8 fueron a Mispá, y se presentaron ante Godolías. Entre ellos estaban Ismael, hijo de Natanías, los hermanos Yojanán y Jonatán, Seraías, Jezanías y los hijos de Efaí.
8 vinieron luego a Gedalías en Mizpa; esto es, Ismael hijo de Netanías, Johanán y Jonatán hijos de Carea, Seraías hijo de Tanhumet, los hijos de Efai netofatita, y Jezanías hijo de un maacateo, ellos y sus hombres.
8 Así que fueron a ver a Gedalías a Mizpa. El grupo incluía a Ismael, hijo de Netanías; Johanán y Jonatán, hijos de Carea; Seraías, hijo de Tanhumet; los hijos de Efai el netofatita; Jezanías, hijo del maacateo; y todos sus hombres.
8 Fueron, pues, a presentarse a Godolías, en Mispá. Ellos eran: Ismael, hijo de Natanías, Joanán, hijo de Carea, Serayas, hijo de Tánjumet, los hijos de Efai, netofita, y Jezonías, hijo de Makati, junto con sus hombres.
8 Entonces fueron a visitar a Gedalías en Mizpa: Ismael ben Netanías, Johanán y Jonatán, hijos de Carea, Seraías ben Tanhumet, los hijos de Efai netofatita, y Jezanías, hijo de un maacateo, con sus hombres.
8 fueron con sus hombres a Mispá, donde estaba Godolías. Eran Ismael, hijo de Netanías, Juan y Jonatán, hijos de Caréaj, Serayas, hijo de Tanjumet; los hijos de Efay, de Netofá; y Jezanías, de Maacá.
Al darse cuenta los amonitas de que David se había enfadado mucho con ellos, contrataron a los arameos de Rejob y Sobá para que les ayudaran a luchar contra David. También contrataron a mil hombres del rey Maacá y a doce mil hombres de Tob. Los arameos enviaron a veinte mil soldados, que tomaron posiciones en el campo junto con los soldados de Tob y Maacá. Por su parte, los amonitas salieron a la guerra y se colocaron en orden de batalla a la entrada de la ciudad. Informado de ello, David envió a la batalla a Joab, junto con todo su ejército y sus mejores soldados.
Cuando los jefes y los soldados del ejército de Judá se enteraron de esto, fueron a presentarse ante Godolías en Mispá. Entre ellos estaban Ismael, hijo de Natanías; Juan, hijo de Carej; Seraías, hijo de Tanjumet, de Netofá; y Jazanías, hijo de un hombre de Maacá. Todos iban acompañados de sus seguidores.
Pero cuando Godolías llevaba siete meses como gobernador, Ismael, que era descendiente de los reyes de Judá, llegó a Mispá con diez hombres y lo mató. Y mató también a los judíos y babilonios que estaban de su parte.
Los descendientes de Salmá fueron: Belén y los netofatitas, Atrot Bet Joab, la otra mitad de los manajetitas, los soreítas y las tribus de los soferitas que habitaban en Jabés, además de los tiratitas, los simateos y los sucateos. Estos son los quenitas que descienden de Jamat, padre de los recabitas.
Como ellos estaban muy enfadados con Jeremías, mandaron que lo azotaran y que lo encerraran en la casa del secretario Jonatán, que habían convertido en prisión.
Los judíos que estaban en Moab, Amón y Edom se enteraron de que el rey de Babilonia había dejado en Judá a unos cuantos judíos, y que había puesto a Godolías como gobernador de Judá. También lo supieron los judíos que vivían en otros países
Un día, Yojanán, hijo de Caréaj, fue a Mispá para hablar con Godolías. Lo acompañaron todos los jefes militares que habían estado dispersos por el campo.
Al llegar, le dijeron: —Queremos advertirte que Baalís, el rey de Amón, quiere matarte. Para eso ha contratado a Ismael, hijo de Netanías. Como Godolías no les creyó,
Yojanán se entrevistó con Godolías en secreto y le propuso: —Godolías, no podemos permitir que ese Ismael te mate. Si llega a matarte, se dispersarán todos los judíos que se han puesto a tus órdenes, y con eso Judá acabará de hundirse. ¡Déjame ir a matarlo! ¡Te prometo que nadie sabrá quién lo hizo!
Fue así como Jeremías se quedó en Israel con la gente de Judá que no fue llevada prisionera a Babilonia. Se quedó a vivir en Mispá, cerca de la casa de Godolías.
Ismael era hijo de Netanías y nieto de Elisamá. Había servido como oficial del rey de Judá, pues pertenecía a la familia del rey. En el séptimo mes, el mes de Etanim, Ismael fue a Mispá y se presentó ante el gobernador Godolías. Iba acompañado de diez soldados. Godolías invitó a comer a Ismael y a sus acompañantes. Allí en Mispá,
Cuando se enteraron lo que había hecho Ismael, salieron a perseguirlo Yojanán, hijo de Caréaj, y todos los jefes militares que estaban con él. Lo alcanzaron cerca del gran pozo de agua que está en Gabaón.
Entonces Yojanán y Azarías, hijo de Osaías, junto con los jefes militares y el pueblo, desde el más viejo hasta el más joven, se presentaron al profeta Jeremías y le dijeron: —Por favor, Jeremías, atiéndenos y ruega a Dios por todos nosotros. Tú bien sabes que antes éramos muchos, pero ahora solo quedamos unos pocos.
Azarías, Yojanán, y otras muchas personas le contestaron con arrogancia: —Jeremías, tú nos dices que no vayamos a vivir a Egipto, pero Dios no te envió a decirnos eso. ¡Eres un mentiroso!
sino que se llevaron a todos los que habían quedado en Judá, incluso a todos los que habían vuelto para vivir en Judá desde las naciones en las que estaban dispersos.
Fue precisamente Jaír, descendiente de Manasés, quien conquistó la región de Argob, hasta la frontera con Guesur y Maacá. Jaír le cambió el nombre a Basán, y le puso Javot Jaír (es decir, Aldeas de Jaír), que es el nombre que todavía conservan.
Su territorio se extendía desde el monte Hermón, al norte, y desde la ciudad de Salcá, al este, incluyendo todo Basán, hasta el límite con los territorios de Guesur y Maacá, en el oeste. Además, gobernaba sobre la parte norte de Galaad, hasta el territorio de Sijón, rey de Jesbón.