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Jeremías 50:17 - Biblia Lenguaje Básico

17 Israel es un pueblo que ha vivido como oveja perdida, siempre en peligro de ser devorada por los leones. El primero en devorar a Israel fue el rey de Asiria; luego vino Nabucodonosor, rey de Babilonia, que lo devoró hasta los huesos.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

17 Rebaño descarriado es Israel; leones lo dispersaron; el rey de Asiria lo devoró primero, Nabucodonosor rey de Babilonia lo deshuesó después.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 »Los israelitas son como ovejas que han sido esparcidas por los leones. Primero los devoró el rey de Asiria. Después Nabucodonosor, rey de Babilonia, les quebró los huesos».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Israel era una oveja perdida, perseguida por leones. Primero, el rey de Asur la devoró, y luego, Nabucodonosor, rey de Babilonia, se comió sus huesos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Rebaño descarriado es Israel, Acosado por leones: Primero lo devoró el rey de Asiria, Luego lo deshuesó Nabucodonosor rey de Babilonia.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Oveja descarriada era Israel; los leones la espantaron. El primero que la devoró fue el rey de Asiria. El último que la deshuesó fue Nabucodonosor, rey de Babilonia.

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Jeremías 50:17
38 Referans Kwoze  

En ese tiempo, Pul (es decir, Tiglatpiléser), rey de Asiria, invadió el país. Entonces Menajén le entregó treinta y tres mil kilos de plata para que le permitiese mantenerse como rey en Israel.


En tiempos de Pecaj, rey de Israel, vino Tiglatpiléser, rey de Asiria, y conquistó las ciudades de Iyón, Abel Bet Maacá, Janóaj, Cadés y Jasor; se apoderó también de Galaad, Galilea y toda la región de Neftalí. A los habitantes de esos lugares se los llevó prisioneros a Asiria.


Por aquellos días, Nabucodonosor, rey de Babilonia, hizo la guerra a Joacín, al que derrotó y tuvo bajo su dominio durante tres años; pero al cabo de estos tres años Joacín se rebeló contra Nabucodonosor.


Durante el reinado de Jeconías, el ejército de Nabucodonosor, rey de Babilonia, se dirigió contra Jerusalén y rodeó la ciudad.


Entonces, el día diez del mes de Tébet, durante el noveno año del reinado de Sedecías, el rey Nabucodonosor marchó contra Jerusalén con todo su ejército. Puso cerco a la ciudad, construyó rampas para atacarla mejor,


Entonces Dios hizo que los jefes del ejército del rey de Asiria atacaran a los israelitas. Los asirios apresaron a Manasés y lo humillaron: le pusieron un gancho en la nariz, lo ataron con cadenas de bronce y se lo llevaron prisionero a Babilonia.


Si ahora los pozos de Dimón están llenos de sangre, Dios les enviará aun peores castigos; los moabitas que queden con vida, serán atacados por leones».


Yo me irrité contra mi pueblo; me enfadé con los israelitas y los dejé caer en tu poder. Pero tú, Babilonia, no te compadeciste de ellos, y maltrataste a los ancianos con una carga muy pesada.


Si tienes que castigar, hazlo con las naciones que no te reconocen como Dios, ni rinden culto a tu nombre. Porque ellas han destruido a Israel y nos han arruinado por completo.


A ti, Sedecías, y a tus oficiales, los pondré en manos de Nabucodonosor y de su ejército. También le entregaré la gente que no haya muerto por la enfermedad, la guerra o el hambre. Os aseguro que ese rey los matará sin compasión».


Ya está en marcha un ejército. Ha salido para destruir naciones, y también destruirá vuestro país. Os atacará como si fuera un león que sale de su cueva. Las ciudades quedarán en ruinas y nadie podrá vivir en ellas.


Edom, yo te atacaré sin aviso, como lo hace un león con su presa. Yo elegiré a tu enemigo para que en poco tiempo te derrote. ¡No hay otro Dios como yo! ¡No hay quien me pueda desafiar! ¡Ningún pastor podrá hacerme frente!


Destruirán las ciudades amuralladas, en las que os sentís seguros. Devorarán vuestras cosechas y alimentos, matarán a vuestros hijos e hijas, acabarán con vuestras ovejas y vuestras vacas, y destruirán vuestras viñas y vuestras higueras.


Esta gente ha pecado muchas veces, y muchas otras te ha traicionado. Sus enemigos están ahora escondidos cerca de las ciudades de Judá y están a punto de atacar. Vendrán como leones feroces, como leopardos o lobos del desierto, ¡los atacarán y los harán pedazos! Todo el que salga de la ciudad será despedazado.


Mi pueblo ha perdido el rumbo; ha vivido como un rebaño perdido, pues sus jefes no supieron dirigirlo. Por eso anduvo por las montañas, extraviado y sin rumbo fijo; ¡hasta olvidó su lugar de descanso!


Los babilonios rugen como leones, gruñen como cachorros de león.


Sedecías comenzó a reinar a los veintiún años. La capital de su reino fue Jerusalén y su reinado duró once años. Su madre era de Libná y se llamaba Jamital, hija de Jeremías.


Así como un buen pastor va en busca de las ovejas perdidas, también yo iré en busca de mi pueblo. Lo traeré de los lugares por donde se perdió un día oscuro y lleno de nubes.


Al oír esto, el rey se puso muy contento y mandó que sacaran a Daniel del foso. Cuando lo sacaron, todos pudieron ver que los leones no le habían hecho ningún daño, porque él había confiado en su Dios.


También en esos tiempos daré mi espíritu a los esclavos y a las esclavas.


Antes andabais como ovejas perdidas, pero ahora habéis regresado a Cristo, que es como un pastor que os cuida y os protege.


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