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Jeremías 31:6 - Biblia Lenguaje Básico

6 Muy pronto los guardias gritarán por las colinas de Efraín: «¡Venid, vayamos a Jerusalén, y adoremos a nuestro Dios!».

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Biblia Reina Valera 1960

6 Porque habrá día en que clamarán los guardas en el monte de Efraín: Levantaos, y subamos a Sion, a Jehová nuestro Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Llegará el día cuando los centinelas gritarán desde la zona montañosa de Efraín: “Vengan, subamos a Jerusalén a adorar al Señor nuestro Dios”».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Vendrá un día en que los centinelas gritarán desde los cerros de Efraím: '¡Levántense, subamos a Sión, adonde está Yavé nuestro Dios!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Será tiempo en que los atalayas en el monte de Efraín griten: ¡En pie, subamos a Sión, A YHVH nuestro Dios!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Porque llega el día en que gritan los centinelas en la montaña de Efraín: '¡Levantaos! ¡Subamos a Sión a Yahveh, nuestro Dios!''.

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Jeremías 31:6
23 Referans Kwoze  

Cuando estaba a punto de comenzar la batalla, Abías subió a la parte más alta de Semaráin, que está en la montaña de Efraín, y gritó: —¡Jeroboán y soldados de Israel! ¡Escuchadme!


Entonces los jefes de las tribus de Judá y de Benjamín sintieron que Dios los animaba a ir a Jerusalén para reconstruir su Templo. Y lo mismo sintieron los sacerdotes, levitas y muchos otros judíos.


¡Qué felices son los que viven en tu Templo! ¡Nunca dejan de alabarte!


Ese día sonará la gran trompeta. Todos los que estaban dispersos en el país de Asiria y en el país de Egipto, vendrán para adorar a Dios en la ciudad santa de Jerusalén.


Súbete a un monte y anuncia esta buena noticia a los habitantes de Jerusalén. No tengas miedo; grita con todas tus fuerzas y di a las ciudades de Judá: «¡Aquí viene nuestro Dios!


En tus murallas, Jerusalén, he puesto vigilantes que ni de día ni de noche permanecerán callados. Recordad sin descanso a Dios las promesas que os ha hecho.


¡Volved a mí, hijos rebeldes, yo soy vuestro dueño! De cada ciudad tomaré a uno de vosotros, y de cada familia tomaré a dos, y os traeré a Jerusalén.


Cuando lleguen a Jerusalén, lo harán entre cantos de alegría disfrutando de mis bendiciones. Yo les daré trigo, vino y aceite, y también vacas y ovejas. Serán como un jardín bien regado, y nunca más perderán su fuerza.


Yo haré que Israel regrese a su propia tierra donde yo le daré alimento en el monte Carmelo, en la región de Basán y en las montañas de Efraín y Galaad.


Yo os he dado vigilantes para advertiros del peligro, pero no les habéis prestado atención.


—A ti, hombre mortal, te he encargado mantenerte siempre vigilante y advertir a los israelitas que están en grave peligro. Tan pronto como yo te diga algo, tú deberás decírselo a ellos.


—Ezequiel, hombre mortal, dales de mi parte este mensaje a los israelitas: Si yo permito que haya guerra en algún país y la gente de ese lugar elige a alguien y lo pone como vigilante,


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