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Jeremías 7:31 - Biblia Lenguaje Básico

31 Para colmo, en el valle de Ben Hinón habéis construido en el Tófet un altar en el que habéis quemado a vuestros hijos e hijas. Pero eso es algo que jamás os ordené y ni siquiera se me ocurrió.

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Biblia Reina Valera 1960

31 Y han edificado los lugares altos de Tofet, que está en el valle del hijo de Hinom, para quemar al fuego a sus hijos y a sus hijas, cosa que yo no les mandé, ni subió en mi corazón.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

31 Han edificado santuarios paganos en Tofet, el basurero en el valle de Ben-hinom, donde queman a sus hijos y a sus hijas en el fuego. Jamás ordené un acto tan horrendo; ¡ni siquiera me pasó por la mente ordenar semejante cosa!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

31 han construido los santuarios de Lomas de Tofet, en el valle de Ben-Hinón, para quemar en el fuego a sus hijos y a sus hijas, cosa que yo no les ordené ni se me ocurrió jamás.

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La Biblia Textual 3a Edicion

31 y han edificado los lugares altos de Tófet,° que están en el valle de Ben-Hinom,° para quemar a sus hijos y a sus hijas en el fuego, cosa que Yo no les mandé, ni ha subido a mi corazón.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

31 Han edificado los altos de Tófet, que está en el valle de Ben Hinón, para quemar en el fuego a sus hijos y a sus hijas, cosa que yo no mandé ni me vino a las mientes.

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Jeremías 7:31
23 Referans Kwoze  

Quemaron a sus hijos e hijas para ofrecerlos como sacrificios, fueron a consultar con adivinos y brujos que pretendían saber el futuro, y se dedicaron por completo a hacer lo malo, por lo que provocaron la ira de Dios.


Josías también destruyó el horno que estaba en el valle de Ben Hinón, para que nadie pudiera quemar en él a su hijo o hija como sacrificio en honor de Moloc.


Después mató sobre los altares a todos los sacerdotes de esos santuarios, quemando sobre ellos huesos humanos. Cuando regresó a Jerusalén,


y en su honor quemó incienso en el valle de Ben Hinón. ¡Incluso mandó quemar a sus hijos y los ofreció en sacrificio! Siguió así las vergonzosas costumbres de naciones que Dios había expulsado ante los israelitas.


Puso la imagen de un ídolo en el Templo de Dios, practicó la hechicería y la brujería, y se hizo amigo de brujos y espiritistas. También hizo quemar a su hijo como un sacrificio en el valle de Ben Hinón. Su comportamiento fue tan malo, que Dios se enfureció con él. Dios había dicho a David y a su hijo Salomón: «Entre todas las tribus de Israel, he elegido a Jerusalén y este Templo como lugar donde se invoque mi nombre para siempre.


Desde hace mucho tiempo Dios tiene preparado un lugar de castigo para Asiria y para su rey. Es un lugar ancho y profundo donde hay madera en abundancia. Cuando Dios sople sobre ella, se encenderá la leña y arderá como un torrente de azufre.


Debajo de los robles y de todo árbol frondoso tenéis relaciones sexuales como acto de culto a los falsos dioses; junto a los arroyos y en las cuevas de las rocas sacrificáis niños en su honor.


Cómo os atrevéis a decir que no habéis pecado ni habéis adorado a otros dioses? ¡Mirad cómo os habéis portado en el valle de Ben Hinón! Reconoced lo que habéis hecho pues sois como una burra en celo que, cuando anda en busca del macho, se pone a olfatear el viento, sin que nadie la pueda frenar. Si el macho la busca, fácilmente la encuentra.


Para colmo, en mi propio Templo han colocado sus despreciables ídolos con intención de profanarlo.


También han construido altares en el valle de Ben Hinón para adorar a Baal. Pero lo que más aborrezco es que en esos altares han ofrecido a sus hijos y a sus hijas en honor del dios Moloc. Yo jamás les ordené que hicieran eso, y ni siquiera me pasó por la mente que los habitantes de Judá pudieran cometer tal atrocidad.


Pero no le bastó con portarse como una ciudad cualquiera. Sus habitantes tomaron a sus hijos y a sus hijas, y los quemaron como ofrenda en honor de esos ídolos.


Dejé que sacrificaran a sus hijos mayores como ofrenda a los ídolos. Lo hice para que se sintieran horrorizados y reconocieran que yo soy su Dios.


Seguís presentando a vuestros hijos como ofrendas quemadas en honor de esos ídolos. ¿Y todavía os atrevéis a venir a consultarme? Pues os juro por mí mismo que no os daré ninguna respuesta. Yo soy el Dios de Israel y cumpliré mi palabra.


Nadie debe entregar a sus hijos para sacrificarlos como ofrenda al dios Moloc. Quien lo haga, me ofenderá gravemente a mí que soy el Dios de Israel.


podemos ofrecerte mil carneros, o diez mil litros de aceite, pero tampoco eso te agrada; ¡ni siquiera esperas como ofrenda a nuestro primer hijo en pago por nuestros pecados!


No se os ocurra hacer tal cosa, porque a Dios le repugna la manera en que esos pueblos adoran a sus dioses. ¡Hasta queman a sus propios hijos en sus altares!


luego cruzaba el valle de Ben Hinón, que está al sur de Jerusalén, y subía por la cumbre del monte que está al oeste del valle de Hinón; y de allí bajaba al valle de Refaín,


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