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Jeremías 27:5 - Biblia Lenguaje Básico

5 Con mi gran poder hice la tierra, y a las personas y a los animales que viven en ella. Yo decido quién la gobierna.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Yo hice la tierra, el hombre y las bestias que están sobre la faz de la tierra, con mi gran poder y con mi brazo extendido, y la di a quien yo quise.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 ‘Yo hice la tierra, la gente y cada animal con mi gran fuerza y brazo poderoso. Estas cosas me pertenecen y puedo dárselas a quien yo quiera.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Yo hice, con mi gran poder y con mis intervenciones, la tierra, el hombre y los animales que existen sobre ella, y los doy a quien se me antoje.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Yo hice la tierra, el hombre y las bestias que están sobre la faz de la tierra con mi gran poder y con mi brazo extendido, y a quien me parece conveniente la doy.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 yo hice la tierra, al hombre y a los animales que hay sobre la superficie de la tierra, con mi gran potencia y con mi brazo extendido, y la doy a quien parece bien a mis ojos.

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Jeremías 27:5
54 Referans Kwoze  

Dios hizo los animales salvajes, los animales domésticos y los reptiles.


«Esto dice Ciro, rey de Persia: “El Dios de los cielos, que es dueño de todo, me hizo rey de todas las naciones y me encargó que le construya un Templo en la ciudad de Jerusalén, que está en la región de Judá.


También les diste reinos y territorios. Conquistaron Jesbón y Basán, que eran gobernados por los reyes Og y Sijón.


Entonces le rogué: «Tus años, Dios mío, no tienen fin; ¡no me lleves en plena juventud!


Los dioses de otras naciones son dioses falsos, pero nuestro Dios hizo los cielos.


Yo hice en seis días el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos. Pero el séptimo día descansé. Por eso bendije ese día y lo declaré un día santo.


Así que vete y diles a los israelitas que yo soy su Dios, el que les va a liberar de la opresión de los egipcios y les va a librar de la esclavitud que ahora tienen que soportar; diles que con gran poder los rescataré y que castigaré duramente a los egipcios.


Dios ha dicho a su fiel servidor: «Yo soy el creador del cielo; yo soy quien formó la tierra y todo lo que en ella crece; yo soy quien da vida y aliento a todos sus habitantes.


Esto dice Dios, tu salvador, el que te formó en el vientre de tu madre: «Yo soy Dios, el creador de todas las cosas; yo extendí el cielo y afirmé la tierra sin que nadie me ayudara.


Yo hice la tierra y a sus habitantes, yo extendí el cielo con mis manos y allí coloqué los astros.


Con mi poder hice el cielo y la tierra: con solo pronunciar sus nombres, comenzaron a existir.


No olvidéis que yo soy vuestro creador, yo soy el que extendió los cielos y afianzó la tierra. No temáis al enemigo que con furia quiere destruiros. Frente a mi poder toda su furia desaparece.


—Dios de Israel. Tú, con tu extraordinario poder, has creado el cielo y la tierra. ¡No hay nada que tú no puedas hacer!


Con su poder y su sabiduría, Dios hizo la tierra y fundó el universo; con su inteligencia extendió los cielos.


Los ángeles de Dios han tomado una decisión, sus santos han decidido castigarlo. Así todo el mundo sabrá que solo el Dios altísimo gobierna a todos los reinos. Hace rey a quien él quiere, y hace jefe de un país a la persona más sencilla».


El árbol grande y poderoso que viste en tu sueño eres tú mismo. Te has hecho tan poderoso que tu grandeza ha llegado hasta el cielo. Y así como el árbol tenía ramas verdes que servían de refugio a los animales del campo y anidaban los pájaros del cielo, y todos comían de su fruta, así también tu poder, oh rey, se ha extendido por toda la tierra y tu grandeza ha crecido hasta llegar a lo alto del cielo.


ya no vivirás con la gente, sino que vivirás con los animales y comerás hierba como ellos. Te empapará el rocío del cielo y así permanecerás durante siete años. Al final de esos siete años, tendrás que reconocer que solo el Dios altísimo gobierna todos los reinos del mundo y que solo él puede hacer rey a quien él quiere.


