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Jeremías 44:17 - Biblia Lenguaje Básico

17 sino que vamos a seguir haciendo lo que hemos decidido, tal como lo hicieron nuestros antepasados, nuestros reyes y nuestros dignatarios en las ciudades de Judá y en las plazas de Jerusalén. Seguiremos adorando a nuestra diosa, la Reina del Cielo, y le ofreceremos incienso y vino. En realidad, cuando lo hacíamos, teníamos comida en abundancia y no nos faltaba nada ni nos pasaba nada malo.

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Biblia Reina Valera 1960

17 sino que ciertamente pondremos por obra toda palabra que ha salido de nuestra boca, para ofrecer incienso a la reina del cielo, derramándole libaciones, como hemos hecho nosotros y nuestros padres, nuestros reyes y nuestros príncipes, en las ciudades de Judá y en las plazas de Jerusalén, y tuvimos abundancia de pan, y estuvimos alegres, y no vimos mal alguno.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Haremos lo que se nos antoje. Quemaremos incienso y derramaremos ofrendas líquidas a la reina del cielo tanto como nos guste, tal como nosotros, nuestros antepasados, nuestros reyes y funcionarios han hecho siempre en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén. ¡Pues en aquellos días teníamos comida en abundancia, estábamos bien económicamente y no teníamos problemas!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 pues nosotros continuaremos haciendo lo que hemos decidido: ofreceremos incienso a la reina del cielo y derramaremos vino en su honor como lo hacíamos nosotros, nuestros padres, nuestros reyes y príncipes en las ciudades de Judá y en los barrios de Jerusalén. Entonces teníamos harto pan, éramos felices y en todo nos iba bien.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Al contrario, cumpliremos resueltamente toda promesa salida de nuestra boca, respecto a quemar incienso en honor de la reina de los cielos, y derramar libaciones a ella, como hemos hecho nosotros y nuestros padres, nuestros reyes y nuestros príncipes en las ciudades de Judá y en las plazas de Jerusalem, con lo cual tuvimos abundancia de pan, y éramos felices, y no veíamos mal alguno.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 antes al contrario, estamos decididos a cumplir todas esas palabras que han salido de nuestra boca, a saber: incensar a la Reina de los Cielos y ofrecerle libaciones, como hacíamos nosotros y nuestros padres, nuestros reyes y nuestros príncipes, en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, pues entonces nos hartábamos de pan, éramos felices y no veíamos desgracia alguna.

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Jeremías 44:17
32 Referans Kwoze  

Desobedecieron todos los mandamientos de su Dios, y fabricaron dos becerros de oro para adorarlos. Además, hicieron una imagen de Astarté, y adoraron a Baal y al sol, la luna y las estrellas.


Estoy muy enfadado, porque me han abandonado para quemar incienso en honor de otros dioses y ofenderme con todas sus obras. Por eso mi ira se encenderá contra este lugar y no se apagará».


Llegó al extremo de ofrecer sacrificios a los dioses falsos de Damasco, que habían ocasionado su derrota, pues pensaba que si esos dioses habían ayudado a los reyes de Siria, también lo ayudarían a él si los adoraba, pero eso provocó su ruina y la de todo el reino de Israel.


Nuestros reyes y nuestros jefes, nuestros sacerdotes y antepasados, no obedecieron tu ley ni hicieron caso de tus advertencias.


Nosotros hemos pecado, y hemos hecho lo malo; hemos cometido tantas maldades como nuestros antepasados.


Tú acabarás con esa gente mentirosa y arrogante,


Les decían: —Nos habéis traído a este desierto para matarnos de hambre. Hubiera sido mejor que Dios nos quitara la vida en Egipto. Allí, por lo menos, teníamos ollas llenas de carne y podíamos sentarnos a comer hasta quedar satisfechos.


os anuncié todo esto de antemano para que no podáis decir que eso lo han hecho vuestros ídolos.


Voy a castigar a mi pueblo, porque todos ellos se han comportado muy mal. Adoraron ídolos que ellos mismos hicieron y les ofrecieron incienso; a mí, en cambio, me abandonasteis.


Pedirán ayuda a los dioses que adoraron, pero ellos no podrán salvarlos de su desgracia.


Pues este pueblo mío me ha olvidado para adorar a ídolos inútiles. No sigue las enseñanzas que desde un principio le di, no se comporta como debe.


Y las casas de Jerusalén y los palacios de los reyes de Judá en cuyas azoteas se quemó incienso para adorar a los astros del cielo y se hicieron ofrendas a otros dioses, serán como un Tófet, es decir, como un lugar impuro y repugnante».


—¿Y acaso creéis que Dios no lo sabía? Al contrario, Dios sabía muy bien que vosotros, vuestros antepasados, vuestros reyes, vuestros ciudadanos más importantes y todo el pueblo no hacían más que adorar a otros dioses en las ciudades de Judá y en las plazas de Jerusalén.


Vosotros y vuestras mujeres habéis prometido adorar a la Reina del Cielo y presentarle ofrendas. ¡Y estáis decididos a cumplir vuestras promesas! Pues bien, hacedlo;


¿Acaso habéis olvidado los pecados que cometieron vuestros antepasados? En Judá y en las calles de Jerusalén pecaron ellos y sus mujeres, y también los reyes de Judá y sus mujeres. ¿Acaso ya no os acordáis?


¡Mira lo que pasa en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén!


Los niños recogen la leña, los padres encienden el fuego y las mujeres preparan la masa para hacer panes y ofrecerlos a la que llaman «Reina del Cielo». Además, las ofrendas que presentan a otros dioses son un insulto para mí.


Queréis ser como las demás naciones de la tierra, que adoran a ídolos hechos de piedra o de madera.


Pero ellos fueron rebeldes y no me obedecieron. Ninguno de ellos se apartó de los falsos dioses, ni renunció a los ídolos egipcios. Yo estaba tan enfadado que, para desahogarme, quise castigarlos allí en Egipto.


recostadas en lujosos sofás junto a los cuales estaba preparada una mesa en la que pusieron el incienso y el perfume que antes me ofrecían a mí.


Luego Dios me llevó al patio que está dentro del Templo; allí vi que entre el patio y el altar había unos veinticinco hombres. Estaban de espaldas al Templo de Dios y mirando hacia al este; postrados en el suelo hacia oriente, adoraban al sol.


Por eso los babilonios rinden culto a sus artes de pesca, ya que gracias a ellas tienen comida abundante.


y su marido está de acuerdo con ella, la mujer deberá cumplirla.


Moisés dijo a los jefes de las tribus de Israel: —Esto es lo que Dios ha ordenado:


El rey se puso muy triste, pero no quiso negarle a la muchacha lo que pedía, porque se lo había jurado delante de sus invitados.


Esa gente va a terminar siendo aniquilada. Vive solo para comer y está orgullosa de lo que hace, cuando en realidad debería sentir vergüenza. Solo piensa en las cosas malas de este mundo.


Porque Dios os libró de ese modo de vida tan poco provechoso que aprendisteis de vuestros antepasados. Y bien sabéis que, para liberaros, Dios no pagó con oro y plata, que son cosas que no duran;


Ella le respondió: —Padre mío, si le prometiste algo a Dios, cumple la promesa que hiciste respecto a mí, ya que él te ha dado la victoria sobre tus enemigos, los amonitas.


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