Por eso voy a dejar que los pueblos del este se adueñen de vuestro país. Harán con vosotros lo mismo que hicieron con los amonitas: de un extremo al otro del país os arrebatarán vuestras ciudades, sobretodo las que son vuestro motivo de orgullo: Os quitarán Bet Jesimot, Baal Meón y Quiriatáin. Así es como voy a castigaros, y nunca nadie volverá a acordarse de vosotros. Entonces todos reconocerán que yo soy el Dios de Israel.