Lo que Daniel le dijo al rey Nabucodonosor se hizo realidad.


El Dios altísimo dio un reino muy grande y poderoso a tu padre, el rey Nabucodonosor. Todas las naciones lo respetaban y reconocían su grandeza. También le tenían miedo, porque él decidía a quién matar y a quién dejar con vida, a quién humillar y a quién poner en un lugar importante.


—Ciudadanos, ¿por qué hacéis esto? Nosotros no somos dioses, somos simples hombres, como vosotros y hemos venido a anunciaros la buena noticia para que dejéis de hacer esas tonterías y os convirtáis a Dios que ha hecho el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos.


Es el Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él; es el dueño del cielo y de la tierra, y no vive en templos hechos por seres humanos.


A partir de una sola persona, hizo que las diversas razas humanas poblaran la superficie de la tierra, señalando a cada nación cuándo y dónde debía vivir.


Pero nos dijo también que no atacáramos a los amonitas, pues son descendientes de Lot y no se nos iba a dar nada de ese territorio ya que el propio Dios ya se lo había dado a ellos.


Los zonzonitas eran un pueblo numeroso, con gente tan alta como los gigantes anaquitas. Dios hizo que fueran derrotados los amonitas, quienes se quedaron para siempre con su territorio.


Fue entonces cuando Dios nos ordenó no atacar a los moabitas, que son descendientes de Lot. Nos dijo, además, que tampoco nos daría ni un pedazo de la región de Ar, pues ese territorio les pertenece.


Cuando Dios dividió la humanidad en diferentes pueblos y naciones, cuando asignó a cada pueblo su propio territorio según el número de los hijos de Israel.


Cuando hayáis ocupado esa tierra, y tengáis hijos y nietos, no os fabriquéis ídolos, ni mucho menos los adoréis. Estaríais cometiendo un terrible pecado, y provocaríais la ira de Dios.


Dios sacó de Egipto a vuestros antepasados, y así os demostró su gran amor y su gran poder. Por luchar en vuestro favor, hizo grandes milagros y sembró el pánico entre los demás países. Si Dios os rescató, fue para que llegarais a ser su propio pueblo. Ningún otro pueblo ha oído la voz de Dios, y mucho menos ha vivido para contarlo. Pero vuestro Dios os habló desde el cielo, para poneros en el camino correcto. Aquí en la tierra, os habló desde el fuego, y sin embargo habéis seguido con vida. Y cuando os pusisteis en marcha, Dios os abrió paso; destruyendo a países más grandes y poderosos que vosotros, para entregaros la tierra que ahora vais a recibir. Si miráis al pasado, veréis que nunca antes sucedió algo parecido a lo que ahora sucede con vosotros. Y todo ello sucede para que os deis cuenta de que vuestro Dios es verdadero, y es el único Dios.


Honra a tu padre y a tu madre. Así te irá bien, y podrás vivir muchos años llenos de felicidad en la tierra que te voy a dar.


A pesar de todo, Dios mío, ellos son tu pueblo, el pueblo que sacaste de Egipto con tu gran poder.


Por medio de él todo ha sido creado, lo que hay en el cielo y lo que hay en la tierra, las cosas que son visibles y las que no lo son; y también ha creado los seres que tienen dominio, autoridad y poder. Todo lo ha creado Dios por Cristo y para Cristo.


Pero ahora, en estos últimos tiempos, Dios nos lo ha comunicado por medio de su Hijo. Porque por medio de él Dios creó el universo y lo hizo dueño de todas las cosas.


—Señor y Dios nuestro: tú mereces que te alaben, que te llenen de honores y que admiren tu poder. Porque tú creaste todo lo que existe; gracias a ti, todo fue creado.


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