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Jeremías 41:5 - Biblia Lenguaje Básico

5 Entonces llegaron ochenta hombres de Siquén, Siló y Samaría. Iban al Templo para presentar ofrendas y quemar incienso en honor de Dios. Iban sin barba, con la ropa rota y con el cuerpo lleno de heridas que ellos mismos se habían hecho.

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Biblia Reina Valera 1960

5 que venían unos hombres de Siquem, de Silo y de Samaria, ochenta hombres, raída la barba y rotas las ropas, y rasguñados, y traían en sus manos ofrenda e incienso para llevar a la casa de Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 llegaron ochenta hombres de Siquem, de Silo y de Samaria para adorar en el templo del Señor. Venían con sus barbas afeitadas, con las ropas rasgadas y con cortaduras que se habían hecho en el cuerpo. También traían consigo incienso y ofrendas de grano.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 llegaron de Siquem, de Silo y de Samaria, ochenta hombres con la barba cortada, la ropa hecha tiras y el cuerpo cubierto de cortaduras, que traían ofrendas e incienso que querían presentar en el Templo de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 sucedió que vinieron ciertos hombres de Siquem, de Silo y de Samaria, unos ochenta hombres, con sus barbas raídas, sus vestidos rasgados y sus carnes sajadas, que traían consigo ofrendas e incienso para presentarlos a la Casa de YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 llegaron ochenta hombres de Siquén, de Siló y de Samaría, con la barba rapada, los vestidos rasgados y cubiertos de incisiones, con oblaciones e incienso, para ofrecerlos en el templo de Yahveh.

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Jeremías 41:5
28 Referans Kwoze  

Cuando Jacob regresó de Parán Aram, llegó sano y salvo a una ciudad llamada Siquén, en la región de Canaán y acampó a sus afueras.


Jamor, que era jeveo, gobernaba ese territorio. Cuando su hijo Siquén vio a Dina, la tomó por la fuerza se acostó con ella y la violó.


Los hermanos de José habían llevado las ovejas de su padre a los pastos de Siquén.


Entonces Janún mandó que apresaran a los mensajeros de David, que los pusieran en ridículo cortándoles la mitad de la barba, y que los mandaran de regreso a su tierra desnudos de la cintura para abajo.


Roboán fue a Siquén, pues todo el pueblo de Israel se había reunido allí para nombrarlo rey.


Jeroboán reconstruyó la ciudad de Siquén, que está en las montañas de Efraín, y vivió en ella. Después se fue de allí y reconstruyó Penuel.


Luego Omrí le compró a Sémer la montaña de Samaría por sesenta y seis kilos de plata. Allí edificó una ciudad con murallas, a la que llamó Samaría, en honor de Sémer, su dueño anterior.


Ajab comenzó a reinar cuando Asá llevaba ya treinta y ocho años reinando en Judá. La capital de su reino fue Samaría, y su reinado duró veintidós años.


Nebuzaradán incendió el Templo de Jerusalén, el palacio del rey y las casas de la ciudad, en especial las de los líderes más importantes.


Entonces Janún mandó que apresaran a los mensajeros de David, que los pusieran en ridículo cortándoles la barba, y que los mandaran de regreso a su tierra desnudos de cintura para abajo.


Un día entrarás en acción y tendrás compasión de Jerusalén; pues bien, ese día ha llegado. ¡Ya es tiempo de que la perdones! Nosotros amamos sus ruinas, hasta sus piedras y escombros nos causan compasión.


Por eso Dios abandonó Siló, el lugar que había elegido para vivir en medio de ellos.


En este país todos morirán, sean ricos o pobres, y nadie llorará por ellos ni los sepultará; nadie guardará luto por ellos.


Al día siguiente, nadie se había enterado todavía del asesinato de Godolías.


Los que viven en la ciudad de Gaza se rapan avergonzados la cabeza; los que viven en la ciudad de Ascalón se quedan mudos de miedo. En cuanto a vosotros, resto de los anaquitas, ¿hasta cuándo os haréis heridas en el cuerpo en señal de duelo?


No hay un solo hombre en Moab que no se haya rapado la cabeza ni se haya afeitado la barba. Todos se visten de luto y se hacen heridas en las manos.


Israelitas, id ahora al santuario de Siló, donde me adorasteis al principio, y ved cómo destruí ese santuario por vuestra culpa.


Por eso, aunque este Templo es mi casa, y vosotros habéis puesto en él vuestra confianza, yo lo destruiré como destruí el santuario de Siló. Yo os di este Templo a vosotros y a vuestros antepasados,


Arrepentíos y convertíos a mí, pero hacedlo de todo corazón, y no solo de palabra. Yo soy compasivo y bondadoso, y no me enfurezco fácilmente; yo os amo con todo mi corazón y estoy dispuesto a perdonaros.


Cuando estéis de luto por la muerte de alguna persona, no os hagáis heridas en el cuerpo ni os afeitéis la cabeza. Vosotros sois hijos de Dios,


Cuando los israelitas terminaron de conquistar la tierra, se reunieron todos en Siló. Allí levantaron la Tienda del encuentro donde se encontraban con Dios.


Cuando los israelitas salieron de Egipto, trajeron consigo los restos mortales de José y los enterraron en un terreno de la ciudad de Siquén. Jacob había comprado ese terreno por cien monedas de plata a los hijos de Jamor, padre de Siquén, y después pasó a ser propiedad de los descendientes de José.


La imagen de Micaías estuvo allí todo el tiempo que el santuario de Dios permaneció en Siló.


Abimélec, hijo de Gedeón, se fue a Siquén para hablar con sus tíos maternos y con toda la familia de su madre a los que dijo:


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