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Josué 8:2 - Biblia Lenguaje Básico

2 Harás con la ciudad y con su rey lo mismo que hiciste con Jericó. Esta vez podrás quedarte con sus bienes y sus animales. Ordena que una parte del ejército se quede al otro lado de la ciudad, para atacarla por sorpresa.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Y harás a Hai y a su rey como hiciste a Jericó y a su rey; solo que sus despojos y sus bestias tomaréis para vosotros. Pondrás, pues, emboscadas a la ciudad detrás de ella.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Los destruirás tal como destruiste a Jericó y a su rey. Pero esta vez podrán quedarse con el botín y los animales. Preparen una emboscada detrás de la ciudad».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Tratarás a Aí y a su rey igual como trataste a Jericó y a su rey, pero podrán tomar el botín: sus despojos y el ganado. Prepara pues ahora una emboscada detrás de la ciudad'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Y tú harás con Hai y su rey como hiciste con Jericó y su rey, sólo que su botín y su ganado podréis tomar para vosotros. Prepara una emboscada contra la ciudad, por detrás.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Tratarás a Ay y a su rey como trataste a Jericó y a su rey; pero os podréis quedar como botín con sus despojos y sus ganados. Tiende una emboscada a la ciudad por la espalda'.

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Josué 8:2
27 Referans Kwoze  

Mientras Abías estaba hablando, Jeroboán envió una parte de su ejército para que atacara por la espalda al ejército de Abías. Cuando los de Judá se dieron cuenta de que los iban a atacar por delante y por detrás, le rogaron a Dios que los ayudara. Entonces los sacerdotes tocaron las trompetas


En cuanto empezaron a cantar, Dios confundió a los enemigos de Judá. Fue tal la confusión, que los amonitas y los moabitas atacaron a los de Seír, hasta que acabaron con todos. Luego, los amonitas y los moabitas se pelearon entre ellos y acabaron matándose unos a otros.


Me has dado una vida muy breve, ¡tan breve que no es nada para ti! ¡Nadie dura más que un suspiro!


Las riquezas de la gente honrada llegarán hasta sus nietos; las de los pecadores acabarán siendo heredadas por los buenos.


La persona digna de confianza siempre será alabada; la que solo quiere hacerse rica no quedará sin castigo.


Como alguien que hace algo indebido es quien se hace rico injustamente; cuando menos lo espere, le abandonará la fortuna y acabará su vida como un necio.


¡Dad la señal de ataque y derribad las murallas de Babilonia! ¡Vigilad de cerca a los babilonios y hacedlos caer en la trampa! Yo soy el Dios de Israel y cumpliré mis planes contra ellos.


Pero Dios me dijo que no le tuviéramos miedo pues él nos lo iba a entregar con todo su pueblo y su territorio, lo mismo que había hecho con Sijón, rey de los amorreos, que vivía en Jesbón.


Adonisédec, rey de Jerusalén, supo que Josué había conquistado y destruido totalmente la ciudad de Ay junto con su rey, tal como lo había hecho antes con Jericó y con su rey. También supo que los gabaonitas habían hecho un acuerdo de paz con los israelitas, y que vivían con ellos.


Aquel mismo día Josué conquistó la ciudad de Maquedá y ordenó que mataran al rey y a todos los habitantes. No se salvó ninguno y trató al rey de Maquedá como había tratado al rey de Jericó.


Se quedaron con las cosas y animales que allí había, pero mataron a todos sus habitantes. No dejaron a nadie con vida.


Después destruyeron todo lo que había en la ciudad, matando con sus espadas a hombres, mujeres, niños y ancianos. Y lo mismo hicieron con los bueyes, ovejas y asnos.


Josué ordenó que cinco mil hombres se escondieran al oeste de la ciudad, entre Betel y Ay.


Cuando el rey de Ay vio al ejército de Josué, salió enseguida con sus hombres. Bajaron en dirección al valle del Jordán para luchar allí contra los israelitas, sin saber que la ciudad iba a ser atacada desde atrás.


Al ver que Josué levantaba su lanza, los soldados que estaban escondidos salieron corriendo, se apoderaron de la ciudad y la incendiaron.


Así fue como los israelitas acabaron con todos los hombres de Ay que estaban en el valle y que habían salido a perseguirlos. Después volvieron a Ay y mataron a todos los que estaban en la ciudad.


Josué se preparó para atacar Ay y escogió a un ejército de treinta mil soldados, a los que envió allí de noche.


Entonces vosotros saldréis del escondite y atacaréis la ciudad, porque nuestro Dios nos la va a entregar.


Cuando la hayáis conquistado, la incendiaréis tal como Dios lo ha mandado. Estas son mis órdenes.


Así pues, Josué los hizo marchar y ellos se escondieron al oeste de la ciudad, entre Betel y Ay. Josué, por su parte, pasó esa noche con su ejército.


Sin embargo, cuando los gabaonitas, que eran de la tribu de los jeveos, supieron lo que Josué había hecho en las ciudades de Ay y Jericó,


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