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Josué 18:1 - Biblia Lenguaje Básico

1 Cuando los israelitas terminaron de conquistar la tierra, se reunieron todos en Siló. Allí levantaron la Tienda del encuentro donde se encontraban con Dios.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Toda la congregación de los hijos de Israel se reunió en Silo, y erigieron allí el tabernáculo de reunión, después que la tierra les fue sometida.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Ahora que la tierra estaba bajo el control de los israelitas, toda la comunidad de Israel se reunió en Silo y levantó el tabernáculo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 La comunidad entera de los israelitas se reunió en Silo y allí levantaron la Tienda de las Declaraciones divinas. El país les estaba sometido.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Y toda la comunidad de los hijos de Israel se congregó en Silo, e hicieron levantar allí la Tienda de Reunión, por cuanto la tierra se les había sometido.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 La comunidad entera de los israelitas se congregó en Siló, y allí asentaron la tienda del encuentro. El país se les había sometido.

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Josué 18:1
26 Referans Kwoze  

Yo nunca he vivido en una casa desde el día en que saqué a los israelitas de Egipto hasta hoy. Siempre he vivido en una tienda de lona que me servía de santuario.


Entonces Jeroboán dijo a su mujer: —Disfrázate para que nadie se dé cuenta de que eres mi mujer. Luego vete a Siló, a la casa del profeta Ajías, el que me dijo que yo sería rey de este país.


La mujer de Jeroboán fue a casa del profeta Ajías, que ya era muy anciano y no podía ver.


De esta manera, Salomón expulsó a Abiatar del servicio sacerdotal. Así se cumplió lo que Dios había dicho en Siló acerca de la familia de Elí.


y ellos entraron y la conquistaron. Tú derrotaste a los pueblos y a los reyes de Canaán; los pusiste bajo nuestro poder para que hiciéramos con ellos lo que nos pareciera.


Por eso Dios abandonó Siló, el lugar que había elegido para vivir en medio de ellos.


atacó entonces a sus enemigos por la espalda y los causó una humillante derrota.


yo destruiré el Templo de Jerusalén lo mismo que destruí el santuario de Siló, y esta ciudad será objeto de burla y de maldición.


Entonces llegaron ochenta hombres de Siquén, Siló y Samaría. Iban al Templo para presentar ofrendas y quemar incienso en honor de Dios. Iban sin barba, con la ropa rota y con el cuerpo lleno de heridas que ellos mismos se habían hecho.


Nuestros antepasados recibieron esa Tienda en herencia y dirigidos por Josué la introdujeron en la tierra de la que Dios expulsó a los otros pueblos ante los ojos de nuestros antepasados. Y así permanecieron las cosas hasta los tiempos del rey David.


Pero todavía faltaba asignar territorio a siete tribus.


Cuando los que habían sido elegidos para hacer el informe se prepararon para salir, Josué les recomendó: —Recorred toda la tierra y haced un plano; entonces yo sortearé el territorio entre vosotros aquí en Silo, ante Dios.


Este fue el reparto de los territorios conquistados que hicieron por sorteo Josué, hijo de Nun, el sacerdote Eleazar y los jefes de los grupos familiares. Lo hicieron en Silo, a la entrada de la Tienda del encuentro donde se reunían en presencia de Dios. Y así terminó el reparto de la tierra.


En cuanto lo supieron, se reunieron todos en Siló para ir a luchar contra las otras dos tribus y media.


Si os parece que en el territorio que os ha tocado no podéis adorar a Dios, venid al lugar que Dios ha elegido para adorarlo. Buscad un lugar donde estableceros dentro de nuestro territorio, pero no os rebeléis contra Dios, porque si os apartáis de él, también nosotros resultaremos culpables. Así que no levantéis otro altar aparte del altar de nuestro Dios.


La imagen de Micaías estuvo allí todo el tiempo que el santuario de Dios permaneció en Siló.


Y resultó que entre los habitantes de Jabés había cuatrocientas jóvenes solteras a las que llevaron al campamento de Siló, que está en Canaán.


Después recordaron que faltaba poco para la fiesta que en honor de Dios se celebraba anualmente en el santuario de Siló, que está al norte de Betel, al sur de Leboná, y al este del camino que sube de Betel a Siquén.


Cada año Elcaná y su familia salían de su pueblo para ir al santuario de Siló. Allí adoraban al Dios todopoderoso y presentaban ofrendas en su honor. Allí también trabajaban dos hijos del sacerdote Elí, llamados Jofní y Finés.


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