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Joel 2:27 - Biblia Lenguaje Básico

27 Sabréis entonces que vivo en medio de vosotros y me reconoceréis como vuestro único Dios, pues no hay otro como yo. Y nunca más mi pueblo volverá a ser humillado.

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Biblia Reina Valera 1960

27 Y conoceréis que en medio de Israel estoy yo, y que yo soy Jehová vuestro Dios, y no hay otro; y mi pueblo nunca jamás será avergonzado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

27 Entonces sabrán que yo estoy en medio de mi pueblo Israel, que yo soy el Señor su Dios, y que no hay otro. Nunca más mi pueblo será avergonzado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

27 y sabrán ustedes que yo estoy en medio de Israel, yo Yavé, su Dios, y no hay otro. Mi pueblo no será ya jamás confundido.

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La Biblia Textual 3a Edicion

27 Sabréis que Yo estoy en medio de Israel, Y que Yo soy YHVH vuestro Dios, Y que no hay ningún otro, Y mi pueblo nunca más será avergonzado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

27 Así conoceréis que en medio de Israel estoy yo, y que yo, Yahveh, soy vuestro Dios, y no hay otro. Nunca más será mi pueblo abochornado.

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Joel 2:27
31 Referans Kwoze  

Un río alegra a los que viven en la ciudad de Dios; sus arroyos llenan de alegría el Templo del Dios altísimo.


Son miles los carros que Dios usa para la guerra; en ellos llega desde el Sinaí para entrar en su santuario.


Haced caso a mis advertencias, pues quiero comunicaros mi espíritu y explicaros mis enseñanzas.


Demos gritos de alegría, habitantes de Jerusalén, porque en medio de nosotros está el Dios único y perfecto, con toda su grandeza».


Yo haré que corra agua en el desierto y que broten arroyos en tierras secas. A tus descendientes les daré mi espíritu y derramaré sobre ellos mi bendición.


¡Ánimo, no tengáis miedo! Desde hace mucho tiempo os he anunciado estas cosas y vosotros sois mis testigos. No hay otro Dios fuera de mí, no hay otro Dios que os proteja. ¡Y si lo hay, yo no lo conozco!».


Pues así dice Dios: «¡Yo soy el único Dios! Yo he creado los cielos y he formado la tierra para que sea habitada. Yo no formé la tierra como un desierto seco,


Yo soy Dios, y fuera de mí no hay otro. Tú no me conocías, pero yo te preparé para la lucha;


así todo el mundo sabrá que yo soy el único Dios.


recordad todo lo que ha pasado desde tiempos antiguos. Yo soy Dios, y no hay otro; soy Dios, y no hay nadie igual a mí.


Sus reyes serán tus tutores, sus princesas harán de niñeras. Se arrodillarán ante ti y te servirán; y tendrás que reconocer que yo soy Dios y no defraudo a los que confían en mí.


Todos andábamos como ovejas extraviadas, caminando cada uno a su capricho; pero Dios hizo recaer en su Siervo el castigo que nosotros merecíamos.


Voy a poneros tendones, y a recubriros de carne y piel. Voy a daros un aliento de vida para que reviváis. Así reconoceréis que yo soy el Dios de Israel.


Y a partir de ese día, los israelitas reconocerán que yo soy su Dios.


Derramaré mi espíritu sobre el pueblo de Israel y no volveré a darle la espalda. Yo soy el Dios de Israel y cumpliré mi palabra.


Tendremos mucha comida, y alabaremos a nuestro Dios por todas las grandes maravillas que ha hecho en favor nuestro. Y nunca más mi pueblo —dice Dios— volverá a ser humillado.


Tú, Jerusalén, has sido muy rebelde; pero cuando llegue ese día ya no quedarás avergonzada, porque entonces expulsaré de ti a los que se creen muy importantes y no volverás a mostrar tu soberbia en mi monte santo.


pues tu Dios está contigo y con su poder te salvará. Él se alegra y goza contigo; con cantos de alegría te expresará la felicidad que le haces sentir,


Yo seré para mi ciudad como una muralla de fuego y mostraré mi grandeza en medio de ella. Yo soy el Dios de Israel y cumpliré mi palabra.


Pero Moisés le respondió: —No seas celoso ni envidioso. Ya quisiera yo que todo el pueblo de Dios recibiera su espíritu y profetizara.


Dios es el rey de Israel y como tal ellos lo aclaman. Dios vive en medio de su pueblo y no les desea ningún mal ni quiere causarles ningún daño.


Nosotros somos el templo de Dios vivo. Si Dios está en nosotros, no tenemos nada que ver con los ídolos. Dios mismo dijo: Viviré con este pueblo y caminaré con ellos. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.


Pues Dios dice en las Escrituras: «Yo coloco en Jerusalén, como piedra principal, una piedra valiosa y escogida. Quien ponga su fe en ella jamás será engañado».


Y oí una fuerte voz que salía del trono y decía: —Aquí es donde Dios vive con su pueblo. Dios vivirá con ellos y ellos serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos.


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