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Jeremías 32:20 - Biblia Lenguaje Básico

20 Todos conocen los milagros que hiciste en Egipto y los que sigues haciendo en todo el mundo.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

20 Tú hiciste señales y portentos en tierra de Egipto hasta este día, y en Israel, y entre los hombres; y te has hecho nombre, como se ve en el día de hoy.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Realizaste señales milagrosas y maravillas en la tierra de Egipto, ¡cosas que se recuerdan hasta el día de hoy! Y sigues haciendo grandes milagros en Israel y en todo el mundo. Así has hecho que tu nombre sea famoso hasta el día de hoy.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Tú que realizaste maravillas y prodigios, primero en Egipto y luego en Israel y en la humanidad entera hasta hoy, te has hecho famoso con todo eso, como se puede ver actualmente.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Tú hiciste señales y portentos en Egipto, notorios° hasta hoy, en Israel y entre todos los hombres; y te has hecho renombre, como hoy se ve.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Tú hiciste señales y portentos en el país de Egipto hasta hoy, como en Israel y en la humanidad, y te has hecho un nombre, como sucede hoy;

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Jeremías 32:20
21 Referans Kwoze  

ni existe tampoco otra nación como tu pueblo Israel! ¿A qué otra nación la libraste de la esclavitud? ¿A qué otra nación la hiciste tan famosa? Tú hiciste muchos milagros en favor nuestro cuando sacaste a tu pueblo de Egipto y expulsaste ante nosotros a las naciones y a sus dioses.


ni existe tampoco otra nación como tu pueblo Israel! ¿A qué otra nación la libraste de la esclavitud? ¿A qué otra nación la hiciste tan famosa? Tú hiciste muchos milagros en favor nuestro cuando sacaste a tu pueblo de Egipto y expulsaste ante nosotros a las naciones y a sus dioses.


Enviaste terribles castigos al faraón, a sus servidores y a todo su pueblo, porque trataron con crueldad a nuestros antepasados. Así te ganaste la fama que hasta ahora tienes.


Ante nuestros antepasados dividiste el mar en dos para que cruzaran por tierra seca. Pero a sus perseguidores egipcios los hundiste en el agua; los hiciste caer como piedras hasta el fondo del mar


Así podrás contarles a tus hijos y a tus nietos cómo castigué a los egipcios y los prodigios que hice en medio de ellos. Así sabrán que yo soy el Dios de los israelitas.


Usaré mi poder y haré cosas increíbles, con las que destruiré a los egipcios. Solo entonces el rey de Egipto os dejará ir.


Él no os hará caso, ni os dejará salir, porque yo haré que se ponga terco. Pero serán tantas las señales maravillosas que haré en Egipto, que no tendrá más remedio que dejaros marchar. Descargaré sobre los egipcios todo mi poder, los castigaré y sacaré a mi pueblo Israel de Egipto como un ejército en orden de batalla. Así sabrán los egipcios que yo soy el Dios de Israel.


Si hasta ahora no lo he hecho, es porque quiero mostrar mi poder y porque quiero que todos en el país me conozcan.


¿Dónde está ahora el Dios que puso su gran poder al servicio de Moisés y se hizo famoso para siempre al dividir las aguas del mar?


Yo quise que toda la gente de Israel y de Judá se ajustaran a mi ley, así como el cinturón se ajusta a la cintura de quien lo lleva puesto. Solo así serían mi pueblo, gozarían de fama y respeto, y la gente los alabaría. ¡Pero no quisieron obedecerme! Soy yo, Dios, quien lo asegura.


El Dios de Daniel puede salvar y libertar, puede hacer grandes maravillas en el cielo y en la tierra. ¡Es el Dios que salvó a Daniel de las garras de los leones!


Señor y Dios nuestro, en el pasado tú nos diste muestras de tu gran poder. Tú sacaste de Egipto a tu pueblo, y desde entonces te hiciste muy famoso. Además, sabemos que eres muy bondadoso. Es verdad que hemos pecado y que hemos hecho lo que está mal, pero te rogamos que ya no te enfades contra Jerusalén. Todos los pueblos vecinos se burlan de ella y de tu pueblo. De eso tenemos la culpa nosotros y nuestros antepasados. Lo reconocemos. ¡Pero recuerda que Jerusalén es tu ciudad, y que está en tu monte santo!


Con milagros y señales maravillosas, Moisés sacó de Egipto a su pueblo llevándolo a través del mar Rojo y guiándolo durante cuarenta años por el desierto.


Nosotros vimos los terribles castigos que Dios envió contra el faraón y su familia.


Todos vosotros fuisteis testigos del gran poder que Dios mostró entonces: visteis los muchos milagros que hizo para sacaros de Egipto; pues lo mismo hará con los pueblos a quienes ahora teméis.


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