Jeremías 29:18 - Biblia Lenguaje Básico18-20 En cuanto a vosotros, los que fuisteis llevados prisioneros de Jerusalén a Babilonia, ¡obedeced de una vez por todas mi palabra! Hasta ahora no habéis hecho caso de los mensajes que, una y otra vez, os he enviado por medio de mis siervos los profetas. Por eso, os perseguiré con guerras, hambre y enfermedades. Cuando os vean todas las naciones adonde yo os mande, sentirán horror, mientras vosotros seréis objeto de burla y de maldición! Soy yo, Dios, quien lo asegura. Gade chapit laPlis vèsyonBiblia Reina Valera 196018 Los perseguiré con espada, con hambre y con pestilencia, y los daré por escarnio a todos los reinos de la tierra, por maldición y por espanto, y por burla y por afrenta para todas las naciones entre las cuales los he arrojado; Gade chapit laBiblia Nueva Traducción Viviente18 Sí, los perseguiré con guerra, hambre y enfermedad, y los esparciré por todo el mundo. En cada nación por donde los envíe los convertiré en objeto de condenación, horror, desprecio y burla. Gade chapit laBiblia Católica (Latinoamericana)18 Los perseguiré con la espada, el hambre y la peste. Producirán terror a todos los reinos de la tierra, y serán motivo de maldición, de admiración, de burla y de risa para todas las naciones adonde los arroje. Gade chapit laLa Biblia Textual 3a Edicion18 Los perseguiré con la espada, el hambre y la peste, y los convertiré en objeto de horror para todos los reinos de la tierra, en maldición, espanto, burla y afrenta entre todas las naciones donde los habré arrojado; Gade chapit laBiblia Serafín de Ausejo 197518 Los perseguiré con la espada, el hambre y la peste, y los convertiré en terror para todos los reinos de la tierra, en maldición, horror, rechifla y oprobio en todas las naciones adonde los habré expulsado, Gade chapit la |
voy a enviar contra vosotros a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y a todos los pueblos del norte. Ese rey está a mi servicio, así que lo enviaré contra esta nación y sus habitantes, y contra los pueblos de alrededor. Voy a destruirlos por completo; voy a convertirlos en un montón de ruinas, en objeto de horror y de burla. Soy yo, Dios, quien lo asegura.
Vosotros no me habéis obedecido, no habéis cumplido el compromiso de dejar libres a vuestros compatriotas que teníais como esclavos. Pues bien, yo sí voy a permitir que la guerra, las enfermedades y el hambre actúen libremente contra vosotros, que os convertiréis en motivo de espanto para todas las naciones de la tierra. Recordad que cuando hicisteis el pacto conmigo, lo confirmasteis con la ceremonia de partir un novillo en dos partes pasando luego por entre las dos mitades, mientras decíais: «Que Dios haga lo mismo con nosotros si no cumplimos el pacto».
Pero llegó el momento en que Dios ya no pudo aguantar más vuestra mala conducta ni las cosas odiosas que hacíais. Por eso vuestro país ha quedado convertido en un desierto horrible, en un montón de ruinas donde nadie vive, en objeto de horror y de maldición para todos sus vecinos. ¡Y esto es así hasta el momento presente!
Sin embargo, yo dejaré con vida a algunos de los que consigan escapar de la espada cuando sean llevados a otras naciones de la tierra. Cuando estén en esas naciones adonde han sido deportados, se acordarán de mí al ver el castigo que he tenido que darles por haberme sido infieles y haber adorado a los ídolos. Entonces se darán cuenta de lo mal que se portaron y se les revolverá el estómago al acordarse de su odiosa conducta.
Cuando vuestros enemigos vengan a atacaros, os prepararéis para responder el ataque, pero acabaréis huyendo en desorden y seréis derrotados por completo. Vuestros cadáveres quedarán tendidos por el suelo, y nadie podrá impedir que los devoren las fieras y los buitres. Al ver esto, los demás países se espantarán.