22 Mas Josué dijo a los dos hombres que habían reconocido la tierra: Entrad en casa de la mujer ramera, y haced salir de allí a la mujer y a todo lo que fuere suyo, como lo jurasteis.
22 Mientras tanto, Josué les dijo a los dos espías: «Cumplan su promesa con la prostituta. Vayan a su casa y sáquenla de allí junto con toda su familia».
22 Josué dijo a los dos hombres que habían espiado el país: 'Entren en la casa de la prostituta y saquen a esa mujer con todo lo que le pertenece, como se lo juraron'.
22 Entonces Josué dijo a los dos hombres que habían explorado la tierra: Entrad en casa de la mujer ramera, y haced salir de allí a la mujer y a todo lo que sea suyo, según le jurasteis.
22 A los dos hombres que habían explorado el país, les dijo Josué: 'Entrad en la casa de la meretriz y sacadla de allí, a ella y a todo lo suyo, como se lo habéis jurado'.
Los gabaonitas no eran israelitas, sino un resto de los antiguos habitantes del país; pero en los días de Josué, los israelitas habían hecho con ellos un acuerdo de paz. Sin embargo, Saúl había tratado de destruirlos para que Israel y Judá controlaran todo el territorio. Por eso David llamó a los gabaonitas y les dijo: —¿Qué puedo hacer para reparar el daño que os hizo Saúl, y para que pidáis a Dios por nosotros que somos su pueblo?
Yo soy el Dios de Israel y os juro por mí mismo que ese jefe de Judá morirá en Babilonia porque no cumplió su palabra y no respetó el trato que hizo con el rey que lo dejó seguir reinando. Cuando los babilonios ataquen Jerusalén, construyan rampas y torres de asalto para conquistar la ciudad y maten a mucha gente, de nada le servirá al jefe de Judá el gran ejército que le mandó el faraón. No tendrá ninguna posibilidad de salvarse.
Rajab, la prostituta, tuvo fe en Dios y trató bien a los exploradores israelitas. Por eso se salvó de morir junto con los que habían desobedecido a Dios.
La ciudad y todos sus habitantes serán destruidos por completo, como ofrenda para Dios. Pero acordaos de no hacer daño ni a Rajab ni a su familia, porque ella escondió a los espías que enviamos.
Fue así como Josué hizo un pacto con los gabaonitas y prometió dejarlos vivir en paz. También los jefes de los israelitas se comprometieron a respetar ese acuerdo.
Aquel hombre les enseñó cómo entrar en la ciudad, cosa que hicieron los de Efraín y Manasés matando a todos los que vivían allí, pero no le hicieron nada al que los había ayudado ni a su familia.