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Jeremías 49:8 - Biblia Lenguaje Básico

8 Vosotros, los que vivís en Dedán, ¡dad media vuelta y huid de aquí! ¡Meteos en las cuevas más profundas! Voy a enviar una terrible desgracia contra los habitantes de Edom, pues ya es hora de que los castigue.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Huid, volveos atrás, habitad en lugares profundos, oh moradores de Dedán; porque el quebrantamiento de Esaú traeré sobre él en el tiempo en que lo castigue.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 ¡Dense la vuelta y huyan! ¡Escóndanse en cuevas profundas, habitantes de Dedán! Pues cuando yo traiga desastre sobre Edom, ¡a ti también te castigaré!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 ¡Den media vuelta y huyan, escóndanse bien, habitantes de Dedán Porque voy a dejar caer la ruina sobre Esaú, en el momento de su castigo!

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Huid, volveos atrás, cavad refugios, Oh moradores de Dedán; Porque a Esaú le envío su desastre en el tiempo de su visitación.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 ¡Huid! ¡Volved! ¡Morad en las cavernas, habitantes de Dedán! Porque la ruina de Esaú yo se la traigo, el tiempo de su castigo.

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Jeremías 49:8
22 Referans Kwoze  

Palabra de Dios sobre los árabes, que pasan la noche entre los matorrales del desierto: «¡Caravanas árabes de la región de Dedán!,


La espada de Dios dispuesta a castigar, desciende del cielo contra Edom al que ha condenado al exterminio.


los reyes de Dedán, Tema y Buz; todos los pueblos y tribus del desierto; los reyes de Arabia


Contrató soldados extranjeros, todos muy fuertes y valientes, pero también ellos la abandonan, también ellos salen huyendo a toda prisa. Y es que ha llegado el día de su derrota, ha llegado el día de su castigo.


Pero ahora os toca a vosotros abandonar vuestras ciudades para ir a vivir entre las rocas; os toca vivir como las palomas que anidan al borde de los precipicios.


«¡Sálvese quien pueda! ¡Huyamos como burros salvajes en la estepa!».


Los que vivís en Jasor, huid a toda prisa y escondeos bajo tierra. Nabucodonosor, rey de Babilonia, ha preparado contra vosotros un terrible plan de ataque. Soy yo, Dios, quien lo asegura.


Sus camellos serán vuestro botín, sus muchos rebaños caerán en vuestras manos. Y a ellos, esos hombres de cabeza rapada, los dispersaré por todo el mundo y haré que de todas partes les venga la desgracia. Soy yo, Dios, quien lo asegura.


¡Llegó la hora del castigo! ¡Matad a todos sus soldados! ¡Exterminad a toda su gente!


Huid de Jerusalén, todos los que pertenecéis a la tribu de Benjamín. Dad el toque de alarma en Tecoa. Levantad una señal en Bet Queren. Del norte viene el desastre. Se acerca una terrible destrucción.


Por eso lo voy a castigar. Desde Temán hasta Dedán, todo el país quedará en ruinas. Voy a destruir a todos sus animales, y su gente morirá atravesada por la espada.


Si los habitantes de Edom, descendientes de Esaú, intentan reconstruir su país, yo, que soy el Dios todopoderoso, os aseguro que volveré a destruir lo que ellos construyan. La tierra de Esaú será conocida como «el país de la maldad», y su pueblo será conocido como «el pueblo con el que Dios siempre está airado».


Entonces todos los reyes de la tierra junto con toda la gente importante se escondieron en las cuevas y entre las rocas de las montañas. Y lo mismo hicieron los comandantes de los ejércitos, los ricos, los poderosos, los esclavos y los que eran libres.


Como los madianitas trataban con gran dureza a los israelitas, estos tuvieron que refugiarse en cuevas y otros lugares de difícil acceso en los montes.


Muchos israelitas pensaron que no podrían vencer al ejército filisteo, así que se escondieron en cuevas, entre rocas y peñascos y, dentro de pozos secos;


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