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Joel 2:1 - Biblia Lenguaje Básico

1 ¡Que toquen la trompeta en Jerusalén! ¡Que suene la alarma en el Templo! ¡Que comiencen a temblar todos los habitantes de este país! ¡Nuestro Dios viene y ya está cerca su día!

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

1 Tocad trompeta en Sion, y dad alarma en mi santo monte; tiemblen todos los moradores de la tierra, porque viene el día de Jehová, porque está cercano.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 ¡Toquen las trompetas en Jerusalén! ¡Den la alarma en mi monte santo! Que todos tiemblen de miedo porque está cerca el día del Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 ¡Toquen la trompeta en Sión! Den la alarma en mi monte santo. ¡Tiemblen todos los habitantes del país, porque está cerca el día de Yavé: ¡Ahí viene!

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 ¡Soplad el shofar° en Sión! ¡Suene la alarma° en mi santo monte! ¡Tiemblen todos los moradores de esta tierra! Porque ya está cerca el día de YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 ¡Tocad la trompeta en Sión, dad la alarma en mi monte santo! ¡Tiemblen todos los habitantes del país, porque llega el día de Yahveh; sí, ya está cerca!

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Joel 2:1
53 Referans Kwoze  

Tiemblo de miedo en tu presencia; tus decisiones me infunden respeto.


Salmo compuesto por la familia de Coré. La ciudad de Jerusalén está asentada sobre montes santos.


Comenzad a llorar, babilonios, porque el día de vuestra destrucción se acerca: Dios todopoderoso os destruirá por completo.


¡Ya llega el día de la destrucción! Dios está tan enfadado, que cuando llegue ese día dejará la tierra hecha un desierto y acabará con todos los pecadores.


pues ya está cerca el día en que humillará a esos orgullosos.


Yo hice todo lo que existe, y todo me pertenece. Así os lo aseguro yo, que soy Dios. Yo miro con bondad a los pobres y afligidos que respetan mi palabra.


Escuchad la palabra de Dios, vosotros que tenéis por ella un gran respeto: Algunos de vuestros compatriotas, que os aborrecen y rechazan porque sois mis servidores, dicen: "Que Dios muestre su poder, a ver si os ponéis contentos". Pues bien, ellos quedarán avergonzados».


Cuando comuniques todo esto al pueblo, te van a preguntar por qué decidí enviarles esta terrible desgracia. También preguntarán si se han portado mal, y si acaso han pecado contra mí.


Nadie participará en una comida para consolar a los que hayan perdido a un ser querido. A nadie se le ofrecerá consuelo, aunque haya muerto su padre o su madre.


¡Anunciad esto a gritos en Judá, proclamadlo en Jerusalén! ¡Haced sonar la trompeta por todo el país! ¡Que todos se protejan dentro de las ciudades amuralladas!


Yo, que soy vuestro Dios, os pregunto: ¿Ya no me queréis obedecer? ¿Ya no me tenéis respeto? Fui yo quien le puso límite al mar y aunque sus olas se encrespen y hagan mucho ruido, no van más allá de la playa.


Pues ahora, vete y diles de mi parte que ese dicho no volverá a repetirse en Israel. Más bien, diles este otro dicho: «Está cerca el día en que se cumplirá lo que el profeta anunció».


Y si te preguntan por qué lloras, diles que te da tristeza saber que pronto pasará algo que dejará a todos sin aliento, sin fuerzas y temblando de miedo. Es algo que sucederá en cualquier momento y sin tardar. Yo soy el Dios de Israel y cumpliré mi palabra.


ese vigilante tiene la obligación de tocar la trompeta para dar la alarma al pueblo cuando ve que el ejército enemigo se acerca.


También puede suceder que el vigilante vea que se acerca el enemigo, y no toque la trompeta. En tal caso, si el enemigo llega y mata a alguien, esa persona morirá por causa de su pecado, pero yo le pediré cuentas de esa muerte al vigilante.


¡Ha llegado el día! ¡Ha llegado la hora! ¡Por todas partes se ve orgullo y maldad!


¡Ha llegado la hora! ¡Ha llegado el día! Se acabó la alegría de los que compran y los que venden. A todos voy a castigarlos.


