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Jeremías 23:16 - Biblia Lenguaje Básico

16 En cuanto a vosotros, israelitas, así os dice el Dios del universo: Esos profetas son unos mentirosos, ¡no les hagáis caso! Yo no les he comunicado ningún mensaje, y los sueños que dicen haber tenido son puro invento de ellos.

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Biblia Reina Valera 1960

16 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan; os alimentan con vanas esperanzas; hablan visión de su propio corazón, no de la boca de Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales a su pueblo: «No escuchen a estos profetas cuando ellos les profeticen, llenándolos de esperanzas vanas. Todo lo que dicen son puros inventos. ¡No hablan de parte del Señor!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Esto dice Yavé: No escuchen las palabras de estos profetas que profetizan para ustedes, porque los engañan contándoles las visiones de su propia imaginación y no lo que sale de la boca de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Así dice YHVH Sebaot: No escuchéis a los profetas que os profetizan: Os llenan de vanas esperanzas, Visión sacada de su propio corazón, No de la boca de YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Así dice Yahveh Sebaot: 'No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan, porque os engañan: os cuentan la visión de su fantasía, no la de la boca de Yahveh.

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Jeremías 23:16
26 Referans Kwoze  

Sedecías, hijo de Quenaná, se había hecho unos cuernos de hierro y gritaba: —Dios ha dicho que con estos cuernos Ajab atacará a los sirios hasta destruirlos.


Despreciaron tanto los mandamientos como el pacto que Dios había hecho con el pueblo de Israel. Adoraron ídolos que no valían nada, y por eso ellos mismos se convirtieron en gente sin valor. Imitaron a las naciones vecinas, aunque Dios les había prohibido hacerlo.


Entonces el rey de Israel reunió a los profetas, que eran alrededor de cuatrocientos, y les preguntó: —¿Debo atacar a Ramot de Galaad para recuperarla? Los profetas contestaron: —Atácala, porque Dios te la va a entregar.


Si rechazas, hijo mío, la sana enseñanza, te apartarás de los sabios consejos.


Dios me contestó: —Esos profetas que dicen hablar de mi parte, son unos mentirosos. Yo no los he enviado, ni les he dado ninguna orden. Es más, ni siquiera he hablado con ellos. Sus mensajes son una mentira, ¡un invento de su propia imaginación! Dicen que no habrá guerra ni hambre en este país, pero yo les digo que ellos mismos morirán de hambre o víctimas de la guerra. No solo ellos morirán, sino también sus esposas, sus hijos y sus hijas. Sus cadáveres quedarán tirados por las calles de Jerusalén y no habrá nadie que los entierre. ¡Así les haré pagar su maldad!


Esos profetas se empeñan en hablar aunque yo no los he enviado ni les he comunicado ningún mensaje.


¿Hasta cuándo van a seguir mintiendo y se van a creer sus propias fantasías?


No os dejéis engañar por esos profetas y adivinos que viven entre vosotros, y que usan mi nombre para anunciar sus mentiras. No creáis en los sueños que dicen tener. Os aseguro que yo no los he enviado.


Dios responde que esto le ha pasado a su pueblo porque no le obedecieron ni vivieron de acuerdo con sus enseñanzas.


«La muerte entró en nuestros palacios; se metió por nuestras ventanas, aniquiló a los niños que jugaban en la calle, a los jóvenes que se reunían en las plazas.


¡Adiós, maestros de la Ley! Tampoco quedan profetas que reciban visiones de parte de Dios. El rey y sus príncipes viven entre paganos. La ciudad quedó desprotegida, pues Dios derribó sus puertas.


¿Dónde están esos profetas de Israel que le daban falsos mensajes a Jerusalén? ¿Dónde están los que aseguraban que todo estaba bien, cuando en realidad todo estaba mal? Yo soy el Dios de Israel y cumpliré mi palabra.


Por eso no volveréis a dar mensajes falsos, ni a practicar la hechicería. Yo libraré a mi pueblo de vuestra influencia y entonces tendréis que reconocer que yo soy el Dios de Israel.


Todo lo que anunciáis es mentira; es solo producto de vuestra imaginación. Aseguráis hablar de mi parte, pero eso es mentira: yo nunca os he pedido que habléis en mi nombre. ¿Y todavía esperáis que se cumplan vuestras palabras?


Tus profetas creen que pueden engañarme. Aseguran hablar de mi parte y repetir mis palabras, pero eso es mentira porque yo nunca les he hablado.


Y es que solo seríais felices con profetas mentirosos que os dijeran: «si nos dais vino y licor, profetizaremos a favor vuestro».


¡Cuidado con esos mentirosos que dicen hablar de parte de Dios! Ellos se presentarán ante vosotros tan inofensivos como ovejas, pero en realidad son tan peligrosos como lobos feroces.


ya que ha conocido a Dios, pero no lo respeta ni le da las gracias. No piensa más que en hacer lo malo y en puras tonterías.


Queridos hermanos, no creáis a todos los que dicen que tienen el Espíritu de Dios. Ponedlos a prueba, para ver si son lo que dicen ser. Porque el mundo está lleno de falsos profetas.


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