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Jeremías 32:39 - Biblia Lenguaje Básico

39 Les daré un corazón dócil, y haré que cambien de conducta. Así me respetarán siempre, y eso será provechoso para ellos y para sus hijos.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

39 Y les daré un corazón, y un camino, para que me teman perpetuamente, para que tengan bien ellos, y sus hijos después de ellos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

39 Les daré un solo corazón y un solo propósito: adorarme para siempre para su propio bien y el bien de todos sus descendientes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

39 Y les daré un solo corazón y una sola manera de vivir, para que guarden siempre mi temor, para bien de ellos y de sus hijos después de ellos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

39 y les daré un solo corazón y un solo camino, para que me teman todos los días, en bien suyo y de sus hijos después de ellos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

39 Les daré un solo corazón y un solo modo de obrar, para que me teman todos los días en bien suyo y de sus hijos después de ellos.

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Jeremías 32:39
38 Referans Kwoze  

Este pacto que hago contigo, lo hago también con tus descendientes, y no tendrá fin. Yo soy tu Dios y también seré el Dios de tus descendientes.


Para eso lo he elegido, para que ordene a sus hijos y a toda su familia que me obedezcan y hagan lo que es bueno y justo. Si Abrahán lo hace así, yo cumpliré todo lo que le he prometido».


Y Dios le dijo: —No hagas ningún daño al niño. Estoy convencido de que me obedeces, pues no te has negado a ofrecerme en sacrificio a tu único hijo.


En cuanto a Judá, Dios hizo que todos sus habitantes se pusieran de acuerdo para obedecer la orden del rey y de los principales jefes, según lo había dispuesto Dios.


¡Aleluya! Felices quienes respetan a Dios y gozan cumpliendo sus mandamientos.


¡Que Dios te deje ver crecer a tus hijos y a tus nietos! ¡Que haya paz en Israel!


Dios mío, muéstrame cuál es tu voluntad para que yo me porte según tu verdad; guía mis pasos para que yo te honre.


No envidies a los pecadores, y respeta siempre a Dios;


y en pleno desierto habrá un sendero al que llamarán «Camino Sagrado». No pasarán por ese camino ni los impuros ni los necios;


¡Escucha, Jerusalén! Tus vigilantes gritan de alegría, porque ven con sus propios ojos que Dios vuelve a su ciudad.


Mi pueblo no trabajará en vano, ni sus hijos morirán antes de tiempo. Porque yo los bendeciré a ellos y a todos sus descendientes.


Cambiaré su manera de ser y de pensar, para que me reconozca como su Dios y me obedezca en todo. Judá será mi pueblo y yo seré su Dios.


Haré con ellos un pacto que durará para siempre. Estaré con mi pueblo en todo momento y lo ayudaré; haré que me respete y que no vuelva a alejarse de mí.


También os dije que os paraseis en los cruces de caminos y preguntarais por el camino a seguir. Porque solo siguiendo el buen camino podréis hallar descanso. ¡Pero os habéis negado a seguirlo!


Yo os daré un corazón nuevo y pondré dentro de vosotros un espíritu nuevo; os arrancaré el corazón de piedra y os daré un corazón de carne.


Porque en esta tierra y en estos montes de Israel los convertiré en una sola nación. Tendrán un solo rey y no volverán a estar divididos en dos reinos.


Entonces los israelitas obedecerán mis mandamientos, como deben hacerlo. Vivirán para siempre, junto con sus hijos y sus nietos, en la tierra que di a Jacob y a sus antepasados. David será su único rey, su único gobernante.


Jesús le respondió: —Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie puede llegar al Padre si no es por medio de mí.


Te pido, Padre, que se mantengan unidos entre ellos, y lo mismo que tú y yo estamos unidos, que también ellos se mantengan unidos a nosotros. Así la gente de este mundo creerá que tú me enviaste.


Dios ha cumplido su promesa, pues resucitó a Jesús, como está escrito en el salmo segundo: Tú eres mi hijo; desde hoy yo soy tu padre.


Esta promesa de daros el Espíritu es para vosotros, para vuestros hijos y para todos los que nuestro Dios quiera salvar en otras partes del mundo.


Ahora que Dios ha resucitado a su hijo Jesús, lo primero que ha hecho es enviarlo para bendeciros y para que dejéis de hacer el mal.


Todos los seguidores de Jesús tenían una misma manera de pensar y de sentir. Todo lo que tenían lo compartían entre ellos, y nadie se sentía dueño de nada.


Entre tanto la Iglesia vivía en paz en toda la región de Judea, Galilea y Samaría, e iba consolidándose y caminando al servicio del Señor. Y con la ayuda del Espíritu Santo cada vez se unían más y más personas al grupo de seguidores del Señor Jesús.


Si alguien le ofrece a Dios el primer pan que hornea, en realidad le está ofreciendo toda la masa con la que hizo el pan. Si a Dios se le ofrecen las raíces de un árbol, entonces también las ramas del árbol le pertenecen.


Porque el marido que no cree en Cristo es aceptado por Dios, si está unido a una mujer cristiana. Del mismo modo, una esposa que no cree en Cristo es aceptada por Dios, si está unida a un hombre que sí cree en Cristo. Además, sus hijos serán aceptados por Dios como parte de su pueblo, y no los rechazará como si fueran algo sucio.


Eso es todo, queridos hermanos. Me despido de vosotros deseando que estéis alegres. Tratad de ser mejores. Hacedme caso. Poneos de acuerdo unos con otros y vivid tranquilos. Y Dios, que nos ama y nos da paz, estará con vosotros.


Espero que nunca cambien de opinión, y que siempre me adoren y cumplan mis mandamientos. Así, tanto ellos como sus descendientes serán felices por siempre.


Si tú, tus hijos y tus nietos respetáis a vuestro Dios obedeciendo durante toda vuestra vida las leyes y mandamientos que hoy os doy, tendréis larga vida.


Entonces nos ordenó respetarlo siempre y cumplir sus enseñanzas. Si obedecemos a Dios y cumplimos sus mandamientos él nos hará prosperar y nos mantendrá con vida, como hasta ahora».


pues Jesús al morir, nos abrió un camino nuevo, que es fuente de vida, a través de su propio cuerpo como si este fuera aquella cortina que impedía el paso.


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