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Jeremías 50:11 - Biblia Lenguaje Básico

11 Vosotros, babilonios, que saqueasteis a mi pueblo, ¡reid ahora y haced fiesta,

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Biblia Reina Valera 1960

11 Porque os alegrasteis, porque os gozasteis destruyendo mi heredad, porque os llenasteis como novilla sobre la hierba, y relinchasteis como caballos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 »Se alegran y regocijan, ustedes que despojaron a mi pueblo elegido. Retozan como becerros en el prado y relinchan como sementales.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 ¡Ustedes se alegraban y triunfaban, saqueadores de mi propiedad, y relinchaban como potros!

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Por cuanto, oh saqueadores de mi heredad, Os alegrasteis y os gozasteis. Ahora retozáis como novilla en el prado, Y relincháis como poderosos corceles,°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Exultad, pues; sí, regocijaos, expoliadores de mi heredad; brincad como becerros en la otoñada, relinchad como los sementales.

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Jeremías 50:11
32 Referans Kwoze  

No me dejes solo, Dios mío, pues me encuentro muy angustiado y nadie me ofrece su ayuda.


El que se burla del pobre ofende al Creador; el que se alegra de una desgracia no quedará sin castigo.


Yo me irrité contra mi pueblo; me enfadé con los israelitas y los dejé caer en tu poder. Pero tú, Babilonia, no te compadeciste de ellos, y maltrataste a los ancianos con una carga muy pesada.


Pues ahora, escucha bien esto: eres como una mujer que ama el lujo; te sientas tranquila en tu trono, piensas que nadie es mejor que tú y crees que nunca serás viuda ni te quedarás sin hijos.


Todas las naciones vecinas han atacado y arruinado esta tierra que yo di a mi pueblo. Pero les advierto que voy a arrancarlas de sus tierras y lo mismo haré con mi pueblo Judá. Sin embargo, volveré a tener compasión de todos ellos y haré que vuelvan a su país y a sus tierras.


Egipto es una hermosa nación, pero será atacada por un enemigo del norte.


Contrató soldados extranjeros, todos muy fuertes y valientes, pero también ellos la abandonan, también ellos salen huyendo a toda prisa. Y es que ha llegado el día de su derrota, ha llegado el día de su castigo.


y vuestra maldad no tiene límites. No defendéis a los huérfanos ni reconocéis los derechos de los pobres.


Parecen caballos en celo: ¡relinchan de ganas por la mujer de otro!


Israel es un pueblo que ha vivido como oveja perdida, siempre en peligro de ser devorada por los leones. El primero en devorar a Israel fue el rey de Asiria; luego vino Nabucodonosor, rey de Babilonia, que lo devoró hasta los huesos.


¡Llegó la hora del castigo! ¡Matad a todos sus soldados! ¡Exterminad a toda su gente!


El enemigo no esconde su alegría al ver que tú, Dios mío, me haces sufrir. Todo el mundo escucha mi llanto, pero nadie me consuela. ¡Ya es tiempo de que lo castigues como me castigaste a mí!


Cuando la tierra de Israel quedó convertida en desierto, vosotros os alegrasteis. Pues será mayor mi alegría cuando vuestras montañas y todo vuestro país queden como un desierto. Entonces tendréis que reconocer que yo soy el Dios de Israel.


Pero yo soy el Dios de Israel y me declaro en contra de Edom y de las otras naciones. Estoy muy enfadado con ellas porque, entre burlas y desprecios, se han adueñado de mi tierra y la han destruido.


Israel era como una novilla amaestrada a la que gustaba trillar el trigo en la era. Pero ahora yo voy a cargar el yugo sobre el cuello de Israel y lo obligaré a que are: Judá abrirá surcos, e Israel pasará el rastrillo.


Y vosotras, mujeres de Samaría, escuchad lo que tengo que deciros: Estáis gordas como vacas de la región de Basán; maltratáis y humilláis a los pobres, y pedís a vuestros maridos que os traigan vino para emborracharos.


No debiste haberte alegrado cuando tus hermanos sufrían; no debiste haberte reído cuando Judá estaba en ruinas; no debiste burlarte de ellos cuando estaban angustiados;


Por eso los babilonios nos atrapan fácilmente, como se atrapan los peces con el anzuelo o con la red. Es algo que les encanta y alegra.


Ese día Dios castigará a las naciones que atacaron Jerusalén. Hará que se llenen de miedo y que empiecen a luchar entre ellas mismas; ¡aun en vida se les pudrirán la carne, los ojos y la lengua!


Pero al prosperar, os olvidasteis de Dios; dando la espalda a vuestro Creador y rechazasteis la protección del Dios que os había salvado.


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