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Jeremías 49:22 - Biblia Lenguaje Básico

22 El enemigo se lanzará al ataque con la rapidez de las águilas; atacará con las alas desplegadas, y cubrirá la ciudad de Bosrá. Ese día, los soldados edomitas temblarán como tiemblan las mujeres cuando dan a luz.

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Biblia Reina Valera 1960

22 He aquí que como águila subirá y volará, y extenderá sus alas contra Bosra; y el corazón de los valientes de Edom será en aquel día como el corazón de mujer en angustias.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 ¡Mira! El enemigo cae en picada como un águila, desplegando sus alas sobre Bosra. Aun los guerreros más poderosos estarán en agonía como mujer en trabajo de parto.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 Miren al águila que se eleva y que da sus vueltas: ¡ha extendido sus alas sobre Bosra! Aquel día, el corazón de los valientes de Edom será como el corazón de una mujer que da a luz.

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 He aquí él se remonta y vuela, Se abalanza como el águila, Y extiende sus alas contra Bosra, Y en aquel día el corazón de los valientes de Edom Será como el corazón de una mujer en angustias de parto.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 Mirad: él sube como el águila y planea y extiende sus alas sobre Bosrá. El corazón de los guerreros de Edom será aquel día como el corazón de mujer en trance de parto.

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Jeremías 49:22
21 Referans Kwoze  

Hubo una vez en que la muerte quiso atraparme entre sus lazos y fui arrastrado por un torrente que todo lo destruía a su paso.


cómo saber que un águila ha pasado por el cielo; cómo saber que una serpiente ha pasado por una roca; cómo saber que un barco ha pasado por el mar; y cómo saber el modo en que es engendrado el ser humano.


Juntos atacarán a los filisteos que viven en la costa del Mediterráneo; juntos atacarán a los edomitas, moabitas y amonitas, que viven al otro lado del río Jordán.


Os llenaréis de angustia, os retorceréis de dolor, como la mujer en el momento de dar a luz. Os miraréis asombrados y en la cara se reflejará vuestro terror.


Cuando veo lo que Dios hace con Babilonia, me tiembla todo el cuerpo; me causa un terrible dolor, como el que siente una mujer cuando va a tener un hijo. La angustia no me deja oír, el miedo no me deja ver.


Nuestro dolor ante ti, ¡oh Dios!, ha sido grande, como el de una mujer con dolores de parto.


Cuando Dios os ponga por jefes a los que antes considerabais amigos, os lamentaréis y sentiréis los mismos dolores que una mujer cuando está de parto.


¿Por qué están pálidos los hombres? ¡Los veo retorcerse de dolor, como si fueran a tener un hijo! ¡Preguntad a ver si es posible que los hombres den a luz!


«¡Mirad cómo avanza el enemigo! ¡Parece el nubarrón de una tormenta! Sus carros de guerra y sus caballos son más veloces que las águilas; ¡hasta parecen un huracán! ¿Qué será de nosotros? ¡No tenemos escapatoria!».


Escucho gritos de dolor. ¿Será acaso una mujer dando a luz por primera vez? No, no es eso; son los gritos de Jerusalén que pide ayuda entre gemidos y exclama con los brazos extendidos: ¡Ay de mí, que he caído en manos de asesinos!


Los habitantes de Damasco se han quedado sin fuerzas; quieren huir, pero les tiemblan las piernas; se retuercen de angustia y dolor, como si fueran mujeres a punto de dar a luz.


¡Que sus adivinos se vuelvan locos! ¡Que tiemblen de miedo sus soldados!


Al saber la noticia el rey de Babilonia tiembla de miedo y se retuerce de dolor como mujer que va a dar a luz.


Nos ha llegado, ¡oh Dios!, la noticia y tenemos mucho miedo; es tanto nuestro sufrimiento que parecemos una mujer a punto de tener un hijo.


El primer monstruo parecía un león con alas de águila. Pero le cortaron las alas, y entonces se puso en pie sobre sus pies como si fuera una persona y se le concedió inteligencia humana.


Vigilante, toca la trompeta, pues viene el destructor de mi pueblo; se parece a un águila que se lanza sobre su presa. Mi pueblo no ha cumplido con mi pacto ni ha seguido mis mandamientos.


En la ciudad de Temán tus valientes temblarán de miedo, y en las montañas de Edom no quedará ni un solo hombre.


Desde muy lejos Dios traerá contra vosotros un pueblo enemigo. Vendrá de un país que no conocéis y del que no entendéis su idioma. Se trata de un pueblo que ataca con gran rapidez, como el águila en vuelo.


Cuando la gente diga: «Todo está tranquilo y no hay por qué tener miedo», entonces todo será destruido de repente, igual que le vienen los dolores de parto a una mujer embarazada, y nadie podrá escapar.


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