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Jeremías 23:25 - Biblia Lenguaje Básico

25 He oído las mentiras de esos profetas que en mi nombre afirman haber tenido una visión.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

25 Yo he oído lo que aquellos profetas dijeron, profetizando mentira en mi nombre, diciendo: Soñé, soñé.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

25 «He oído a estos profetas decir: “Escuchen el sueño que Dios me dio anoche”. Y después pasan a decir mentiras en mi nombre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

25 Me he puesto a escuchar lo que dicen los profetas que profetizan en mi nombre falsamente; sus palabras son: '¡He tenido un sueño, he tenido un sueño!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

25 He oído lo que dicen los tales profetas que profetizan mentiras en mi Nombre, diciendo: ¡He tenido un sueño, he tenido un sueño!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

25 Oí lo que dijeron los profetas que profetizan en mi nombre mentira: '¡He tenido un sueño! ¡He tenido un sueño!'.

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Jeremías 23:25
24 Referans Kwoze  

Un día José tuvo un sueño. Cuando se lo contó a sus hermanos, lo odiaron aún más;


José tuvo otro sueño y también se lo contó a sus hermanos. Les dijo: —Este es el otro sueño que he tenido: esta vez el sol, la luna y once estrellas se inclinaban ante mí.


Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto; ¡aunque esté lejos de ti, me lees los pensamientos!


Todavía no he dicho nada, y tú ya sabes lo qué voy a decir.


Vosotros, habitantes de Jerusalén, sois todos unos idólatras: habéis adorado a dioses falsos en los campos y en las colinas; habéis sido un pueblo infiel. Yo lo he visto y por eso os digo: «¿Hasta cuándo seguiréis sin cambiar?».


Dios me contestó: —Esos profetas que dicen hablar de mi parte, son unos mentirosos. Yo no los he enviado, ni les he dado ninguna orden. Es más, ni siquiera he hablado con ellos. Sus mensajes son una mentira, ¡un invento de su propia imaginación! Dicen que no habrá guerra ni hambre en este país, pero yo les digo que ellos mismos morirán de hambre o víctimas de la guerra. No solo ellos morirán, sino también sus esposas, sus hijos y sus hijas. Sus cadáveres quedarán tirados por las calles de Jerusalén y no habrá nadie que los entierre. ¡Así les haré pagar su maldad!


Yo estoy enterado de todo lo que ellos hacen, pues no hay nada que yo no sepa. No me pueden ocultar ninguno de sus pecados.


Yo, el Dios de Israel, les digo: si un profeta tiene un sueño, que lo cuente; si recibe un mensaje de mi parte, que lo comunique al pie de la letra. ¡Pero que no mezclen la verdad con la mentira!


y cuentan sueños engañosos que no hacen ningún bien a mi pueblo. Dicen que yo les envié, pero no es verdad y lo único que hacen es conducir al error a mi pueblo con sus fantasías y mentiras. Soy yo, Dios, quien lo asegura.


No os dejéis engañar por esos profetas y adivinos que viven entre vosotros, y que usan mi nombre para anunciar sus mentiras. No creáis en los sueños que dicen tener. Os aseguro que yo no los he enviado.


Los he escuchado con mucha atención, pero no hay quien diga la verdad, ni quien se arrepienta de su maldad. ¡Nadie admite que ha hecho mal! Todos hacen lo que les da la gana, ¡parecen caballos fuera de control!


Jamás tus profetas te dijeron la verdad; te hicieron creer en mentiras y no señalaron tu maldad para que cambiara tu suerte. Solo te hicieron anuncios seductores, pero completamente engañosos.


Tus profetas creen que pueden engañarme. Aseguran hablar de mi parte y repetir mis palabras, pero eso es mentira porque yo nunca les he hablado.


Y si alguien quiere engañaros, diciendo que habla de mi parte, el padre y la madre que lo tuvieron lo condenarán a morir e incluso ellos mismos le darán muerte.


les dijo: —Oídme bien. ¿Cómo os atrevéis a criticar a Moisés, mi siervo? Sabéis que cuando yo quiero deciros algo por medio de un profeta, le hablo por medio de visiones y de sueños. Pero con Moisés, que es el más fiel de todos mis siervos, hablo cara a cara. A él le digo las cosas claramente y dejo que me vea.


Lo que digáis en la oscuridad, se sabrá a plena luz del día; lo que digáis en secreto, lo llegará a saber todo el mundo.


Por eso, no culpéis a nadie antes de que Jesucristo vuelva. Cuando él venga, dará a conocer todo lo que está oculto y todo lo que piensa cada uno de nosotros. Entonces Dios nos dará a cada uno el premio que merezcamos.


Nada de lo que Dios ha creado está oculto a los ojos de Dios que todo lo ve con claridad, y ante él seremos responsables de todo lo que hemos hecho.


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