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Jeremías 6:16 - Biblia Lenguaje Básico

16 También os dije que os paraseis en los cruces de caminos y preguntarais por el camino a seguir. Porque solo siguiendo el buen camino podréis hallar descanso. ¡Pero os habéis negado a seguirlo!

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

16 Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Esto dice el Señor: «Deténganse en el cruce y miren a su alrededor; pregunten por el camino antiguo, el camino justo, y anden en él. Vayan por esa senda y encontrarán descanso para el alma. Pero ustedes responden: “¡No, ese no es el camino que queremos!”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Así dice Yavé: 'Vuelvan al punto de partida y pregunten por los viejos senderos: ¿Cuál era el camino del bien? Síganlo y encontrarán la tranquilidad. Pero respondieron: '¡No queremos ir por ahí!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Así dice YHVH: Deteneos en medio de los caminos, y mirad; Y preguntad por los senderos antiguos, Y dónde está el camino bueno, y andad por él, Y hallad descanso para vuestras almas. Pero ellos dijeron: ¡No andaremos en él!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Así dice Yahveh: Paraos en los caminos y mirad, preguntad por los senderos antiguos, cuál es el buen camino y seguidlo, así hallaréis reposo para vuestras almas. Pero ellos respondieron: 'No queremos seguirlo'.

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Jeremías 6:16
38 Referans Kwoze  

Escúchanos desde el cielo y perdónanos. Enséñanos a portarnos bien y envía de nuevo la lluvia a nuestra tierra, a esta tierra que nos diste como herencia.


Amarías, el jefe de los sacerdotes, será quien os guíe en todos los asuntos que tengan que ver con Dios. Zebadías, hijo de Ismael y jefe de la tribu de Judá, os ayudará a resolver los asuntos que tengan que ver con el rey. Otros miembros de la tribu de Leví os servirán de secretarios. ¡Dios os ayudará a hacer el bien! ¡Ánimo y manos a la obra!


Dios mío, tú has sido bueno conmigo; ya puedo dormir tranquilo.


¡Vamos, pueblo de Israel, deja que Dios sea tu guía!


Ya Dios os había dicho: «Aquí hay tranquilidad para los fatigados, ¡aquí podéis descansar!». Pero vosotros no quisisteis hacer caso.


Si dejáis de serle fieles, oiréis una voz que os dirá: «No os comportéis así, seguid más bien mis caminos».


recordad todo lo que ha pasado desde tiempos antiguos. Yo soy Dios, y no hay otro; soy Dios, y no hay nadie igual a mí.


Se portaron rectamente y ahora descansan en paz.


Y si estas naciones enemigas, que enseñaron a mi pueblo a jurar por Baal, aprenden ahora a portarse debidamente y a jurar por mi nombre diciendo: «¡Que viva el Dios de Israel!», llegarán a formar parte de mi pueblo.


Ellos te dirán que no insistas, porque van a seguir viviendo como les dé la gana y van a seguir haciendo todo lo que les dicte su malvado corazón.


Pues este pueblo mío me ha olvidado para adorar a ídolos inútiles. No sigue las enseñanzas que desde un principio le di, no se comporta como debe.


Estáis empeñados en adorar a dioses extraños. Y no os importa andar descalzos y casi muertos de sed. Por eso, tanto vosotros como todas vuestras autoridades vais a quedar avergonzados, como el ladrón cuando es sorprendido.


Cuando os iba bien, os advertí del peligro, pero no me hicisteis caso. ¡Siempre habéis sido rebeldes!


Amado pueblo de Israel, ¡regresa ya a tus ciudades! ¡Pon señales en el camino para que puedas encontrarlo!


Pídele a Dios que nos diga a dónde tenemos que ir y qué debemos hacer.


—Escucha, Jeremías: Este mensaje que nos has comunicado de parte de Dios no lo vamos a obedecer,


Preguntarán cómo llegar a Jerusalén y hacia allá se dirigirán. Al llegar, se reunirán conmigo para hacer un pacto eterno, del cual nunca más se olvidarán.


Lo que sí les mandé fue que me obedecieran. Solo así yo sería su Dios, y ellos serían mi pueblo. También les mandé obedecer mis mandamientos para que siempre les fuera bien.


Pero vuestros antepasados no me obedecieron ni me prestaron atención; al contrario, fueron tercos y actuaron con maldad. Fue así como, en vez de mejorar, empeoraron.


Así dice el todopoderoso Dios de Israel: No prestéis atención a esos que os engañan asegurando que no voy a destruir esta ciudad porque aquí está mi Templo. Al contrario, haced lo siguiente: Corregid vuestra conducta, sed justos los unos con los otros, tratad bien a los inmigrantes, a las viudas y a los huérfanos; haced justicia al inocente y adoradme solo a mí. Si lo hacéis así, yo os dejaré vivir por siempre en este país que di a vuestros antepasados.


Pero Abrahán le contestó: «Tus hermanos ya tienen las Escrituras. ¿Por qué no las leen?».


Jesús les contestó: —Yo soy la luz y todavía estoy entre vosotros, aunque no por mucho tiempo. Mientras me tenéis a mí, que soy la luz, comportaos de forma que no os sorprenda la oscuridad. Y es que quien camina a oscuras no sabe por dónde va.


Si entendéis estas cosas y las ponéis en práctica, seréis felices.


Estudiáis las Escrituras con mucho cuidado porque creéis que contienen vida eterna. Sin embargo, a pesar de que las Escrituras dan testimonio en mi favor,


Los judíos que vivían en esa ciudad eran más acogedores que los judíos de Tesalónica. Escucharon muy contentos la buena noticia acerca de Jesús, y todos los días leían las Escrituras para ver si lo que les enseñaban era cierto.


Pero Abrahán es también padre de los que están circuncidados, y que a la vez creen en Dios, pues con esto siguen el ejemplo de Abrahán antes de que fuera circuncidado.


Poneos a pensar en la historia de vuestro pueblo. Vuestros padres y vuestros jefes os contarán hechos del pasado.


Vosotros habéis aceptado a Jesucristo como vuestro dueño y Señor. Por eso debéis vivir como a él le agrada.


Dios aceptó a nuestros antepasados porque ellos tuvieron fe en él.


No queremos que os volváis perezosos. Más bien, sin dudar ni un instante, seguid el ejemplo de los que creen en Dios, porque así recibiréis lo que Dios os ha prometido.


Sin embargo, ellos no prestaron atención a esos jefes, ni fueron obedientes a Dios, sino que adoraron a otros dioses. Sus antepasados habían cumplido los mandamientos del Dios verdadero, pero ellos no los cumplieron.


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