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Jeremías 26:13 - Biblia Lenguaje Básico

13 Así que más os vale obedecer a nuestro Dios, y mejorar vuestra conducta. Si de verdad lo hacéis así, Dios no os castigará.

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Biblia Reina Valera 1960

13 Mejorad ahora vuestros caminos y vuestras obras, y oíd la voz de Jehová vuestro Dios, y se arrepentirá Jehová del mal que ha hablado contra vosotros.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 pero si ustedes dejan de pecar y comienzan a obedecer al Señor su Dios, él cambiará de parecer acerca del desastre que anunció contra ustedes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 Ahora bien, corrijan su conducta y mejoren sus obras, escuchen la voz de Yavé, y él no ejecutará el mal con que los amenaza.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 Ahora pues, enmendad vuestros caminos y vuestras obras, y escuchad la voz de YHVH vuestro Dios, para que YHVH desista de haceros el mal que ha predicho contra vosotros.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 Ahora, pues, enmendad vuestra conducta y vuestras obras y escuchad la voz de Yahveh, vuestro Dios, para que Yahveh se arrepienta del mal que ha predicho contra vosotros.

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Jeremías 26:13
21 Referans Kwoze  

Entonces Dios se calmó y decidió no aplicar al pueblo el castigo con que le había amenazado.


Si obedecéis y me hacéis caso, comeréis de lo mejor de la tierra.


Arrepentíos, pues, y convertíos a Dios que es compasivo y está siempre dispuesto a perdonar. «Que abandonen los malvados sus proyectos y los criminales su mala conducta.


Este pacto es el mismo que hice con vuestros antepasados, cuando los saqué de Egipto, país que parecía un horno para fundir hierro. Yo les pedí que obedecieran todos mis mandamientos y de esa manera ellos serían mi pueblo y yo sería su Dios.


Y ahora, Jeremías, advierte a la gente de Judá y a los que viven en Jerusalén que yo, el Dios de Israel, voy a enviarles un desastre. Diles que dejen de comportarse mal y que cambien su conducta.


Pero si esa nación deja de hacer lo malo, entonces también yo renunciaré a castigarlos tal como pensaba hacerlo.


Y aunque Miqueas dijo esto, no lo mataron. Al contrario, el rey y el pueblo se humillaron ante Dios, y Dios los perdonó. Pero si nosotros matamos a Jeremías, Dios nos castigará.


Si te hacen caso y dejan de hacer lo malo, entonces ya no los castigaré como había pensado hacerlo.


Os he enviado una y otra vez a los profetas, mis servidores, para que os convirtierais y no dierais culto a otros dioses. Os he pedido que me obedezcáis para que podáis vivir en la tierra que os prometí a vosotros y a vuestros antepasados. Sin embargo, vosotros os habéis empeñado en no hacerme caso.


Tal vez los de Judá cambien su mala conducta cuando se enteren de los terribles castigos que pienso enviarles. Si lo hacen, yo les perdonaré sus horribles pecados.


Jeremías aseguró al rey: —Dios ha dicho que si el rey obedece, todo saldrá bien y esos judíos no le harán ningún daño.


que os quedéis a vivir en esta tierra, y os promete que no volverá a destruiros, sino que os bendecirá. ¡Le duele mucho haber tenido que castigaros!


de mi parte que yo no quiero que muera el malvado. Lo que quiero es que abandone su mala conducta y siga viviendo. Cambiad, pues, israelitas, vuestra mala conducta y no tendréis que morir.


Tal vez Dios decida perdonarnos. Tal vez nos bendiga de nuevo y nos dé en abundancia vino y cereal para las ofrendas.


Si lo hacemos así, tal vez a Dios se le pase el enfado y no nos destruya».


Muy molesto, le dijo a Dios: —¿No era esto lo que yo pensé que harías cuando aún estaba en mi tierra? Por eso quise huir lejos de ti y dirigirme a Tarsis. Yo sé que eres un Dios muy bueno; te compadeces de todos y te cuesta enfadarte. Es tan grande tu amor que, cuando dices que vas a castigar, después cambias de opinión y no lo haces.


Cuando ya no tengamos fuerzas, nuestro Dios nos defenderá; cuando él nos vea reducidos a nada, tendrá compasión de nosotros


Así, una vez que Cristo hizo todo lo que Dios le mandó, se convirtió en el salvador que da vida eterna a todos los que le obedecen.


Dios ayudaba a los jefes que él ponía. Mientras ese jefe vivía, Dios salvaba a los israelitas de sus enemigos, porque se compadecía de ellos al oírlos quejarse de sus sufrimientos.


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