Biblia Todo Logo
Bib sou entènèt

- Piblisite -





Jeremías 51:5 - Biblia Lenguaje Básico

5 Todos en Israel y en Judá son culpables delante de mí; pero yo nunca los he abandonado, yo que soy el Dios todopoderoso, el Dios Santo de Israel.

Gade chapit la Kopi


Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

5 Porque Israel y Judá no han enviudado de su Dios, Jehová de los ejércitos, aunque su tierra fue llena de pecado contra el Santo de Israel.

Gade chapit la Kopi

Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Pues el Señor de los Ejércitos Celestiales no ha abandonado a Israel ni a Judá. Todavía es su Dios, aunque su tierra se llenó de pecado contra el Santo de Israel».

Gade chapit la Kopi

Biblia Católica (Latinoamericana)

5 porque Israel no es viuda de su Dios, Yavé de los Ejércitos, aunque su país estaba lleno de pecados contra el Santo de Israel.

Gade chapit la Kopi

La Biblia Textual 3a Edicion

5 Porque Israel y Judá no están viudas de su Dios, De YHVH Sebaot, Aunque su tierra esté llena de pecados Contra el Santo de Israel.

Gade chapit la Kopi

Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 porque su país está lleno de culpa ante el Santo de Israel. Pues Israel y Judá no están viudas de su Dios, Yahveh Sebaot'.

Gade chapit la Kopi




Jeremías 51:5
37 Referans Kwoze  

Viviré en medio de los israelitas y nunca abandonaré a mi pueblo Israel.


Además de hacer pecar a Judá y ofender a Dios con su conducta, Manasés derramó sangre de mucha gente inocente. ¡Fueron tantos los que mató que Jerusalén se llenó de sangre desde un extremo al otro!


Aunque somos esclavos, no nos has abandonado. Tu amor por nosotros es tan grande que hiciste que los reyes de Persia nos permitieran volver para reconstruir tu Templo, que estaba en ruinas. ¡Aquí en Judá y en Jerusalén tú nos proteges!


Tú, Dios mío, nunca abandonas a tu pueblo, jamás te desentiendes de los tuyos.


«Recuerda, Israel, yo soy tu Creador y tú eres mi siervo; Israel, no te olvidaré.


porque yo soy Dios, el Dios todopoderoso que pongo el mar en movimiento y las olas se levantan con estruendo.


Sus habitantes serán llamados: «Pueblo Santo, salvado por su Dios», y a Jerusalén la llamarán: «Ciudad deseada», «Ciudad no abandonada».


Dios de Israel, nos has herido tanto que ya no podremos recuperarnos. ¿Es que has rechazado por completo a Judá y has dejado de amar a Jerusalén? Esperábamos pasarlo bien, y lo estamos pasando mal; esperábamos vivir en paz, pero vivimos llenos de miedo. Reconocemos nuestra maldad y los pecados de nuestros antepasados; ¡hemos pecado contra ti!


Dios de Israel, todos saben que somos tuyos, y que vives con nosotros. ¡No nos abandones! ¡No des la impresión de que eres un guerrero sin fuerzas, incapaz de salvar a nadie!


Así que les daré un castigo doble por los terribles pecados que han cometido. Le han quitado al país su buena fama llenándolo de ídolos malolientes que no tienen vida.


Por tanto, así dice el Dios todopoderoso contra estos profetas de Jerusalén: Vosotros sois los responsables de tanta maldad en este país. Vuestro sufrimiento será terrible y vuestro dolor no tendrá fin.


Cuando llegue ese día, perdonaré a los que quise dejar con vida. Y nadie volverá a recordar el pecado de Israel y de Judá.


Pero nuestro Dios no es así; ¡él hizo todo lo que existe! Israel es su pueblo elegido ¡Su nombre es el Dios todopoderoso!


Entonces Dios me dijo: —¿Has visto, Ezequiel, hombre mortal? Parece que el pueblo de Judá no se conforma con cometer tantas acciones odiosas aquí en el Templo. También ha llenado de violencia a todo el país y no hacen más que enfurecerme. ¡Y para colmo, me obligan a oler los ramos malolientes con que adoran a su ídolo!


Y Dios me respondió: —La gente de Israel y de Judá ha pecado mucho. Ellos creen que yo los he abandonado y que por eso no me fijo en lo que hacen. Han manchado todo el país con la sangre de sus crímenes y han llenado toda la ciudad con sus injusticias.


Pero un día los israelitas volverán a ser como la arena del mar, que no se puede contar. Cuando llegue ese día, ya no os diré: «Vosotros no sois mi pueblo», sino que os diré: «Vosotros sois hijos del Dios de la vida».


Llamad a vuestros hermanos «Pueblo mío» y a vuestras hermanas llamadlas «Amadas mías».


Escuchad, israelitas, el mensaje de vuestro Dios: Yo tengo un pleito con vosotros, israelitas. Porque no sois sinceros ni amáis a vuestro prójimo. Todo el mundo mata y roba, miente y jura en falso, y no es fiel en su matrimonio. Por todos lados hay violencia y nadie conoce a Dios en el país.


No hay otro Dios que, como tú, perdone los pecados y olvide las maldades de los pocos que quedamos con vida. Tan grande es tu amor por nosotros que tu ira no dura para siempre.


Déjanos disfrutar de tu amor y fidelidad, porque así lo prometiste en tiempos pasados a Abrahán, a Jacob, y a todos nuestros antepasados.


Ese día convertiré a los jefes de Judá en antorcha ardiente y en fuego abrasador que consumirá por completo a todas las naciones vecinas, pero a la ciudad de Jerusalén no le pasará nada. Salvaré a las familias de Judá, pues para mí son tan importantes como la familia de David y como los que viven en Jerusalén.


Ese día destruiré a cualquier nación que ataque a Jerusalén. De tal manera protegeré a sus habitantes que los más débiles entre ellos se sentirán tan poderosos como David; además, los descendientes de David volverán a gobernar como si mi propio ángel los dirigiera.


El Dios todopoderoso me ha enviado a decir en su nombre a las naciones que despojaron de todo a Jerusalén: Yo castigaré a todas las naciones que le han hecho daño a mi pueblo. Quien le hace daño a mi pueblo también lo hace a las niñas de mis ojos. Yo haré que sus propios esclavos roben a esas naciones todas sus pertenencias y así tendrán que reconocer que ha sido obra del Dios todopoderoso.


Dios no os rechazará, pues su nombre quedaría deshonrado ante los demás pueblos. Además, él quiso que vosotros fuerais su pueblo.


Swiv nou:

Piblisite


Piblisite