Josué 6:17 - Biblia Lenguaje Básico17 La ciudad y todos sus habitantes serán destruidos por completo, como ofrenda para Dios. Pero acordaos de no hacer daño ni a Rajab ni a su familia, porque ella escondió a los espías que enviamos. Gade chapit laPlis vèsyonBiblia Reina Valera 196017 Y será la ciudad anatema a Jehová, con todas las cosas que están en ella; solamente Rahab la ramera vivirá, con todos los que estén en casa con ella, por cuanto escondió a los mensajeros que enviamos. Gade chapit laBiblia Nueva Traducción Viviente17 Jericó y todo lo que hay en la ciudad deben ser destruidos por completo como una ofrenda al Señor. Solo se les perdonará la vida a Rahab, la prostituta, y a los que se encuentren en su casa, porque ella protegió a nuestros espías. Gade chapit laBiblia Católica (Latinoamericana)17 La ciudad con todo lo que hay en ella será condenada al anatema, en honor de Yavé. Sólo se salvará Rahab la prostituta con todos los que estén con ella en su casa. Gade chapit laLa Biblia Textual 3a Edicion17 La ciudad y todo lo que hay en ella será consagrada al exterminio como ofrenda a YHVH. Sólo Rahab la ramera vivirá, junto con todos los que estén en la casa con ella, porque escondió a los emisarios que enviamos. Gade chapit laBiblia Serafín de Ausejo 197517 La ciudad será dada como anatema en honor de Yahveh, ella y todo lo que hay en ella. Sólo quedará con vida Rajab, la meretriz, ella y los que con ella estén en casa, porque escondió a los emisarios que habíamos enviado. Gade chapit la |
En cuanto a ti, Ezequiel, hombre mortal, esto es lo que te mando: —Llama a las aves de cualquier especie y a todos los animales del campo. Haz que vengan de todas partes, pues voy a ofreceros un gran sacrificio con su correspondiente banquete en los montes de Israel. Allí podrán comer la carne de los soldados más valientes y beber la sangre de la gente importante de la tierra, como si comieran carneros, corderos, chivos o toros engordados con pastos de Basán.
En la familia de Céraj, que formaba parte de la tribu de Judá, había un hombre llamado Acán, hijo de Carmí y nieto de Zabdí. Este hombre no obedeció el mandato que Dios había dado al pueblo. Dios les había ordenado destruir por completo la ciudad de Jericó, pero Acán se quedó con algunas de las cosas que debía haber destruido. Por eso Dios se enfadó contra los israelitas.