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Jeremías 7:26 - Biblia Lenguaje Básico

26 Pero nadie me ha obedecido ni prestado atención, sino que todos han sido peores que sus antepasados.

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Biblia Reina Valera 1960

26 pero no me oyeron ni inclinaron su oído, sino que endurecieron su cerviz, e hicieron peor que sus padres.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

26 pero mi pueblo no me ha escuchado, ni siquiera ha tratado de oírme. Han sido tercos y pecadores, aún peores que sus antepasados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

26 Pero tampoco ustedes me oyeron ni me hicieron caso, y, endureciendo su cabeza, se portaron peor que ellos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

26 Pero no me escucharon ni inclinaron su oído, sino que endurecieron su cerviz y fueron peores que sus padres.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

26 pero no me han escuchado ni aplicado su oído, sino que han endurecido su cerviz y se han portado peor que sus padres.

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Jeremías 7:26
44 Referans Kwoze  

Los habitantes de Judá desobedecieron a Dios y pecaron mucho más que sus antepasados, provocando así la ira de Dios.


En cambio tú te has comportado peor que todos los reyes anteriores, te has fabricado dioses y otras imágenes de metal traicionándome y provocando mi ira.


Pero ellos no hicieron caso ni confiaron en Dios, sino que fueron incluso más tercos que sus antepasados.


Despreciaron tanto los mandamientos como el pacto que Dios había hecho con el pueblo de Israel. Adoraron ídolos que no valían nada, y por eso ellos mismos se convirtieron en gente sin valor. Imitaron a las naciones vecinas, aunque Dios les había prohibido hacerlo.


Dios habló a Manasés y a su pueblo, pero ellos no le hicieron caso.


Pero Amón no se humilló ante Dios, como lo había hecho Manasés, sino que se comportó aún peor.


Les advertiste que obedecieran tu ley que da vida a quienes la cumplen, pero ellos fueron rebeldes y orgullosos, y se obstinaron en no obedecerte.


Quien no acepta la corrección será muy pronto aniquilado y nadie podrá evitarlo.


Como yo sabía que tenéis la cabeza más dura que el hierro y el bronce,


¿Qué podría haber hecho por mi viña que no haya hecho? Esperaba frutos dulces y los ha dado amargos.


Pero ellos no me han obedecido ni me han prestado atención. Al contrario, han seguido haciendo lo que les dictaba su malvado corazón. Por eso les he enviado los castigos anunciados en este pacto.


Pero diles que ellos son peores que sus antepasados, porque tampoco me obedecen e insisten en llevar a cabo sus planes malvados.


quienes, sin embargo, no quisieron obedecer a Dios, sino que se empeñaron en desobedecerlo y no quisieron aprender la lección.


—Así dice el todopoderoso Dios de Israel: «Esta ciudad y sus pueblos vecinos se han empeñado en desobedecerme. Por eso voy a enviar contra ellos todas las desgracias que les he anunciado».


Cuando os iba bien, os advertí del peligro, pero no me hicisteis caso. ¡Siempre habéis sido rebeldes!


—Desde hace veintitrés años Dios me comunica sus mensajes. El primero me lo comunicó cuando Josías, hijo de Amón, llevaba trece años reinando en Judá. Yo os he anunciado estos mensajes una y otra vez, pero vosotros no habéis querido hacerme caso.


Pero vosotros no habéis prestado atención a estos mensajes. Al contrario, habéis ofendido a Dios adorando a esos ídolos que vosotros mismos os fabricáis para vuestra propia desgracia.


si no escucháis las enseñanzas de mis siervos los profetas a quienes yo os he enviado una y otra vez, pero a los que no habéis querido hacer caso,


Pero cuando nuestros antepasados llegaron para habitar este país, no te obedecieron ni tuvieron en cuenta tus enseñanzas. ¡No cumplieron lo que tú les mandaste hacer, y por eso nos has castigado con esta desgracia!


que cada siete años debían dejar libres a los esclavos israelitas que hubieran comprado. Esto significa que todo esclavo debía ser liberado después de siete años de servicio. Sin embargo, vuestros antepasados no me hicieron caso ni respetaron mi pacto.


