21 Dijeron, pues, de ellos los príncipes: Dejadlos vivir; y fueron constituidos leñadores y aguadores para toda la congregación, concediéndoles la vida, según les habían prometido los príncipes.
21 Y los jefes dijeron con respecto a ellos: Dejadlos vivir. Y fueron leñadores y aguadores para toda la comunidad, según les habían prometido los jefes.
El ejército babilonio es muy numeroso; tanto que nadie lo puede contar. Por eso los soldados egipcios huyen como serpientes escurridizas ante el ejército que avanza poderoso. Egipto es como un bosque tupido, pero vuestros enemigos lo rodearán y lo atacarán con sus hachas, dispuestos a derribar todos los árboles.
Adonisédec, rey de Jerusalén, supo que Josué había conquistado y destruido totalmente la ciudad de Ay junto con su rey, tal como lo había hecho antes con Jericó y con su rey. También supo que los gabaonitas habían hecho un acuerdo de paz con los israelitas, y que vivían con ellos.
Fue así como Josué hizo un pacto con los gabaonitas y prometió dejarlos vivir en paz. También los jefes de los israelitas se comprometieron a respetar ese acuerdo.
Pero los puso a trabajar como esclavos, cortando leña y acarreando agua para los israelitas y para el altar de Dios. Hasta el momento de escribir este relato los gabaonitas siguen haciendo estos trabajos en el santuario escogido por Dios.