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Jeremías 46:18 - Biblia Lenguaje Básico

18-19 Los que vivís en Egipto, id preparando el equipaje porque seréis llevados prisioneros; la capital será incendiada y quedará en ruinas y sin gente. Os juro por mí mismo, yo que soy el único Rey y llevo por nombre el de Dios todopoderoso, que el enemigo que viene se parece al monte Tabor, que sobresale entre los montes; se parece al monte Carmelo, que domina sobre el mar.

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Biblia Reina Valera 1960

18 Vivo yo, dice el Rey, cuyo nombre es Jehová de los ejércitos, que como Tabor entre los montes, y como Carmelo junto al mar, así vendrá.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 »Tan cierto como que yo vivo —dice el Rey, cuyo nombre es el Señor de los Ejércitos Celestiales—, ¡alguien viene contra Egipto que es tan alto como el monte Tabor o como el monte Carmelo junto al mar!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Por vida mía, dice el Rey, cuyo nombre es Yavé de los Ejércitos, alguien va a venir, que es como el Tabor entre los montes, o como el Carmelo que domina el mar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 ¡Vivo Yo! Oráculo del Rey, Cuyo nombre es YHVH Sebaot: Como el Tabor es real entre los montes, Y el Carmelo se levanta frente al mar, Así vendrá él.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 ¡Por mi vida! -oráculo del Rey cuyo nombre es Yahveh Sebaot-: vendrá como el Tabor entre los montes y como el Carmelo sobre el mar.

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Jeremías 46:18
20 Referans Kwoze  

Tuyo es el cielo, tuya es también la tierra; tú creaste el mundo y todo lo que hay en él.


Estáis muy orgullosos de vivir en la santa ciudad de Jerusalén, y de ser protegidos por el Dios de Israel, cuyo nombre es Dios todopoderoso.


Pero tú, nuestro Dios, eres el Dios verdadero; ¡Tú nos das vida y reinas por siempre! Cuando te enfadas, tiembla la tierra; ¡no hay nación que resista tu furia!


Pero nuestro Dios no es así; ¡él hizo todo lo que existe! Él fue quien eligió a Israel y lo convirtió en su pueblo. ¡Su nombre es el Dios todopoderoso!


«¡Mirad cómo avanza el enemigo! ¡Parece el nubarrón de una tormenta! Sus carros de guerra y sus caballos son más veloces que las águilas; ¡hasta parecen un huracán! ¿Qué será de nosotros? ¡No tenemos escapatoria!».


Ya está en marcha un ejército. Ha salido para destruir naciones, y también destruirá vuestro país. Os atacará como si fuera un león que sale de su cueva. Las ciudades quedarán en ruinas y nadie podrá vivir en ellas.


pero escuchad bien esta palabra de Dios los que sois de Judá y ahora vivís en Egipto: Porque Dios dice: Os aseguro solemnemente que ninguno de vosotros volverá a jurar aquí usando mi nombre. Nadie volverá a decir: «¡Lo juro por el Dios de Israel!».


pero vuestro país será destruido y el enemigo conquistará vuestras ciudades. Los mejores soldados morirán en el campo de batalla. Yo, que soy el Rey de Israel y llevo el nombre de Dios todopoderoso, os aseguro que así será.


La gente es necia e ignorante. Los ídolos son una vergüenza para quienes los fabrican. Esas imágenes son un engaño y, por supuesto, no tienen vida;


Haré que se emborrachen sus jefes y sus sabios, sus gobernadores y sus magistrados, e incluso también sus soldados; todos ellos dormirán un sueño eterno del que ya no despertarán. Yo soy el Rey de Israel quien lo asegura, y que llevo el nombre de Dios todopoderoso.


Porque yo soy quien hizo el viento y las montañas; yo soy quien convierte la luz del día en oscuridad; yo soy quien comunica sus planes a la humanidad entera; yo soy el que camina por las alturas de la tierra. Mi nombre es «el Señor», el Dios todopoderoso.


¡Maldito sea el que me prometa uno de sus mejores animales y luego me presente un animal defectuoso! ¡Yo soy el gran Rey y todas las naciones me respetan!». Así os lo aseguro yo mismo que soy el Dios todopoderoso.


ni juréis por la tierra, porque Dios gobierna sobre ella. Tampoco juréis por Jerusalén, porque esta ciudad pertenece a Dios, el gran Rey.


¡Alabemos y honremos siempre al Rey eterno, al Dios único e invisible, que vive por siempre! Amén.


Quedés, Jocmeán en el monte Carmelo,


Su frontera norte iba desde el monte Tabor hasta el río Jordán, pasando por las ciudades de Sajasima y Bet Semes.


Cuando Sísara se enteró de que Barac se dirigía al monte Tabor,


Cierto día, Débora mandó llamar a Barac, hijo de Abinoán, que vivía en Cadés, un pueblo de la tribu de Neftalí, y le dijo: —El Dios de Israel te ordena que reúnas en el monte Tabor a diez mil hombres de las tribus de Neftalí y de Zabulón.


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