tu pueblo con justicia, a la gente humilde con rectitud,


Que haya prosperidad y justicia todo el tiempo que sea rey. Que su reino permanezca mientras dure en el cielo la luna.


Dios está siempre cerca para salvar a quienes lo honran; su poder nunca nos abandonará.


Ni de día ni de noche tendré que preocuparme de estar en peligro de muerte.


No sufrirás las desgracias que caen sobre los malvados.


Confío en ti, Dios mío, y ya no tengo miedo porque tú eres mi fuerza, mi salvación y mi alegría».


Por tanto, no tengáis miedo, pues yo soy vuestro Dios y estoy a vuestro lado. Mi mano victoriosa os dará fuerza y ayuda; mi mano victoriosa siempre os dará su apoyo.


Vosotros, israelitas, sois un pueblo débil y pequeño; pero no tengáis miedo, porque yo soy vuestro Dios, el Santo de Israel que os auxilia y os libera.


Yo instruiré a tus habitantes, y todos vivirán en paz.


En cuanto a vosotros, israelitas, saldréis de Babilonia con alegría y volveréis en paz a vuestro propio país. Cuando los montes y las colinas os vean, cantarán canciones muy alegres, y los árboles del campo aplaudirán.


Entonces haré que todos canten: "¡Paz al que está lejos, paz al que está cerca!". Porque yo —dice Dios— voy a sanarlos».


Él se sentará en el trono de David, y reinará sobre todo el mundo y por siempre habrá paz. Su reino será invencible, y para siempre reinarán la justicia y el derecho. Esto lo hará el Dios todopoderoso por el gran amor que nos tiene.


Ya no tengo tranquilidad; la felicidad es solo un recuerdo.


Mientras yo descansaba tranquilo y rodeado de prosperidad en mi palacio,


Entonces el rey mandó que trajeran a quienes habían acusado a Daniel, y que los echaran al foso de los leones, junto con sus mujeres y sus hijos. Y enseguida los leones los atacaron y les rompieron los huesos. Antes de que tocaran el suelo, ya los habían despedazado.


que Dios te mire favorablemente y te llene de paz.


No tengáis miedo a nadie. Porque todo lo que esté escondido se descubrirá, y todo lo que se mantenga en secreto llegará a conocerse.


Él salvará a los que viven en peligro de muerte. Será como una luz que alumbra en la oscuridad y dirigirá nuestros pasos por caminos de paz.


Cuando lleguéis a alguna casa, saludad a todos los que vivan allí, deseando que les vaya bien.


Amigos míos, no tengáis miedo de los que pueden matar el cuerpo, pero no pueden hacer nada más.


—¡Gloria a Dios en el cielo, y paz en la tierra para todos los que Dios ama!


Jesús siguió diciendo a sus discípulos: —No estéis preocupados. Confiad en Dios y confiad también en mí.


Os digo estas cosas para que estéis unidos a mí y así seáis felices de verdad. En este mundo tendréis que sufrir, pero tened valor porque yo he vencido a los poderes de este mundo.


En el atardecer de ese mismo día, los discípulos estaban reunidos en una casa. Tenían las puertas bien cerradas, por miedo de los líderes judíos. Jesús entró, se puso en medio de ellos y los saludó diciendo: —Que la paz esté con vosotros.


Jesús los saludó de nuevo diciendo: —¡Que la paz esté con vosotros! Luego añadió: —Como mi Padre me envió, así también yo os envío a vosotros.


Ocho días después, los discípulos estaban reunidos otra vez en la casa. Tomás estaba con ellos. Las puertas estaban bien cerradas, pero Jesús entró, se puso en medio de ellos, y los saludó diciendo: —¡Que la paz esté con vosotros!


Este es el mismo mensaje que Dios dio a los israelitas cuando envió a Jesucristo, que es el Señor de todos, para anunciarles la buena noticia de la paz.


Una noche, el Señor habló a Pablo por medio de una visión diciéndole: —No tengas miedo de hablar de mí a la gente; ¡nunca te calles!


