y finalmente el de Belá, que fue hijo de Azaz, nieto de Semá y bisnieto de Joel. Belá vivía en Aroer, pero como sus ganados se multiplicaban mucho y ya no cabían en la tierra de Galaad, extendió su territorio hasta Nebó y Baal Meón, llegando por el oriente, hasta el límite del desierto que se extiende hasta el río Éufrates.
Y vosotros, los que vivís en Dibón, dejad ya de creeros los más grandes y sentaos en el duro suelo, porque el que ha destruido a Moab viene también contra ti dispuesto a derribar tus fortalezas.
Valles y llanos serán destruidos. La destrucción llegará a todas las ciudades, ninguna de ellas se salvará. ¡Preparadle una tumba a Moab porque ha dejado de existir! ¡Sus ciudades están vacías y ya nadie vive en ellas! Soy yo, Dios, quien lo asegura.
Por eso voy a dejar que los pueblos del este se adueñen de vuestro país. Harán con vosotros lo mismo que hicieron con los amonitas: de un extremo al otro del país os arrebatarán vuestras ciudades, sobretodo las que son vuestro motivo de orgullo: Os quitarán Bet Jesimot, Baal Meón y Quiriatáin. Así es como voy a castigaros, y nunca nadie volverá a acordarse de vosotros. Entonces todos reconocerán que yo soy el Dios de Israel.
Su territorio se extendía desde Aroer, a orillas del río Arnón, hasta Jesbón, incluyendo la ciudad que está en medio del valle y toda la llanura de Medebá.
Los descendientes de José se habían dividido en dos tribus: la de Manasés y la de Efraín. Moisés ya había repartido la tierra al este del Jordán entre las tribus de Rubén, Gad y la media tribu de Manasés. A los descendientes de Leví no les dio ningún territorio, pero sí les asignó ciudades donde vivir y campos donde pastar sus animales.
Pero los descendientes de Leví no recibirán ninguna parte del territorio. Su heredad consistirá en servir a Dios como sus sacerdotes. Las tribus de Gad y de Rubén, y la media tribu de Manasés, ya han recibido sus tierras al este del río Jordán. Se las entregó Moisés, siervo de Dios.
Trescientos años hemos vivido en Jesbón y en Aroer, en las aldeas que las rodean y en las ciudades a orillas del río Arnón; ¿por qué en todo ese tiempo no os apoderasteis de estos territorios?