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Jeremías 30:21 - Biblia Lenguaje Básico

21 De entre vosotros saldrá vuestro rey, a quien permitiré estar en mi presencia, sin que por ello arriesgue su vida,

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Biblia Reina Valera 1960

21 De ella saldrá su príncipe, y de en medio de ella saldrá su señoreador; y le haré llegar cerca, y él se acercará a mí; porque ¿quién es aquel que se atreve a acercarse a mí? dice Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Volverán a tener su propio gobernante, quien surgirá de entre ellos mismos. Lo invitaré a que se acerque a mí —dice el Señor—, porque ¿quién se atrevería a acercarse sin ser invitado?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 Su soberano será uno de ellos, pues saldrá de su mismo seno. Le daré audiencia y se acercará a mí; pues, ¿quién es el que se halla capaz de arriesgar su vida para acercarse a mí?, dice Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 De ella saldrá su príncipe, De ella saldrá su caudillo, Y Yo lo acercaré hasta mí, ¿Quién, si no, osaría acercarse a mí? dice YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 Su caudillo será uno de ellos, de su seno saldrá su soberano; dejaré que se aproxime y a mí se acercará, porque, ¿quién arriesgará su vida por acercarse a mí? -oráculo de Yahveh-.

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Jeremías 30:21
53 Referans Kwoze  

Pero Abrahán volvió a decir: —Perdona, Dios mío, que me haya atrevido a hablar contigo, pues ante ti no soy nada,


Pero Abrahán insistió: —Dios mío, no te enfades conmigo si sigo hablando; pero, ¿qué pasará si no hay más que treinta personas buenas? Dios le dijo: —Si encuentro esas treinta personas, no destruiré la ciudad.


Todavía Abrahán se atrevió a decir: —Yo te ruego, Dios mío, que no te enfades conmigo, pero solo insistiré una vez más. ¿Y qué tal si solo se encuentran diez? Dios le aseguró: —Por esos diez, no destruiré la ciudad.


Judá tendrá siempre en sus manos el cetro y el bastón de mando, hasta que llegue aquel a quien verdaderamente deben los pueblos obediencia.


Él será quien me construya una casa, y haré que su reino dure para siempre.


A mi hermano Jananí lo nombré gobernador de Jerusalén; a Jananías lo nombré comandante de la fortaleza de Jerusalén, porque mi confianza en su lealtad era total y además respetaba a Dios más que otras personas.


Mi amor por él nunca cambiará, ni faltaré a la promesa que le hice.


Dios le dijo: —¡No te acerques más! ¡Quítate las sandalias, porque el lugar que estás pisando es sagrado!


¿Quién es ese que llega desde Bosrá, la capital del reino de Edom, con las ropas teñidas de rojo? ¿Quién es ese que viene vestido de fiesta y avanza con una fuerza irresistible? Soy yo, el Dios de Israel, yo que anuncio la victoria y tengo poder para salvar.


Siervo mío, Israel, no tengas miedo ni te asustes, porque a ti y a tus hijos os libraré de la esclavitud que sufrís en Babilonia. Podréis vivir seguros y tranquilos; no volveréis a tener miedo de nadie. Me serviréis a mí, que soy vuestro Dios, y al descendiente de David que yo os daré como rey.


Cuando llegue ese día, en el momento preciso nombraré a un rey de la familia de David, que reinará con honradez y justicia.


Edom, yo te atacaré sin aviso, como lo hace un león con su presa. Yo elegiré a tu enemigo para que en poco tiempo te derrote. ¡No hay otro Dios como yo! ¡No hay quien me pueda desafiar! ¡Ningún pastor podrá hacerme frente!


¡No hay otro Dios como yo! ¡No hay quien me pueda desafiar! ¡No hay rey que se me oponga! Yo atacaré a Babilonia de repente, como ataca el león a su presa. Yo elegiré quien los gobierne.


Entonces los israelitas obedecerán mis mandamientos, como deben hacerlo. Vivirán para siempre, junto con sus hijos y sus nietos, en la tierra que di a Jacob y a sus antepasados. David será su único rey, su único gobernante.


y dijo a Coré y a sus seguidores: —Venid mañana temprano, y Dios os mostrará quién es verdaderamente suyo y a quién ha elegido para que pueda acercarse a él.


y preguntaron: —¿Dónde está el niño que ha nacido para ser el rey de los judíos? Hemos visto su estrella en el oriente y venimos a adorarlo.


Y una voz que venía del cielo dijo: —Este es mi Hijo amado y estoy muy contento con él.


¿No sabíais que el Mesías tenía que sufrir antes de entrar en su reino glorioso?


y ha hecho que Jesús se siente a la derecha de su trono, nombrándolo Jefe y Salvador, para que el pueblo de Israel deje de pecar y Dios le perdone sus pecados.


¿podrá alguien castigarlos? ¡De ninguna manera, pues Jesucristo murió por ellos! Es más, Jesucristo resucitó, y ahora está a la derecha de Dios, rogando por nosotros.


En tal caso, solo podréis nombrar como rey al israelita que Dios elija. Ningún extranjero podrá ser rey de Israel.


y por eso decidió elegir entre vosotros a un profeta como yo. Él os comunicará lo que Dios quiere deciros y os transmitirá las órdenes de Dios.


Un día se reunieron las tribus del pueblo y sus jefes y surgió un rey en Israel».


El Hijo de Dios nos muestra el poder y la grandeza de su Padre. El Hijo de Dios es igual en todo a su Padre y mediante su palabra poderosa hace que el universo siga existiendo. El Hijo de Dios logró que Dios perdonara nuestros pecados y después subió al cielo para sentarse a la derecha del trono de su Padre.


que ha muerto para que Dios perdone nuestros pecados y los de todo el mundo.


En su manto y sobre el muslo, llevaba escrito este título: «Rey de reyes y Señor de señores».


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