20 Es verdad que ha sido siempre bueno con vosotros, pero si lo abandonáis y adoráis a otros dioses, se volverá contra vosotros, os castigará y os destruirá por completo.
20 Si abandonáis a Yahveh y servís a dioses extraños, él se volverá para traer el mal contra vosotros y para aniquilaros, aun después de haberos hecho tanto bien'.
Teniendo como testigo a todo Israel, que es la asamblea de Dios, y en presencia de nuestro Dios, os pido que respetéis y cumpláis todos los mandamientos de Dios; solo así podréis seguir viviendo en esta tierra fértil, y podréis dejársela como herencia a vuestros hijos para siempre. Luego el rey David dirigiéndose a su hijo Salomón le dijo:
—Salomón, hijo mío, reconoce que el Dios de tu padre es el verdadero Dios y sírvelo con todo tu corazón y de buena gana. Porque Dios conoce las intenciones de todos y penetra los pensamientos más íntimos. Si lo buscas, él se dejará encontrar; pero si lo abandonas, él te rechazará para siempre.
Me daba vergüenza pedirle al rey que mandara soldados de caballería para protegernos contra el enemigo en el camino. Le habíamos dicho al rey que Dios cuida a todos los que le rinden culto, pero descarga su ira contra quienes se apartan de él.
Los que te abandonan quedarán avergonzados; quienes se alejan de ti desaparecerán como el polvo. Solo tú eres fuente de agua viva, solo tú eres la esperanza de Israel.
Pero si la persona honrada deja de hacer lo bueno, comienza a comportarse como un malvado y hace cosas malas y odiosas, no esperéis que yo la deje seguir viviendo. Al contrario, no tendré en cuenta sus buenas acciones, y morirá por culpa de sus pecados y por desobedecerme.
Por eso Dios decidió olvidarse de ellos y permitió que adorasen a las estrellas del cielo como está escrito en el libro de los profetas: «Pueblo de Israel, durante los cuarenta años que estuvisteis en el desierto, no fue a mí a quien sacrificasteis animales ni a quien hicisteis ofrendas.
Cuando hayáis ocupado esa tierra, y tengáis hijos y nietos, no os fabriquéis ídolos, ni mucho menos los adoréis. Estaríais cometiendo un terrible pecado, y provocaríais la ira de Dios.
El cielo y la tierra son testigos de que, si no obedecéis, no viviréis mucho tiempo en esa tierra que vais a tomar en posesión después de cruzar el río Jordán; al contrario seréis muy pronto aniquilados.
Los que me son fieles en todo y han puesto su fe en mí vivirán para siempre. Pero si se acobardan y no me son fieles, dejaré de estar contento con ellos».