Entonces el rey Darío escribió un mensaje para todas las naciones y pueblos de la tierra. El mensaje decía: —Con mis deseos de paz para todos,


Mientras yo estaba orando por Jerusalén, y pidiendo perdón por mis pecados y los de mi pueblo,


Avisad con toques de trompeta a los habitantes de Guibeá y de Ramá; poned en alerta a Bet-Avén. La tribu de Benjamín es atacada por la espalda:


Vigilante, toca la trompeta, pues viene el destructor de mi pueblo; se parece a un águila que se lanza sobre su presa. Mi pueblo no ha cumplido con mi pacto ni ha seguido mis mandamientos.


¡Nuestro Dios viene! ¡Ya está cerca su día! ¡Será un día de destrucción por parte del Todopoderoso!


Al frente de este ejército, que es muy grande y poderoso, Dios deja oír su voz de mando y este ejército lo obedece. Ante el día de Dios que será impresionante y terrible, nadie podrá mantenerse firme.


¡Tocad la trompeta en Jerusalén! Que se reúna todo el pueblo. Que vengan los ancianos y hasta los niños más pequeños; que incluso los recién casados salgan de su cuarto nupcial. Que todos ayunen y se preparen para adorar a Dios.


Si la gente se alborota, es porque suena la alarma. Y si algo malo sucede en la ciudad, es Dios quien lo causa.


¡Qué mal os va a ir, los que esperáis con ansia el día de mi llegada! ¡Porque no será un día de luz, sino un día de terrible oscuridad!


Entonces me preguntó: —¿Qué es lo que ves, Amós? Yo le respondí: —Veo una cesta llena de fruta madura. Entonces Dios me dijo: —Pues también Israel está lleno de maldad y listo para ser castigado. Ya no volveré a perdonar sus pecados.


¡Pero ya está cerca el día en que juzgaré a todas las naciones! ¡Ese día recibirás tu merecido y harán contigo lo mismo que tú hiciste con otros!


¡Ya se acerca el gran día en que vendré a castigarlos! ¡Se acerca con gran rapidez! ¡Ese día será tan grande la angustia que hasta los más valientes gritarán!


Entre gritos y toques de trompeta, ese día se dará la orden de ataque contra las ciudades amuralladas y contra sus altas torres.


Guardad silencio porque se acerca el día del castigo. Todo está preparado para el sacrificio y los invitados ya han sido consagrados para asistir.


Tú, Jerusalén, has sido muy rebelde; pero cuando llegue ese día ya no quedarás avergonzada, porque entonces expulsaré de ti a los que se creen muy importantes y no volverás a mostrar tu soberbia en mi monte santo.


Ciudad de Jerusalén, ya viene el día en que Dios reunirá contra ti a todas las naciones. Te atacarán, te conquistarán y se llevarán todo lo que haya en tus casas. A tus mujeres las violarán y a la mitad de tus habitantes se los llevarán a otro país, pero dejarán en ti a un pequeño grupo de gente.


Por eso volveré a vivir en ella y será llamada «ciudad fiel»; habitaré de nuevo en mi Templo y mi nombre, el del Dios todopoderoso, será llamado «Santo».


—Toma un martillo y haz dos trompetas de plata, que solo podrán tocar los sacerdotes descendientes de Aarón. Cuando los sacerdotes toquen las dos trompetas, toda la comunidad se debe reunir delante de ti a la entrada de la Tienda del encuentro. Un solo toque de trompeta significa que solo deben reunirse contigo los jefes de las tribus. Las trompetas también te servirán para dar al pueblo la señal de ponerse en marcha. Al primer toque de trompeta, se pondrán en marcha todos los que estén acampados al oriente. A un nuevo toque de trompeta, se pondrán en marcha los que estén acampados en el sur. Esta será una ley permanente para vosotros y vuestros descendientes.


Si en una guerra nadie pudiera distinguir el toque de trompeta que anuncia la batalla, ninguno se prepararía para combatir.


Queridos hermanos, cuando estaba con vosotros, siempre me obedecíais. Ahora que estoy lejos, debéis hacerlo más que nunca. Por eso, con pleno respeto a Dios, trabajad en vuestra salvación.


Sabéis muy bien que el Señor Jesús regresará en el día menos esperado, como un ladrón en plena noche.


Haced lo mismo vosotros: tened paciencia y no perdáis la esperanza pues está cercano el regreso del Señor.


Ya se acerca el fin del mundo. Por eso, sed serios y responsables para poder dedicaros a la oración.


Porque ha llegado el día en que Dios y el Cordero nos castigarán y nadie podrá resistir el castigo.


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