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Jeremías 4:30 - Biblia Lenguaje Básico

30 ¿En qué pensáis, habitantes de Jerusalén? Vuestra ciudad está en ruinas y os empeñáis en vestirla con ropa fina. ¿Para qué la adornáis con joyas de oro? ¿Para qué la maquilláis, si Egipto y Asiria la han traicionado y lo único que buscan es su muerte?

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

30 Y tú, destruida, ¿qué harás? Aunque te vistas de grana, aunque te adornes con atavíos de oro, aunque pintes con antimonio tus ojos, en vano te engalanas; te menospreciarán tus amantes, buscarán tu vida.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

30 ¿Qué es lo que haces, tú que has sido saqueado? ¿Por qué te vistes de ropas hermosas y te pones joyas de oro? ¿Por qué te resaltas los ojos con rímel? ¡Arreglarte así de nada te servirá! Los aliados que fueron tus amantes te desprecian y buscan tu muerte.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

30 Y tú, la devastada, ¿qué vas a hacer? Aunque te pongas vestidos de púrpura, te adornes con joyas de oro y te pintes con lápiz los ojos, en vano te estás haciendo bonita, pues no les interesa a tus amantes y sólo buscan quitarte la vida.

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La Biblia Textual 3a Edicion

30 Y una vez° desolada, ¿qué harás tú? Aunque te vistas de escarlata, Aunque te engalanes con adornos de oro, Aunque te pintes los ojos con antimonio,° En vano querrás embellecerte: Tus amantes te desprecian; buscan tu vida.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

30 Y tú, la devastada, ¿qué haces, que te vistes de púrpura que te adornas con adornos de oro, que te pintas ojos rasgados? En vano te acicalas: los amantes te desprecian es tu vida lo que buscan.

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Jeremías 4:30
27 Referans Kwoze  

Después Jehú fue a Jezrael. Al enterarse de ello Jezabel, se pintó los ojos, se adornó el cabello y se asomó por la ventana.


No te dejes engañar por su hermosura ni te dejes cautivar por su mirada.


En ese preciso instante una mujer salió a su encuentro. Iba vestida como una prostituta, y no disimulaba sus intenciones.


¿Qué haréis cuando Dios os pida cuentas de lo que hacéis? ¿Qué haréis cuando Dios os castigue como merecéis? ¿A quién pediréis ayuda? ¿Dónde esconderéis vuestras riquezas?


Ese día los habitantes de la costa dirán: «Mirad cómo han terminado Egipto y Etiopía. Teníamos la esperanza de que nos ayudarían a librarnos del rey de Asiria. ¿Ahora quién podrá defendernos?».


En Jerusalén los pecadores se llenan de miedo, los malvados tiemblan y dicen: «No podremos sobrevivir al fuego destructor de Dios; es un fuego que no se apaga y no quedaremos con vida».


Cuando Dios os ponga por jefes a los que antes considerabais amigos, os lamentaréis y sentiréis los mismos dolores que una mujer cuando está de parto.


Los países en que confiabas te han olvidado y ya no les importas. Yo te he causado dolor como si fuera tu enemigo, te he castigado cruelmente por tus muchos y grandes pecados.


Los profetas solo dicen mentiras, los sacerdotes hacen lo que quieren, y mi pueblo parece estar feliz. Pero ¿qué haréis cuando llegue el fin?


Acudí a mis amigos, pero me dieron la espalda. Los jefes y sacerdotes acabaron perdiendo la vida, pues no encontraron comida para poder sobrevivir.


Olvidada y bañada en lágrimas pasas todas las noches. Muchos decían que te amaban, pero hoy nadie te consuela. Los que se decían tus amigos, hoy son tus enemigos.


Una esperanza teníamos: que un pueblo viniera a salvarnos; pero nuestros ojos están cansados esperando en vano una ayuda.


Vivías en el jardín de Edén, y te adornabas con toda clase de piedras preciosas. Tus pendientes y tus collares estaban hechos de oro, y desde el día de tu nacimiento estuvieron a tu disposición.


¿Seguirás creyéndote dios ante quienes van a matarte? Entonces te darás cuenta de que no eres Dios, sino solo un hombre.


Los que estaban de tu parte y decían que eran tus amigos te pusieron trampas y te engañaron; los que compartían tu mesa se volvieron tus enemigos, te echaron de tu propia tierra diciendo: no queda en él sabiduría.


con más razón seremos castigados nosotros si no reconocemos el gran valor de la salvación que él nos ofrece. Porque el mismo Señor Jesús fue el primero en comunicar el mensaje de salvación y después los que oyeron ese mensaje nos demostraron que era verdad.


Los diez reyes tienen un solo pensamiento: entregar al monstruo su poder y su autoridad.


Los reyes del mundo se unieron a ella para adorar a dioses falsos y los habitantes de la tierra se han emborrachado con el vino de sus inmoralidades sexuales.


Aquella mujer vestía ropas de color púrpura y rojo. Se había adornado el cuerpo con oro, piedras preciosas y perlas. En su mano tenía una copa de oro llena de cosas odiosas, que eran el fruto sucio de sus malas acciones.


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