Jeremías 4:12 - Biblia Lenguaje Básico

¹² el viento que yo haré soplar será mucho más fuerte. Ahora mismo dictaré sentencia contra ellos.

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

¹² Viento más vehemente que este vendrá a mí; y ahora yo pronunciaré juicios contra ellos.

Biblia Nueva Traducción Viviente

¹² ¡Es una ráfaga estrepitosa que yo envié! ¡Ahora pronuncio la destrucción contra ti!».

Biblia Católica (Latinoamericana)

¹² Es un viento amenazante que les mando. Pues bien, ahora soy yo el que va a hablar y pronunciar sentencia contra ellos.

La Biblia Textual 3a Edicion

¹² Y un viento más fuerte todavía vendrá de mi parte, Y Yo mismo daré ahora sentencia contra ella.

Biblia Serafín de Ausejo 1975

¹² es viento muy fuerte para eso. Viene de mi parte. Ahora voy a pronunciar yo mismo la sentencia contra ellos.

Jeremías 4:12 Referans Kwoze

Salmos 11:6

Sobre ellos dejará caer una lluvia de brasas de fuego y de azufre encendido. ¡Un viento abrasador los consumirá!

Jeremías 1:16

Voy a castigar a mi pueblo, porque todos ellos se han comportado muy mal. Adoraron ídolos que ellos mismos hicieron y les ofrecieron incienso; a mí, en cambio, me abandonasteis.

Jeremías 4:11

Y Dios contestó: Cuando llegue el día del castigo, se le dirá a este pueblo y a Jerusalén: «Desde las dunas del desierto sopla un viento muy caluroso, y se dirige a la capital de mi pueblo». No se trata del viento que separa el trigo de la paja;

Jeremías 4:13

«¡Mirad cómo avanza el enemigo! ¡Parece el nubarrón de una tormenta! Sus carros de guerra y sus caballos son más veloces que las águilas; ¡hasta parecen un huracán! ¿Qué será de nosotros? ¡No tenemos escapatoria!».

Jeremías 51:1

Así dice Dios: Voy a enviar una tormenta destructora contra Babilonia y los que se oponen a mí.

Oseas 13:15

Tal vez vuelvas a prosperar, pero yo te destruiré, Israel, como el viento del desierto que agota los manantiales y hace que se sequen las fuentes. Tus enemigos se adueñarán de todas tus riquezas y tesoros.

Habacuc 1:11

Pasan por encima como un huracán, pero son culpables de un gran pecado: no tienen más dios que su fuerza.