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Jeremías 30:3 - Biblia Lenguaje Básico

3 Viene el día en que haré volver de la cautividad a Israel y a Judá. Los dos son mi pueblo, y los traeré a la tierra que di a vuestros antepasados. Soy yo, Dios, quien lo asegura.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Porque he aquí que vienen días, dice Jehová, en que haré volver a los cautivos de mi pueblo Israel y Judá, ha dicho Jehová, y los traeré a la tierra que di a sus padres, y la disfrutarán.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Pues se acerca la hora cuando restableceré el bienestar de mi pueblo, Israel y Judá. Los traeré a casa, a esta tierra que di a sus antepasados, y volverán a poseerla. ¡Yo, el Señor, he hablado!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 pues se acerca el tiempo, dice Yavé, en que cambiaré la suerte de mi pueblo, Israel y Judá, haciéndoles retornar a la tierra que di a sus padres en propiedad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Porque he aquí que vienen días, dice YHVH, En que haré volver a los cautivos de mi pueblo Israel y Judá, dice YHVH, Y los traeré a la tierra que di a sus padres, y la disfrutarán.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Porque mira que vienen días -oráculo de Yahveh- en que cambiaré la suerte de mi pueblo, Israel y Judá, dice Yahveh, y lo volveré al país que di a sus padres para que lo poseyeran'.

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Jeremías 30:3
45 Referans Kwoze  

En el mes de Etanim, los judíos, que ya se habían instalado en sus pueblos, se reunieron en Jerusalén.


Zorobabel y el sacerdote Josué comenzaron la reconstrucción del Templo de Dios un año y dos meses después de haber llegado a Jerusalén. Lo hicieron con la ayuda de los sacerdotes y de todos los judíos que habían regresado a Jerusalén. Y para dirigir los trabajos eligieron a hombres de la tribu de Leví mayores de veinte años.


Dios mío, devuélvenos el bienestar como haces con el desierto cuando lo riegan los arroyos.


sino que jurarán por el Dios que los sacó del país de los asirios y de todos los países adonde los llevó desterrados. Porque yo haré que vuelvan a la tierra que di a sus antepasados.


En el futuro haré que un rey justo y sabio gobierne a mi pueblo. Será de la familia de David, gobernará con verdadera justicia,


En cambio, a la nación que se rinda por completo al rey de Babilonia y se ponga a su servicio, yo la dejaré que viva en paz en su propio país y cultive en él la tierra. Soy yo, Dios, quien lo asegura.


serán llevados a Babilonia y que allí se quedarán hasta que Dios decida que sean traídos de nuevo a Jerusalén.


Vosotros vais a vivir unos setenta años en Babilonia. Cuando se cumpla ese tiempo, os prometo que os haré volver a Jerusalén.


Estaré con vosotros y pondré fin a vuestra condición de esclavos. Os reuniré de todas las naciones por donde os haya dispersado y os haré volver a Jerusalén. Soy yo, Dios, quien lo asegura.


Entonces los reinos de Israel y de Judá volverán a unirse y desde un país del norte volverán a la tierra que os di como herencia a vuestros antepasados.


Así dice también Dios a los israelitas: Haré volver a los prisioneros, y los trataré con amor y compasión. Jerusalén será reconstruida, y el palacio volverá a edificarse.


En cuanto a Israel y Judá, Dios me dijo: Se oyen gritos de espanto, de terror y de preocupación.


Pero Dios le dice: Sécate las lágrimas, Raquel; no sigas llorando ni pierdas la esperanza. Tus hijos volverán a su patria; volverán de ese país enemigo y tu sufrimiento se verá recompensado. Soy yo, Dios, quien lo asegura.


En un sueño, el Dios todopoderoso me dijo: Cuando yo haga volver a los israelitas del país donde ahora están cautivos, los que viven en el territorio de Judá y en sus ciudades volverán a decir: «¡Que Dios te bendiga, monte santo de Jerusalén donde habita la justicia!».


El Dios de Israel dice: —Viene el día en que haré que Israel y Judá vuelvan a poblarse de gente y de animales.


El Dios de Israel dice: —Viene el día en que haré un nuevo pacto con el pueblo de Israel y con el pueblo de Judá.


El Dios de Israel dice: —Viene el día en que Jerusalén, mi ciudad, será reconstruida desde la torre de Jananel hasta la puerta de la Esquina,


Yo estoy muy furioso con mi pueblo, y por eso lo he dispersado por muchos países. Pero en el futuro, volveré a reunirlos, haré que vuelvan a Jerusalén y entonces vivirán tranquilos y seguros.


Sí, se volverán a comprar propiedades y se firmarán escrituras de compra que serán selladas delante de testigos. Esas compras las harán en el territorio de Benjamín y en los pueblos cercanos a Jerusalén, en las ciudades de Judá y en las ciudades de la región montañosa, y también en las ciudades de la llanura y en el desierto. Porque yo os aseguro que os haré volver de Babilonia.


Lo sacaré de los países donde ahora está preso; lo reuniré y lo llevaré de vuelta a su tierra. Luego lo llevaré a los montes y a los valles de Israel, y a todas las poblaciones del país, para que se alimente con la mejor comida. Vivirá en los montes más altos de Israel. Yo mismo le daré de comer y lo haré descansar. Soy el Dios de Israel y cumpliré mi palabra.


Yo os libraré de todas esas naciones; os reuniré y os llevaré a vuestra tierra.


Cuando esto haya pasado, les daré a todos mi espíritu: hombres y mujeres hablarán de mi parte; a los ancianos les hablaré en sueños y a los jóvenes, en visiones.


Cuando nuestro Dios permita que vuelvan los sobrevivientes de Judá, del país adonde los llevaron presos, él mismo los llevará a vuestras costas para que alimenten allí a sus rebaños. En cuanto a esos supervivientes, pasarán la noche en las casas de Ascalón.


Entonces os haré volver y, cuando estéis reunidos, os llenaré de gloria y honor ante todos los pueblos de la tierra, haciendo que cambie vuestra suerte delante de vuestros propios ojos. Así lo afirmo yo, que soy Dios.


Luego, Jesús dijo a sus discípulos: —Llegará el día en que querréis ver, por lo menos un momento, cuando yo, el Hijo del hombre, me presente con todo mi poder y gloria.


Llegará el momento en que vuestros enemigos vendrán y harán trincheras alrededor de la ciudad, te cercarán y te atacarán por todos lados.


—Llegará el momento en que todo esto que estáis viendo será destruido. ¡Ni una sola pared del Templo quedará en pie!


Dios tendrá compasión de vosotros y os volverá a bendecir. Os hará volver de los países a los que os envió. Aunque os encontréis muy lejos, Dios os buscará y os traerá de nuevo al país que prometió a vuestros antepasados. Allí prosperaréis y tendréis más hijos que vuestros antepasados.


Por eso Dios tuvo que llamarles la atención diciendo: «Viene el día en que haré un nuevo pacto con el pueblo de Israel y con el pueblo de Judá.


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