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Jeremías 3:23 - Biblia Lenguaje Básico

23 De nada nos sirve ir a las colinas, ni lanzar nuestros gritos en las montañas. Solamente en ti, Dios nuestro, hallaremos nuestra salvación.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

23 Ciertamente vanidad son los collados, y el bullicio sobre los montes; ciertamente en Jehová nuestro Dios está la salvación de Israel.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

23 Nuestro culto a ídolos en las colinas y nuestras orgías religiosas en las montañas son una falsa ilusión. Solo en el Señor nuestro Dios encontrará Israel salvación.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

23 Realmente de nada sirven los templos en las lomas y las fiestas en los montes. Sólo Yavé, nuestro Dios, es quien salva a Israel.

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 Cierto, para engaño nos han sido los collados, Y el tumulto de los montes.° Ciertamente en YHVH nuestro Dios está la salvación de Israel.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

23 De verdad son mentira las colinas, y el tumulto en las montañas. De verdad, en Yahveh, nuestro Dios, está la salvación de Israel.

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Jeremías 3:23
25 Referans Kwoze  

Actúa, Dios mío, y ponme a salvo. ¡Rómpeles la cara a mis enemigos! ¡Rómpeles los dientes a los malvados!


Solo él me da su protección, solo él puede salvarme; ¡jamás seré derrotado!


Los soldados preparan los caballos para el combate, pero es Dios quien da la victoria.


Cuando llegue ese día, los pocos israelitas que se hayan salvado dejarán de confiar en Asiria y volverán a confiar en Dios, el Dios Santo de Israel.


Confío en ti, Dios mío, y ya no tengo miedo porque tú eres mi fuerza, mi salvación y mi alegría».


Solo yo soy Dios, solo yo puedo salvaros.


Los fabricantes de ídolos no valen nada, como tampoco valen nada los ídolos que ellos tanto quieren. Los que adoran a los ídolos son unos ciegos y estúpidos.


Porque tú, Dios nuestro, eres un Dios misterioso, el Dios salvador de Israel.


Pero al pueblo de Israel lo salvarás para siempre y nunca más se llenará de vergüenza ni volverá a ser humillado.


Reuníos, pues, y acercaos los que habéis escapado con vida. No seáis como la gente ignorante que carga ídolos de madera y ora a dioses que no pueden salvar.


¿Quién es ese que llega desde Bosrá, la capital del reino de Edom, con las ropas teñidas de rojo? ¿Quién es ese que viene vestido de fiesta y avanza con una fuerza irresistible? Soy yo, el Dios de Israel, yo que anuncio la victoria y tengo poder para salvar.


¡Tú eres nuestro padre! Aunque Abrahán no nos reconozca, ni Jacob se acuerde de nosotros, tú eres nuestro Dios y nuestro padre; ¡siempre has sido nuestro salvador!


Solo tú, Dios mío, mereces mis alabanzas. ¡Devuélveme la salud, dame salvación! Así viviré feliz y en paz.


Los altares y las imágenes de Astarté que vosotros levantasteis junto a los grandes árboles y en las altas colinas es algo que hasta vuestros hijos recuerdan. Habéis pecado sin límite en todo vuestro territorio; por eso entregaré a vuestros enemigos todos vuestros bienes y riquezas.


Cuando Josías era rey, Dios me dijo: —Jeremías, ¿te has fijado en lo que ha hecho mi pueblo Israel? Se ha comportado como una esposa infiel. En los santuarios de las colinas y bajo la sombra de cualquier árbol adora a dioses extraños.


El Dios de Israel dice: ¡Cantad alegres, israelitas! ¡Cantad a la más importante entre todas las naciones! Y en vuestras alabanzas decid: «¡Tú, Dios nuestro, nos salvaste! ¡Salvaste a los pocos israelitas que aún quedábamos con vida!».


Cuando yo les entregué la tierra que había prometido darles, ellos hicieron pequeños templos en lo alto de las colinas y allí, bajo árboles frondosos, presentaban a los dioses falsos toda clase de ofrendas, provocando así mi ira.


Solo tendré compasión de los habitantes del reino de Judá. Yo mismo los salvaré, y para ello no necesito soldados a caballo ni arma alguna de guerra.


Vosotros los samaritanos no sabéis a quién adoráis. Pero nosotros los judíos sí sabemos a quién adoramos, porque el salvador saldrá de los judíos.


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