Biblia Todo Logo
Bib sou entènèt

- Piblisite -





Jeremías 3:22 - Biblia Lenguaje Básico

22 ¡Volved conmigo, hijos rebeldes, y yo os convertiré en hijos obedientes! Y nosotros te hemos respondido: Dios nuestro, aquí nos tienes. A ti volvemos, porque eres nuestro Dios.

Gade chapit la Kopi


Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

22 Convertíos, hijos rebeldes, y sanaré vuestras rebeliones. He aquí nosotros venimos a ti, porque tú eres Jehová nuestro Dios.

Gade chapit la Kopi

Biblia Nueva Traducción Viviente

22 «Vuelvan a mí, hijos descarriados —dice el Señor—, y les sanaré el corazón extraviado». «Sí, ya vamos —responde el pueblo—, porque tú eres el Señor nuestro Dios.

Gade chapit la Kopi

Biblia Católica (Latinoamericana)

22 ¡Vuelvan, hijos rebeldes, que los voy a sanar de su rebelión! 'Aquí estamos de vuelta junto a ti, porque tú eres Yavé, nuestro Dios.

Gade chapit la Kopi

La Biblia Textual 3a Edicion

22 ¡Volveos, oh hijos apóstatas, Y sanaré vuestras apostasías! ¡Henos aquí! Hemos venido a ti, Porque Tú, oh YHVH, eres nuestro Dios.

Gade chapit la Kopi

Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 Convertíos, hijos rebeldes, curaré vuestras rebeldías. Aquí estamos: venimos a ti; pues tú, Yahveh, eres nuestro Dios.

Gade chapit la Kopi




Jeremías 3:22
21 Referans Kwoze  

¡Vamos, date prisa y llévame contigo! ¡Llévame ya a tus habitaciones, rey de mi vida! Por ti haremos fiesta, por ti estaremos alegres; nos olvidaremos del vino y disfrutaré de tus caricias. ¡Con razón las mujeres te aman tanto!


Así dice Dios: «Oye cielo y escucha tierra, he criado y educado hijos, pero ellos se han rebelado contra mí.


Pero vosotros, israelitas, los que un día me ofendisteis, ¡volved a obedecerme!


A causa de tu pecado por un tiempo estuve irritado contigo; entonces te castigué y me alejé de ti. Pero tú, obedeciendo tus caprichos, seguiste rebelándote contra mí.


Así que dirígete al norte y anuncia este mensaje: Israel, pueblo infiel, ¡vuélvete a mí! No voy a mantener mi enfado para siempre, y te recibiré con los brazos abiertos, porque soy un Dios bondadoso. Tan solo te pido que reconozcas tu culpa, que admitas que te rebelaste contra mí, que no has querido obedecerme, y que bajo la sombra de cualquier árbol frondoso has adorado a otros dioses. Soy yo, Dios, quien lo asegura.


Pero a ti te curaré las heridas. No importa que todos te desprecien y te llamen «Ciudad abandonada».


He oído cómo los israelitas se quejaban amargamente y me decían con dolor: «Dios de Israel, ¡tú eres nuestro Dios! Éramos como un toro salvaje, pero tú conseguiste domarnos y nosotros nos dejamos domar. ¡Haz que nos convirtamos a ti!


Sin embargo, más adelante les devolveré la paz y la tranquilidad y los haré disfrutar de una vida segura.


Pues bien, israelitas, esto es lo que yo os digo: Si queréis convertiros a mí, solo tenéis que dejar esos ídolos despreciables y así no tendréis que apartaros de mí.


Israelitas, yo os juzgaré de acuerdo con vuestra conducta. Yo soy el Dios de Israel y os aseguro que si dejáis de portaros mal y os apartáis de vuestras maldades, no sufriréis las consecuencias de vuestros pecados.


de mi parte que yo no quiero que muera el malvado. Lo que quiero es que abandone su mala conducta y siga viviendo. Cambiad, pues, israelitas, vuestra mala conducta y no tendréis que morir.


Así dice Dios a su pueblo: «Israel, yo soy tu Dios; no tienes otro salvador». Yo he sido tu único Dios desde que estabas en Egipto.


Castigaré a Samaría, porque su gente se rebeló contra mí. Sus habitantes morirán en la batalla, a sus niños los estrellarán contra el suelo y destrozarán el vientre de las embarazadas.


Asiria no puede salvarnos, ni nosotros podremos escapar a caballo: así que no volveremos a adorar a dioses que hemos fabricado. Solo en ti, Dios nuestro, encuentra el huérfano ternura».


Ya mi enfado se ha calmado. Haré que no vuelvan a ser rebeldes mostrándoles todo mi amor sin pedirles nada.


Volverán los que habitaban a su sombra, harán crecer de nuevo el trigo, florecerán como las viñas y serán famosos como el vino del Líbano.


Después de esto, se arrepentirán y volverán a obedecer a Dios, pedirán sus bendiciones y seguirán el ejemplo del rey David.


Pero ahora —así lo afirma Dios— arrepentíos de vuestra mala conducta y cambiad vuestra manera de vivir. Llorad, ayunad y vestíos de luto.


Swiv nou:

Piblisite


Piblisite