14 que cada siete años debían dejar libres a los esclavos israelitas que hubieran comprado. Esto significa que todo esclavo debía ser liberado después de siete años de servicio. Sin embargo, vuestros antepasados no me hicieron caso ni respetaron mi pacto.
14 Al cabo de siete años dejará cada uno a su hermano hebreo que le fuere vendido; le servirá seis años, y lo enviará libre; pero vuestros padres no me oyeron, ni inclinaron su oído.
14 Al cabo de siete años cada uno de ustedes dejará libre a su hermano. La persona de raza hebrea que se haya vendido a ti estará a tu servicio seis años y luego la despedirás libre. Pero sus padres no me escucharon ni se fijaron en esto.
14 Al cabo de siete años cada uno de vosotros dejará ir a su hermano hebreo que le haya sido vendido: seis años lo servirá, y lo dejará ir libre. Pero vuestros padres no me oyeron ni inclinaron su oído.
14 'Al cabo de siete años, todos vosotros dejaréis libre a vuestro hermano hebreo que se os haya vendido. Te servirá seis años, y luego lo dejarás marchar libre de tu lado'. Pero vuestros padres no me escucharon ni me hicieron caso.
Cuando Ajab escuchó estas palabras, rasgó sus ropas en señal de arrepentimiento, se vistió de ropas ásperas y ayunó. Entonces Dios dijo a Elías: —¿Has visto cómo Ajab se ha arrepentido por el mal que ha hecho? Por eso no voy a castigar a su familia mientras él viva; esperaré a que su hijo sea rey. Y es que antes de Ajab, nadie se había portado tan mal con Dios como él. Aunque en realidad fue su mujer Jezabel la culpable de que Ajab se portara tan mal. Lo más odioso que hizo Ajab fue adorar a los ídolos, como lo habían hecho los amorreos, antes de que Dios los expulsara del territorio israelita.
Pero a los israelitas no los obligó a trabajar como esclavos, sino que ellos eran soldados, oficiales, jefes, capitanes, jinetes y conductores de carros de guerra.
¿Os parece poco lo que habéis hecho, que todavía queréis hacer que la gente de Judá y Jerusalén sean vuestros esclavos y esclavas? ¿No os parece que ya habéis pecado bastante contra Dios?
Pero ellos despreciaron a esos mensajeros de Dios, se burlaron de sus profetas y no les hicieron el menor caso, hasta el punto de que Dios ya no aguantó más y, muy enfadado, decidió castigarlos.
Durante muchos años fuiste paciente con ellos. Tu espíritu y tus profetas les advirtieron del castigo, pero ellos no quisieron escuchar; así que los dejaste caer en manos de naciones enemigas.
Esto es lo que Dios dice: «¿Existe, israelitas, un documento en el que diga que yo os he rechazado? Si os abandoné y os vendí como esclavos, no fue para pagar ninguna deuda; lo hice a causa de vuestros pecados.
¡Pues no es ese el ayuno que yo quiero! El ayuno que a mí me agrada es que liberéis a los presos encadenados injustamente, que deis la libertad a los esclavos, que dejéis de oprimir a los maltratados y que acabéis con toda injusticia.
Os he enviado una y otra vez a los profetas, mis servidores, para que os convirtierais y no dierais culto a otros dioses. Os he pedido que me obedezcáis para que podáis vivir en la tierra que os prometí a vosotros y a vuestros antepasados. Sin embargo, vosotros os habéis empeñado en no hacerme caso.
Pero ellos fueron rebeldes y no me obedecieron. Ninguno de ellos se apartó de los falsos dioses, ni renunció a los ídolos egipcios. Yo estaba tan enfadado que, para desahogarme, quise castigarlos allí en Egipto.
Esto dice el Dios de Israel: Vosotros, habitantes de Israel, habéis llegado al colmo de la maldad. Por eso, ¡no os perdonaré! Vendéis al que es bueno por unas cuantas monedas, y al que es pobre por un par de zapatos;
Moisés continuó diciéndoles: —Cada siete años, deberéis perdonar las deudas. Es decir, en caso de haber prestado algo a otro israelita, no deberéis reclamar el pago de esa deuda. Dios ha ordenado que ese año se perdonen todas las deudas. Si obedecéis esta norma, Dios bendecirá la tierra que os va a dar y nunca habrá gente pobre en Israel. Podréis reclamar la deuda a los inmigrantes que vivan entre vosotros, pero no a vuestros hermanos israelitas.
Si algún israelita, hombre o mujer, se vende a sí mismo como esclavo, no se le podrá obligar a trabajar más de seis años. Cuando llegue el séptimo año se le dejará en libertad.