Dios os ama y os ha elegido para que seáis parte de su pueblo. Le pido a Dios, nuestro Padre y a Jesucristo, el Señor, que os concedan su gracia y os den su paz.


Que Dios, fuente de esperanza, os llene de alegría. Que, por creer en él, os conceda la paz y que el poder del Espíritu Santo os llene de esperanza.


Dios nos ha aceptado porque creemos en él. Esto lo hizo posible nuestro Señor Jesucristo. Por eso ahora vivimos en paz con Dios.


Si cuando todavía éramos sus enemigos, Dios hizo las paces con nosotros por medio de la muerte de su Hijo, con mayor razón nos salvará ahora que su Hijo vive, y que nosotros estamos en paz con Dios.


Si vivimos pensando en todo lo malo que nuestros cuerpos desean, entonces quedaremos separados de Dios. Pero si pensamos solo en lo que desea el Espíritu Santo, entonces tendremos vida eterna y paz.


En cambio, el Espíritu de Dios nos hace amar a los demás, estar siempre alegres y vivir en paz con todos. Nos hace ser pacientes y amables; nos enseña a tratar bien a los demás y a tener confianza en Dios,


Que Dios llene de paz y de bondad a los que viven así y que lo haga también con el verdadero pueblo de Dios.


Así Dios os dará su paz, esa paz que la gente de este mundo no alcanza a comprender, pero que protege el corazón y el entendimiento por medio de Cristo Jesús.


haciendo que, a través de Jesucristo, todo el universo esté en paz con él, tanto las cosas de la tierra como las del cielo. Y esto lo hizo posible por medio de la sangre que Cristo derramó en la cruz.


Habéis sido llamados a formar un solo cuerpo, el cuerpo de Cristo. Dejad que la paz de Cristo gobierne vuestros corazones y sed agradecidos.


Que el Señor de la paz os dé paz en todo lugar y en todo tiempo y os acompañe siempre.


Porque el Espíritu de Dios no nos hace cobardes. Al contrario, nos da poder para amar a los demás y nos fortalece para que podamos llevar una buena vida cristiana.


El Dios de paz resucitó a nuestro Señor Jesús, y por medio de la sangre que Jesús derramó al morir, hizo un pacto eterno con nosotros que somos su rebaño y él es nuestro gran Pastor. Por eso le pido al Dios de paz que haga que seáis perfectos en todo y que Jesucristo os ayude a cumplir la voluntad de Dios haciendo lo que le agrada. ¡Que Jesús reciba la gloria por siempre! Amén.


Entonces Abrahán le dio a Melquisedec la décima parte de todo lo que había ganado en la batalla. El nombre de Melquisedec significa «rey justo», pero también se le llama Rey de Salem, que significa «rey de paz».


Yo, Juan, saludo a las siete iglesias que están en la provincia de Asia de parte del que existe, que siempre ha existido y que está a punto de venir. Deseo que Dios, Jesucristo y los siete espíritus que están delante de su trono, os concedan su gracia y su paz. Debemos confiar en que Jesucristo nos ama y dice la verdad acerca de Dios, ya que él fue el primero en resucitar de entre los muertos y es también el que gobierna sobre todos los reyes de la tierra. Jesucristo es quien nos ama y quien, por medio de su muerte, nos ha liberado de nuestros pecados.


No tengas miedo de lo que vas a sufrir. El diablo meterá a algunos de vosotros en la cárcel para poneros a prueba. Pero vuestro sufrimiento durará poco tiempo y, si me sois fieles hasta la muerte, os daré como premio la vida eterna.


Pero a los cobardes, a los que no crean en mí, a los que hagan cosas odiosas, a los que hayan matado a otros, a los que tengan relaciones sexuales prohibidas, a los que practiquen la brujería, a los que adoren dioses falsos y a los mentirosos, los lanzaré al lago ardiente de fuego y azufre, y allí permanecerán separados de mí para siempre.


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