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Juan 1:49 - Biblia Lenguaje Básico

49 Entonces Natanael respondió: —Maestro, ¡tú eres el Hijo de Dios y el Rey de Israel!

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Biblia Reina Valera 1960

49 Respondió Natanael y le dijo: Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

49 Entonces Natanael exclamó: —Rabí, ¡tú eres el Hijo de Dios, el Rey de Israel!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

49 Natanael exclamó: 'Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.

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La Biblia Textual 3a Edicion

49 Le respondió Natanael: ¡Rabbí, Tú eres el Hijo de Dios! ¡Tú eres el Rey de Israel!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

49 Natanael le respondió: ' Rabbí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el rey de Israel'.

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Juan 1:49
31 Referans Kwoze  

Salmo de David. Mi Dios le dijo a mi señor el rey: «Siéntate a la derecha de mi trono hasta que yo derrote a tus enemigos».


Los amenaza diciendo: «Ya elegí al rey que gobernará desde el monte Sion, que es mi monte santo».


Dios ha advertido a Israel que lo va a castigar. Todos han escuchado la advertencia, incluso los habitantes de Samaría, que dicen llenos de orgullo:


Tú debes entender bien esto: Pasarán siete semanas desde que se dé la orden de reconstruir Jerusalén hasta la llegada del Príncipe elegido. Y pasarán otras sesenta y dos semanas hasta que sean reconstruidas las murallas y las calles de Jerusalén. ¡Serán días de angustia y tristeza!


Después de esto, se arrepentirán y volverán a obedecer a Dios, pedirán sus bendiciones y seguirán el ejemplo del rey David.


Dios nos va a abandonar, pero cuando nazca ese rey, los que hayan quedado con vida se reunirán con los demás israelitas.


No tenéis nada que temer, porque Dios, el rey de Israel, no volverá a castigaros; ha expulsado a vuestros enemigos, y ha anulado la condena dictada contra vosotros.


¡Alégrate, ciudad de Jerusalén, salta de júbilo, monte de Sion! Porque tu rey viene hacia ti, montado sobre un burro, sobre un asno, hijo de asna. Es humilde, pero justo, y viene como vencedor.


Todos los que estaban en la barca se arrodillaron ante Jesús y le dijeron: —¡Es verdad, tú eres el Hijo de Dios!


y preguntaron: —¿Dónde está el niño que ha nacido para ser el rey de los judíos? Hemos visto su estrella en el oriente y venimos a adorarlo.


«Decid a la gente de Jerusalén: ¡Mirad, ahí viene vuestro rey! Él es humilde, viene montado en un asno, en un burrito, cría de animal de carga».


Les gusta que la gente los salude por la calle y que los llame maestros.


Pero vosotros no esperéis que la gente os llame maestros, porque sois como hermanos, y tenéis solamente un maestro.


Cuando Jesús estuvo ante Pilato, el gobernador, este le preguntó: —¿Eres en verdad el rey de los judíos? Jesús respondió: —Tú lo dices.


—Ha salvado a otros, pero no puede salvarse a sí mismo. Dice que es el rey de Israel. ¡Pues que baje de la cruz y creeremos en él!


Entonces llegó el diablo para ponerle una trampa, y le dijo: —Si de verdad eres el Hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en pan.


Dice que es el Mesías, el rey de Israel. ¡Pues que baje de la cruz y creeremos en él! También los bandidos que habían sido crucificados junto a Jesús lo insultaban.


El ángel le contestó: —El Espíritu Santo vendrá sobre ti; el Dios altísimo te envolverá con su poder. Por eso, el niño que ha de nacer vivirá completamente dedicado a Dios y será llamado «Hijo de Dios».


Decían: ¡Bendito el rey que viene de parte de Dios! ¡Que haya paz en el cielo y que todos reconozcan el poder de Dios!


Ahora lo he visto, y os aseguro que él es el Hijo de Dios.


Jesús se dio la vuelta, y al ver que lo seguían les preguntó qué querían. Ellos, a su vez, le contestaron: —Maestro ¿dónde vives?


Jesús le dijo: —¿Crees eso solo porque dije que te vi debajo de la higuera? Pues todavía verás cosas más sorprendentes que estas.


—Entonces ¿eres verdaderamente rey? —insistió Pilato. Y Jesús le contestó: —Efectivamente, soy rey, como tú dices. Yo he nacido y he venido al mundo para ser testigo de la verdad. Y todos los que conocen y dicen la verdad me escuchan.


Mientras esto sucedía, los discípulos le rogaban a Jesús: —Maestro, por favor, come algo.


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