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Jeremías 43:12 - Biblia Lenguaje Básico

12-13 Incendiará los templos de Egipto y los monumentos de la Ciudad del Sol, y se llevará los ídolos que haya en esos templos. ¡El rey de Babilonia va a sacudir a Egipto, como cuando los pastores de ovejas sacuden la ropa para quitarle los piojos! Luego se irá de allí, y nadie podrá detenerlo.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

12 Y pondrá fuego a los templos de los dioses de Egipto y los quemará, y a ellos los llevará cautivos; y limpiará la tierra de Egipto, como el pastor limpia su capa, y saldrá de allá en paz.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Prenderá fuego a los templos de los dioses egipcios; quemará los templos y se llevará los ídolos como botín. Limpiará la tierra de Egipto como un pastor que limpia su manto de pulgas, pero él saldrá ileso.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Y prenderá fuego a los templos de los dioses de Egipto, quemará o se llevará sus dioses, despiojará a Egipto como despioja un pastor su manta, y después se irá sin que nadie lo moleste.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Prenderá fuego a los templos de los dioses de Egipto y los quemará, y a ellos los llevará cautivos; y así como el pastor se sacude la capa, limpiará la tierra de Egipto, y saldrá de allí en paz.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Prenderá fuego a los templos de los dioses de Egipto, quemará o se llevará cautivos a sus dioses; y espulgará el país de Egipto como el pastor espulga su vestido. Luego saldrá de allí tranquilamente.

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Jeremías 43:12
36 Referans Kwoze  

Después encargue al personaje más importante de la corte que vista con las ropas reales a esa persona a quien el rey quiere honrar y lo pasee en su caballo por el centro de la ciudad proclamando: «¡Así trata el rey a quien él desea honrar!».


Si así es, demuestra tu grandeza y majestad, rodéate tú también de gloria y esplendor.


Vestiré a sus sacerdotes con ropas de fiesta y sus fieles cantarán con gran alegría.


Cubriré de vergüenza a los enemigos del rey; a él, en cambio, lo coronaré de esplendor».


Esa noche recorreré todo Egipto y mataré a todos los primogénitos de cada familia egipcia, sean personas o animales. Yo soy el Dios de Israel, y daré su merecido a los dioses de Egipto.


¡Mirad! Dios se acerca a Egipto, cabalgando en una nube veloz. Ante él tiemblan los dioses de Egipto, y todos los egipcios se llenan de miedo.


Veo a un hombre montado en un carro tirado por un par de caballos, un hombre que viene gritando: ¡Babilonia ha sido destruida! Todas las estatuas de sus dioses están hechas pedazos, tendidas por el suelo".


«Las estatuas de Bel y Nebo, dioses de Babilonia, se tambalean y caen al suelo. Los babilonios las ponen sobre animales de carga que no soportan tanto peso.


Estas estatuas se caen al suelo, son incapaces de salvar a quien las lleva y ellas mismas van al destierro.


Levanta los ojos y mira a tu alrededor, todos tus hijos se reúnen y vuelven hacia ti. Y te aseguro por mi vida —soy yo quien lo juro— que tus habitantes serán para ti como los adornos de una novia.


¡Despierta, Jerusalén, despierta! ¡Ármate de valor! Jerusalén, ciudad santa, ponte el traje de fiesta, pues los enemigos extranjeros ya no volverán a atacarte.


Ha utilizado la justicia como escudo y se ha puesto la salvación como casco; se ha vestido con la túnica de la venganza y se ha cubierto con el manto de la ira


¡Mi Dios me llena de alegría; su presencia me llena de gozo! Él me ha concedido la victoria y me ha vestido de fiesta, como novio en traje de gala o novia adornada con sus joyas.


Gente de otras naciones vendrá a cuidar vuestros rebaños, vuestros campos y viñedos.


Por eso diréis a los israelitas: Los ídolos que no han hecho ni el cielo ni la tierra están condenados a desaparecer.


No valen nada, son pura fantasía; cuando llegue el momento, serán destruidos.


También les di la copa del castigo al faraón, rey de Egipto, a sus jefes y oficiales, a todo su pueblo


El todopoderoso Dios de Israel dice: Voy a castigar a Amón, dios de Tebas, a Egipto y a sus dioses, al faraón y a todos los que confían en él.


Moab será conquistada y junto con su dios Quemós, sus sacerdotes y sus oficiales, será llevada al destierro por confiar en su ejército y en sus muchas riquezas.


A ti, Jeremías, te encargo que se anuncie entre las naciones mi mensaje para que todos se enteren. Que se agite la bandera como señal de victoria y se dé a conocer esta noticia: «¡Babilonia ha sido conquistada! ¡El dios Bel ha quedado en ridículo! ¡El dios Marduc ha sido humillado! ¡Todos los dioses de Babilonia han sido confundidos y abatidos!».


Bel es el dios de Babilonia, pero yo lo voy a castigar: ¡haré que vomite lo que se comió! Las naciones ya no vendrán a adorarlo, y las murallas de Babilonia serán derribadas.


No quedará allí nadie con vida, ni personas ni animales; durante cuarenta años Egipto será el país más desolado de todos y nadie lo habitará. Durante cuarenta años no habrá ciudades más destruidas que las ciudades de Egipto, pues yo haré que los egipcios sean llevados prisioneros a otros países y que sean dispersados entre las naciones.


Por eso, esto es lo que yo he decidido: voy a dejar que Nabucodonosor conquiste Egipto y que se apodere de sus riquezas y de todas sus pertenencias para que pueda así pagar a sus soldados. De esta manera premiaré a Nabucodonosor por haber atacado a Tiro en mi lugar. Yo soy el Dios de Israel y cumpliré mi palabra.


Yo destruiré los ídolos y los dioses falsos de Menfis. Egipto se quedará sin rey, y todos los que allí viven se llenarán de miedo. Destruiré la ciudad de Patros; a Soan le prenderé fuego, y a Tebas le daré su merecido. Descargaré mi ira sobre la ciudad de Sin que es la fortaleza de Egipto. Aniquilaré la población de Tebas, y dejaré que en sus murallas se abran grandes boquetes. A todo Egipto le prenderé fuego, y todos en el puerto de Sin se retorcerán de dolor. Menfis, On y Bubastis serán conquistadas en pleno día. Sus jóvenes morirán en la batalla y a las mujeres las llevarán al destierro.


Se llevará a Egipto las estatuas de sus dioses hechas de metal junto con otros objetos de oro y plata. Y durante algún tiempo no habrá guerra entre estos dos reinos.


¡Ya casi llega el momento! Así que dejemos de pecar, porque pecar es como vivir en la oscuridad. Hagamos el bien, que es como vivir en la luz. Controlemos nuestros deseos de hacer lo malo y comportémonos correctamente, como si todo el tiempo anduviéramos a plena luz del día. No vayamos a fiestas donde haya desórdenes, ni nos emborrachemos, ni tengamos ninguna clase de vicios. No busquemos pelea ni seamos envidiosos. Más bien, dejemos que Jesucristo sea nuestro modelo de conducta.


Protegeos con la armadura que Dios os ha dado y así podréis resistir los ataques del diablo.


Dios os ama mucho y os ha elegido para que forméis parte de su pueblo. Por eso, vivid como se espera de vosotros: amad a los demás, sed buenos, humildes, amables y pacientes.


Y sobre todo, amaos unos a otros, porque el amor hace que todo sea perfecto.


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