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Jeremías 4:20 - Biblia Lenguaje Básico

20 Tras un desastre viene otro, el país va quedando en ruinas. De repente me he quedado sin casa, pues mis campamentos han sido destruidos.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

20 Quebrantamiento sobre quebrantamiento es anunciado; porque toda la tierra es destruida; de repente son destruidas mis tiendas, en un momento mis cortinas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Olas de destrucción cubren la tierra, hasta dejarla en completa desolación. Súbitamente mis carpas son destruidas; de repente mis refugios son demolidos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Las derrotas se suceden una tras otra, el país va quedando desierto. En un abrir y cerrar de ojos, fueron arrebatados mis pabellones y mis carpas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Se anuncia golpe sobre golpe, Porque toda la tierra está devastada; Súbitamente son saqueadas mis tiendas, En un momento mis cortinas.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Desastre sobre desastre, se grita. ¡Todo el país está devastado! De repente son saqueadas mis tiendas; en un instante, mis pabellones.

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Jeremías 4:20
29 Referans Kwoze  

Me siento muy angustiado, y no dejo de pensar en ti desde la región del río Jordán y desde los montes Hermón y Mizar.


¡Bendito seas por siempre! Que tu grandeza llene toda la tierra ¡Amén, amén!


Dijo además Dios a Moisés: —Di a los israelitas que son un pueblo muy terco y que si estuviera con ellos, aunque solo fuera un momento, acabaría aniquilándolos.


Comenzad a llorar, babilonios, porque el día de vuestra destrucción se acerca: Dios todopoderoso os destruirá por completo.


Siento lástima por el reino de Moab. Los moabitas están llenos de miedo, y huyen al pueblo de Soar; corren hacia Eglat Salisá, suben llorando por la cuesta de Lujit, y lanzan gritos de dolor por el camino de Joronáin.


Fijaos en mi Templo y en la ciudad de Jerusalén: ¡allí celebraremos nuestras fiestas! Será un lugar tan seguro como una tienda bien plantada, con estacas bien clavadas y cuerdas que no se rompen.


Pero de repente, en un solo día, te sucederán dos desgracias y de nada te servirán tus brujerías y tu magia: te quedarás viuda y perderás todos tus hijos.


Agranda, pueblo de Israel, tu tienda de campaña, extiende las cuerdas y clava bien las estacas, porque te vas a extender de un extremo al otro. Tus hijos conquistarán muchas naciones y ocuparán las ciudades que ahora están deshabitadas.


¡Avergüenza a mis enemigos, pero no me avergüences a mí! ¡Haz que tiemblen de miedo, pero a mí no me asustes! ¡Mándales tiempos difíciles, y destrúyelos de una vez!


Solo veo banderas enemigas y escucho sus trompetas victoriosas. ¿Hasta cuándo tendré que soportarlo?


Porque así dice Dios: Toda la nación será destruida, pero no la destruiré por completo.


¡Vamos, no perdáis tiempo! ¡Corred y poneos a salvo! ¡Agitad la bandera en dirección a Jerusalén! Porque voy a mandar desde el norte la más terrible destrucción.


En Jerusalén se escuchan lamentos: «Estamos destruidos y llenos de vergüenza. Nuestras casas han sido derribadas; tenemos que abandonar nuestro país».


Sufrimos en carne propia los horrores de la destrucción.


Dios también me dijo: —Mi castigo contra Jerusalén será peor cuando envíe contra ella mis cuatro castigos mortales: la guerra, el hambre, las bestias salvajes y las enfermedades. Con estos cuatro castigos destruiré a todos sus habitantes y a sus animales.


¡Nuestro Dios viene! ¡Ya está cerca su día! ¡Será un día de destrucción por parte del Todopoderoso!


Y si a pesar de ello os negáis a obedecerme, yo os castigaré aún más duramente por cada uno de vuestros pecados.


Y si seguís rebelándoos contra mí, os castigaré todavía mucho más, tal como merecen vuestros pecados.


yo os castigaré todavía mucho más tal como merecen vuestros pecados.


yo me enfrentaré a vosotros y os castigaré todavía con más ira a causa de vuestros pecados.


—¡Alejaos de esta gente, porque ahora mismo los voy a destruir a todos!


No tengáis miedo de los que pueden destruir el cuerpo, pero no el alma. Temed a Dios, que es el que puede destruir en el infierno el cuerpo y el alma.


los destruirá para siempre y los echará lejos de su presencia, a un lugar donde no podrán compartir su gloria y su poder.


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