34 Esas tribus le pusieron al altar el nombre de «Testimonio» porque, según dijeron, sería para todos un testimonio de que nuestro Dios es el único Dios.
34 La gente de Rubén y de Gad le puso al altar el nombre de «Testigo», porque dijeron: «Es un testigo entre nosotros y ellos de que el Señor es también nuestro Dios».
Labán llamó al lugar Jegar Sadutá —es decir, Piedra del Testimonio—; Jacob, por su parte lo llamó Galaad y también Mispá —es decir, Atalaya—. Y es que, según Labán, el montón de piedras allí reunido había de servir como testimonio para recordarles el pacto sellado entre ambos. Y también para recordarles que Dios iba a vigilar si cumplían el pacto una vez que se hubieran separado. Labán dijo también a Jacob:
Vosotros sois mis testigos —yo, que soy Dios, os lo aseguro— y mis siervos a quienes elegí para que me conocierais y creyerais en mí, y comprendierais que yo soy el único Dios; ningún otro ha habido antes y tampoco lo habrá después.
sino para que sirva de testimonio de comunión entre vosotros y nosotros, y para que nuestros descendientes sepan que servimos a nuestro Dios y que a él presentamos nuestras ofrendas. De esta forma vuestros descendientes no podrán decirles a los nuestros: «No tenéis nada que ver con nuestro Dios».
Y dijo a todo el pueblo: —Esta piedra que pongo aquí será testigo de todo lo que nuestro Dios nos ha dicho y os recordará en todo momento que debéis ser fieles a nuestro Dios.