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Jeremías 32:3 - Biblia Lenguaje Básico

3-5 El rey Sedecías ordenó que me encarcelaran por haber anunciado este mensaje de parte de Dios: —Yo, el Dios de Israel, voy a dejar que el rey de Babilonia conquiste la ciudad de Jerusalén. Ni siquiera Sedecías podrá escapar del poder de los babilonios, sino que caerá en manos del rey de Babilonia. Tendrá que presentarse ante el rey Nabucodonosor que lo llevará preso a su país donde permanecerá hasta que yo decida otra cosa. Si queréis luchar contra los babilonios, hacedlo; pero no os servirá de nada. Soy yo, Dios, quien lo asegura.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Porque Sedequías rey de Judá lo había puesto preso, diciendo: ¿Por qué profetizas tú diciendo: Así ha dicho Jehová: He aquí yo entrego esta ciudad en mano del rey de Babilonia, y la tomará;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 El rey Sedequías lo había puesto allí, y preguntaba por qué Jeremías seguía dando esta profecía: «Esto dice el Señor: “Estoy a punto de entregar esta ciudad al rey de Babilonia, y él la tomará.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 donde lo había mandado encerrar el rey Sedecías, con esta acusación: '¿Por qué andas diciendo en nombre de Yavé: Yo pondré esta ciudad en manos del rey de Babilonia, quien la tomará;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Sedequías, rey de Judá, lo había encarcelado, acusándolo: Tú has profetizado diciendo: Así dice YHVH: Yo entregaré esta ciudad en mano del rey de Babilonia para que la conquiste.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 donde Sedecías, rey de Judá, lo habla recluido, diciendo: '¿Por qué profetizas: así dice Yahveh: 'Mirad que voy a entregar esta ciudad en mano del rey de Babilonia, que la tomará,

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Jeremías 32:3
23 Referans Kwoze  

A pesar de ello, el rey Ajaz siguió siendo infiel a Dios.


Pero el faraón contestó a Moisés y a Aarón: —Estáis apartando al pueblo de su trabajo. ¡Id y cumplid con vuestra obligación! Precisamente ahora que el pueblo es numeroso, ¿pretendéis que abandone sus tareas?


De nada ha servido castigar a vuestros hijos, pues no aceptáis mis correcciones. ¡Todos vosotros, como leones feroces, disteis muerte a mis profetas!


De momento el ejército del rey de Babilonia ha dejado de atacar Jerusalén; pero yo entregaré a Sedecías y a sus oficiales en manos de los enemigos que quieren darles muerte.


Además, ve a hablar con Joacín, y dile de mi parte lo siguiente: —Tú has quemado ese libro acusando a Jeremías de haber escrito en él que el rey de Babilonia va a destruir este país y va a acabar con todas las personas y con todos los animales que aquí viven.


Por entonces Jeremías podía andar libremente entre la gente, pues todavía no le habían metido en la cárcel.


Si no os rendís, entonces el ejército babilonio conquistará la ciudad y le prenderá fuego, y tú mismo, oh rey, no podrás escapar de sus manos.


Por eso algunos jefes fueron a decirle al rey: —¡Hay que matar a Jeremías! Lo que él anuncia está desanimando a los soldados y a la gente que aún queda en la ciudad. Jeremías no busca nuestro bien; al contrario, nos desea lo peor.


Ebedmélec salió del palacio real y fue a decirle al rey:


Pues bien, Dios de Israel, yo sé que tú buscas gente honesta; pero este pueblo es muy terco, es más duro que una roca y no ha querido arrepentirse. Por eso lo has castigado, pero parece que no le dolió; y aunque lo has aplastado, no ha querido hacerte caso.


Juntó Dios todos mis pecados, hizo un fardo con ellos y me los ató al cuello. Ya no me quedan fuerzas; Dios me ha entregado al enemigo, y no puedo defenderme.


Deja ya de profetizar aquí en Betel, porque este es el santuario del rey y el templo más importante del reino.


y le preguntaron: —¿Quién te ha dado autoridad para hacer todo esto?


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