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Josué 1:5 - Biblia Lenguaje Básico

5 Nadie podrá derrotarte jamás, porque yo te ayudaré, de la misma manera que ayudé a Moisés. Nunca te fallaré ni te abandonaré.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Nadie podrá hacerte frente mientras vivas. Pues yo estaré contigo como estuve con Moisés. No te fallaré ni te abandonaré.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Mientras vivas, nadie podrá resistirte. Estaré contigo así como estuve con Moisés, no te olvidaré ni te abandonaré jamás.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Nadie te podrá resistir° en todos los días de tu vida. Como estuve con Moisés, estaré contigo. No te dejaré ni te desampararé.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Nadie podrá hacerte frente en todos los días de tu vida. Como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré ni te abandonaré.

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Josué 1:5
34 Referans Kwoze  

A José le fue muy bien en la casa de su amo egipcio, pues Dios estaba con él.


Que Dios ayude a Salomón así como ha ayudado a mi señor, el rey, y haga que su reino sea aún mayor que el de mi señor, el rey David.


Si me eres fiel y obedeces todos mis mandamientos como lo hizo David, mi fiel servidor, yo te ayudaré en todo, haré que tus descendientes conserven el trono real, como he prometido a David, y te entregaré a Israel.


Viviré en medio de los israelitas y nunca abandonaré a mi pueblo Israel.


¡Pidamos a nuestro Dios que esté con nosotros como estuvo con nuestros antepasados! ¡Que no nos abandone!


Luego David dijo a su hijo Salomón: —Para llevar a cabo esta obra del Templo de Dios cuentas con las distintas clases de sacerdotes y levitas; están también a tu disposición obreros expertos en trabajos manuales, así como las autoridades de la nación y todo el pueblo en general. ¡Tú sé fuerte y decidido! ¡No tengas miedo ni te desanimes, porque Dios siempre estará contigo! Él no te dará la espalda ni te abandonará hasta que termines todo el trabajo en relación con la obra del Templo de Dios.


¡Dejad ya de pelear! —dice Dios—; reconoced que yo soy Dios y que estoy por encima de las naciones y de todos los pueblos de la tierra.


Dios le dijo: —¡Moisés, yo estaré contigo en todo momento! Y para que sepas que yo soy quien te envía, voy a darte una señal: después de que hayas sacado a los israelitas, todos vosotros me adoraréis en este mismo lugar.


Llevaré a los ciegos por caminos que nunca antes conocieron; los guiaré por senderos que nunca antes transitaron; haré que delante de ellos las tinieblas se conviertan en luz. Convertiré los caminos rocosos en sendas totalmente llanas. Todo esto voy a hacerlo porque no he abandonado a mi pueblo.


El rey conquistador hará lo que quiera, y nadie se atreverá a hacerle frente. Destruirá todo lo que encuentre a su paso y se quedará en la Tierra del Esplendor.


Enseñadles a cumplir todo lo que yo os he enseñado. Y sabed que estaré siempre con vosotros, hasta el fin del mundo.


Solo nos queda decir que, si Dios está de nuestra parte, nadie podrá estar en contra de nosotros.


En medio de todos nuestros problemas, estamos seguros de que Jesucristo, que nos amó, nos dará la victoria total.


Moisés continuó diciendo: —Cuando vayáis a la guerra, no tengáis miedo. Aunque el enemigo sea muy fuerte y numeroso, y tenga muchos caballos y carros de combate, vosotros contáis con Dios, que os libró de Egipto.


Dios luchará por vosotros y os dará la victoria».


A Josué, Dios le dijo: —Tú, Josué, tienes que ser fuerte y valiente. Yo te ayudaré en todo, y tú harás que este pueblo conquiste la tierra que les he prometido.


él no os abandonará ni os destruirá, porque os ama de verdad y jamás se olvidará del pacto que hizo con vuestros antepasados y que juró cumplir.


Pero el Señor Jesucristo sí me ayudó, y me dio valor para anunciar su mensaje a quienes no eran judíos. Así Dios me salvó de la muerte, como si me hubiera rescatado de la boca de un león.


No viváis preocupados por tener más dinero. Estad contentos con lo que tenéis, porque Dios ha dicho en la Escritura: «Nunca te abandonaré».


Te obedeceremos en todo, como obedecimos a Moisés, siempre y cuando nuestro Dios te apoye como apoyó a Moisés.


Yo te pido que seas fuerte y valiente, que no te desanimes ni tengas miedo, porque yo soy tu Dios y te ayudaré por dondequiera que vayas.


Antes de salir, Dios había dicho a Josué: —Id sin miedo, porque yo os daré la victoria. No quedará vivo ninguno de ellos.


Dios también les había prometido que vivirían en paz. Y cumplió su promesa: les dio la victoria sobre todos sus enemigos y ninguno pudo hacerles frente.


Dios dijo a Josué: —Lo que voy a hacer hoy convencerá a todo el pueblo de Israel de que estoy contigo como estuve con Moisés, y te reconocerán como líder.


Dios ayudó a Josué en todo lo que hizo, y fue famoso en todo el país.


Dios ayudaba a los jefes que él ponía. Mientras ese jefe vivía, Dios salvaba a los israelitas de sus enemigos, porque se compadecía de ellos al oírlos quejarse de sus sufrimientos.


Dios le contestó: —Podrás hacerlo porque yo estaré contigo para ayudarte. Derrotarás a los madianitas como si se tratara de un solo hombre.


Una vez que se cumpla todo esto que ahora te digo, podrás hacer lo que quieras, porque Dios estará contigo.


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