Os he enviado una y otra vez a los profetas, mis servidores, para que os convirtierais y no dierais culto a otros dioses. Os he pedido que me obedezcáis para que podáis vivir en la tierra que os prometí a vosotros y a vuestros antepasados. Sin embargo, vosotros os habéis empeñado en no hacerme caso.


Por eso ahora os anuncio todos los castigos que enviaré sobre Judá y sobre todos los que viven en Jerusalén. Los voy a castigar porque no han prestado atención a mis palabras ni han obedecido mis mandamientos. Yo, el todopoderoso Dios de Israel, os aseguro que así será.


—Escucha, Jeremías: Este mensaje que nos has comunicado de parte de Dios no lo vamos a obedecer,


Pues bien, Dios de Israel, yo sé que tú buscas gente honesta; pero este pueblo es muy terco, es más duro que una roca y no ha querido arrepentirse. Por eso lo has castigado, pero parece que no le dolió; y aunque lo has aplastado, no ha querido hacerte caso.


Pero ¿a quién me dirigiré, Dios mío?, ¿a quién hablaré para que me hagan caso? Se tapan los oídos porque no quieren escuchar. Se burlan de la palabra de Dios porque no la quieren obedecer.


Yo os he dado vigilantes para advertiros del peligro, pero no les habéis prestado atención.


Pero vuestros antepasados no me obedecieron ni me prestaron atención; al contrario, fueron tercos y actuaron con maldad. Fue así como, en vez de mejorar, empeoraron.


Más bien siguieron el ejemplo de vuestros antepasados y se empeñaron en adorar a los dioses falsos.


—Tú, Ezequiel, hombre mortal, vives entre gente tan rebelde, que hasta cierra los ojos y se tapa los oídos para no ver ni oír. Por eso quiero que salgas de tu casa a plena luz del día, cuando todos puedan verte, y finjas caminar como si te llevaran preso a otro país. No lleves contigo más de lo que puedas cargar; llévate solamente lo que se llevaría un prisionero. Esta gente es muy rebelde, pero espero que entienda el mensaje. Por la tarde, haz un hueco en la muralla y pasa por ahí con tu equipaje, como para iniciar tu viaje al país donde quedarás prisionero. Y por la noche, échate al hombro lo que lleves en la mano y ponte en marcha. Tápate la cara para no ver el país. De este modo le darás una lección al pueblo de Israel.


Por eso, dales de mi parte el siguiente mensaje a los israelitas: Vosotros habéis seguido el mal ejemplo de vuestros antepasados y me habéis sido infieles adorando a esos ídolos odiosos.


Los profetas hablaron de ti a nuestros reyes y a nuestros jefes, y también a nuestros antepasados y a toda la gente del pueblo, pero no les hicimos caso.


Pueblo mío, ya lo has decidido; me abandonaste por otros dioses. Los crees más fuertes que yo, pero no podrán ayudarte.


En el pasado, puse mi espíritu en los profetas para que ellos os comunicaran mis mensajes. Pero vosotros habéis sido siempre tercos y en lugar de obedecerme, me abandonasteis y no me hicisteis ningún caso. Por eso me enfurecí y os dije:


En cambio, vosotros, desde los días de vuestros antepasados, siempre habéis desobedecido mis mandamientos. Pero si ahora os arrepentís y volvéis a mí, yo también me volveré a vosotros. Esto es lo que yo, el Dios todopoderoso, os digo. Me preguntáis: «¿Y de qué tenemos que arrepentirnos?».


Pero cuando vieron que había llegado el hijo del dueño, dijeron entre ellos: «Este muchacho es el heredero. Vamos a matarlo y la herencia será nuestra».


¡Terminad, pues, de hacer lo que ellos comenzaron!


¡Qué tercos sois! Tenéis el corazón endurecido y os negáis a escuchar el mensaje de Dios. Siempre habéis desobedecido al Espíritu Santo demostrando que sois igual que vuestros antepasados.


Pero si insistís en desobedecerle y no os arrepentís, haréis que Dios os aumente el castigo. Llegará el día del juicio final, cuando Dios juzgará a todos y en su ira castigará a los que se han empeñado en hacer el mal.


Si sois desobedientes, Dios os destruirá, al igual que lo hará con los pueblos a los que os vais a enfrentar.


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